El tiempo lo divide entre su despacho jurídico y los negocios. Juan José Maya es presidente de Viajes Amazonas, empresa representante de Celebrity Cruises y Royal Caribbean Cruises, y también gerencia el estudio Maya & Asociados, fundado en 1943 por su abuelo, Ignacio Maya Miño. Una familia de abogados que se ha caracterizado por representar a marcas internacionales y, desde hace cinco años, incursionar en la industria del turismo, con Royal Caribbean.
No solo cuenta con una formación como abogado (especialista en empresas y derecho penal), sino que estudió administración de empresas. Tiene una fórmula de trabajo, hacerlo en conjunto con un equipo multidisciplinario, que aplica estrictas prácticas anticorrupción y prioriza la calidad de los servicios (sobre el crecimiento masivo de clientes). “Al principio fue complicado, pero rodeándonos de las personas adecuadas uno aprende a delegar ciertas cosas, para lograr el crecimiento de dos empresas que, aunque parecen distintas, tienen muchas similitudes”.
Con respecto a Viajes Amazonas, cuenta con 20 colaboradores, distribuidos en distintas ciudades del país, quienes brindan capacitación y soporte en ventas para los mayoristas y las agencias de turismo. Para Maya, los cruceros son una gran opción para vacacionar, ya que resulta económico visitar muchos destinos, recorriendo playas y puertos, con servicios de lujo. Asimismo, ha introducido en el mercado nacional, Celebrity Cruises, otra rama del grupo Royal Caribbean.
Son la primera empresa crucerista en el país y desde su llegada han crecido aproximadamente un 60 %. Según este abogado, la pandemia fue una época complicada, pero ayudó a demostrar que viajar a bordo de un crucero es una de las formas más seguras por sus protocolos de higiene y limpieza. Ecuador no es un puerto de salida. Estos viajes, en su mayoría, están en el Caribe, Europa y Asia. El año que viene se reforzarán las operaciones con cruceros para pasajeros que no requieren visa estadounidense. “Zarparemos desde Cartagena y Panamá. El primer barco saldrá en diciembre de 2023 y esperamos que nuestro trabajo se multiplique en 2024. Estamos felices de ofrecer este producto porque la emisión de visas estadounidenses en el país y Latinoamérica se vio afectada desde 2020”.
Entre esta vida de negocios y obligaciones, Maya tiene tres hijos que lo esperan en su hogar. Olaf (seis años), Jack (cuatro años) y Lola (cuatro años). Son tres perros pastor alemán que están en todo: desde almuerzos familiares hasta reuniones de trabajo.
“Nunca hemos concebido la vida sin perros, crecimos con las mascotas como una parte muy importante de nuestra vida. A pesar de que tengo un departamento en Miravalle, paso gran cantidad de tiempo aquí (casa de sus padres) con mis perros. Son los guardianes y la felicidad de todos. A mis papás no les gusta que se suban a los muebles, tienen todo cubierto, pero es imposible impedir que ingresen a la casa.
“Yo tenía una perrita que se llamaba Luna y me acompañaba hasta en la cuna. La verdad no recuerdo una vida sin perros. También, teníamos un golden retriever que vivió 17 años. Era una institución en la casa y solo le faltaba hablar. Nosotros llegábamos, nos quitaba la maleta y la dejaba en el cuarto. Cuando él falleció nos regalaron a Olivia (pastor alemán) y después llegó Olaf, con quien formó una familia y nos quedamos con dos de sus cachorros: Jack y Lola.
“Olivia falleció por un intento de robo en nuestra finca. Ella, por defender su territorio, atacó al ladrón y este le causó heridas que le costaron la vida. Era la alfa de la manada, tuvo diversas operaciones, pero sus órganos vitales estaban comprometidos y tuvimos que dormirle. Esto destrozó a Olaf, su novio eterno. Él no ha vuelto a tener ninguna relación y -a pesar de que tiene seis años- parece de 11. Nunca más volvió a ser feliz y desde ahí se dedicó a criar a sus hijos.
“Cada uno tiene su propia personalidad y construimos una gran relación de amistad. Siempre me acompañan a caminar, a estudiar, a ver películas… ¡Son muy locos! Nos tocó cubrir la acequia (que colinda con el cerramiento) porque se metían a bucear y aparecían en otras propiedades. Todos son muy queridos, pero Olaf es el favorito, es la cábala. No soy muy creyente en esas cosas, pero llevamos una estadística familiar donde pudimos evidenciar que cuando Olaf nos acompaña a ver los partidos oficiales, en su sillón favorito, Ecuador gana. Los encuentros que no pudimos disfrutar en casa, lamentablemente perdimos. Por esta razón, no voy al mundial y he decidido ver todos los partidos de Ecuador con él”. (I)