Los perros han estado presentes en la vida de Gabriel Solís Vinueza, partner de la firma Dentons Paz Horowitz, desde que tiene uso de razón. Su primera mascota, Picolina (french poodle), vivió por 14 años y nunca ha perdido el gusto por tener un compañero de cuatro patas. Solís tiene la costumbre de adoptar porque considera que hay demasiados animales en la calle, una convicción que le ha enseñado a su hija, Rafaela, de cuatro años. Ella escogió a Leia en una camada de Labradores. Una perrita que llegó a esta casa para llenarnos de alegrías a inicios de 2022. Yo quería una nueva compañera ya que mis dos perros (Lucas y Nala) viven con mi exesposa y mi hija. Ella los considera como sus hermanos y ahora son suyos.
Leia es la cuarta y última 'hija' de Solís. Tiene un carácter fuerte, es inquieta y no le gusta que ningún extraño se acerque a su 'papá'. Nos recibió en su hogar con cierto recelo y -definitivamente- no le gustan las fotografías. Se movía de un lugar a otro y pude constatar su habilidad para hacer huecos y esconder su hueso. Sabe dar la pata a cambio de algunas caricias. La verdad fue un reto enseñarle los trucos porque es muy traviesa. Cuando llegó destruyó todo el jardín. Le gusta comerse las plantas. Me tocó poner rejas para evitar que saque las flores. Se comió el sistema de riego y se electrocutó cuando llegó a los cables. Para desfogar toda esa energía asiste a una guardería canina, la recogen a las 7:30 am y regresa a las 15:30 pm. Mientras tanto, para no estar sola en la casa, se salta la puerta y visita las obras aledañas o a sus amigos de la urbanización. Leia espera que Solís regrese del trabajo para comer y descansar.
Sus jornadas son muy demandantes y mucho más ahora que asumió un nuevo reto profesional, al ingresar como socio en Dentons, la firma legal más grande del mundo, con presencia en 83 países, de los cinco continentes y cuyos orígenes se remontan a 1742 en Londres, Inglaterra. Desde 2013, Dentons comenzó un fuerte proceso de fusión para diversificar su oferta, sus mercados y llegar a construir una marca global. Esto le ha permitido aliarse con consorcios locales, que comprenden perfectamente los temas culturales y sociales, lo que representa una ventaja competitiva. En Ecuador varios bufetes quisieron calificarse para formar parte de esta red, pero finalmente eligieron en 2021 a Paz Horowitz Abogados, que contaba con más de 30 años de experiencia. Yo llegué hace tres meses y mi objetivo es conformar el área de infraestructura y alianzas público-privadas, además de apoyar en temas bancarios y corporativos.
Este quiteño se graduó de licenciado en Ciencias Jurídicas en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Estudió una especialización en Arbitraje y Mediación en la Universidad Andina Simón Bolívar. En 2012, realizó una maestría en la Universidad Carlos III en Madrid sobre Asesoría Jurídica de Empresas. También cuenta con un diplomado en International Business Law Practice en el INIDEM Business Law School (Miami). Desde pequeño tuve una fascinación por esta carrera gracias a mi abuelo materno, Wilfrido Vinueza, quien fue abogado y juez durante muchos años. Admiraba la forma en la que ejercía la profesión, era un abogado muy respetable y eso me llevó a consolidar este deseo. Al principio, me gustaba la carrera diplomática, pero con la práctica diaria me incliné por la parte empresarial y corporativa. En algún momento pensé estudiar Ingeniería Mecánica, me encanta armar y desarmar cosas (dice entre risas).
A los 20 años Solís consiguió su primer trabajo, como pasante, en la firma Noboa, Peña, Larrea y Torres Abogados. Cuando regresó del extranjero se desempeñó, hasta 2016, como Director del Área Corporativa en este estudio. Después, ingresó a la Superintendencia de Bancos como Director de Trámites Legales. Estaba encargado de la aprobación de todos los actos societarios de las entidades del sistema financiero nacional y pude conocer mucho sobre derecho bancario. En 2017, fue contratado por uno de los grupos de construcción más grandes del país para formar su departamento jurídico. Durante seis años, se especializó en derecho de infraestructura y alianzas público-privadas en Ecuador y en la región, llevando el 90 % de los temas legales de manera in house.
Este año ha sido de grandes cambios para este abogado de 37 años, amante de las caminatas y los paseos a campo abierto con todos sus hijos. Su llegada a Dentons ha marcado grandes oportunidades para su desarrollo profesional y personal. Mi deseo es fortalecer estas áreas dentro de la firma y sobre todo lograr grandes proyectos en sectores estratégicos que dinamicen la economía. Al momento, Dentons factura US$ 3,5 millones al año y cuentan con 60 abogados y 35 personas administrativas en sus dos oficinas, en Quito y Guayaquil. (I)