Se siente el buen ambiente apenas se ingresa a Tinta Café, es un sitio alegre y acogedor. Hay un murmullo permanente de voces, de gente departiendo por la mañana, pero sin que moleste a otros. Tiene un estilo moderno donde se ha cuidado cada detalle. Del tumbado cuelgan unas lámparas negras con luces cálidas. La madera destaca en las sillas, en las paredes y en dos rincones de sillonería elegante, junto a unos estantes con libros que los comensales pueden hojear, mientras esperan sus platillos. La sensación es estar en casa.

Hay una barra de madera, de varios metros, donde se coloca el bufé cerca del mediodía y es uno de los atractivos para ejecutivos que trabajan en las oficinas y estudios de Plaza Lagos y de zonas aledañas en Samborondón. Eso se complementa con una atención personalizada de un equipo de meseros, que conoce a muchos clientes asiduos. 

Tinta Café tuvo un giro hace cinco años cuando pasó a ser propiedad de Daniela Orcés, una empresaria guayaquileña que emprendió muy jovencita en el negocio de alimentos. Dejó sus estudios de Administración de Alimentos, Hotelería y Bebidas y hace 15 años decidió comprar Centralimentos. Tiene 37 años y es la CEO de esta empresa de catering industrial. En esa época ofrecía a diario 2.000 servicios de almuerzos, desayunos y cenas para industrias locales. Actualmente el número de servicios es de 10.000 diarios. 

“Centralimentos es la empresa madre y se presentó la oportunidad de comprar Tinta Café. Decidimos cambiarle el concepto de un sitio donde se compraba libros, los que dejamos son para que los comensales puedan leerlos pero no se venden, y remodelamos la cafetería. Quisimos convertirla en una estación de encuentro, es el lugar a donde vienes varias veces en la semana, para una reunión de trabajo, con amigos, a tomar un champán o un café, a desayunar con la familia, a una cita con empresarios. El Tinta lunch es muy práctico para los ejecutivos, self-service, vienen, se sirven y pueden regresar rápidamente al trabajo”. 

El lugar tiene dos plantas y capacidad para 150 personas. La parta alta es ideal para baby shower, conferencias, matrimonios, cumpleaños. Las arquitectas Alexa Altgelt y Diana Wolsey estuvieron a cargo del diseño y la remodelación. “Captaron rápidamente lo que quería, imaginaba así este lugar, de encuentro, súper cálido, donde sientes que te transportas con los colores, con materiales como madera y mármol de Carrara”, dice. 

 La inversión ascendió a US$ 400.000, eso incluye la compra de la marca, la remodelación integral, el equipamiento y todas las exigencias normativas. Y dice que esa inversión ya la pagó.

Daniela tiene planes en grande para expandir Tinta Café a otros locales y traspasar las fronteras. Acabó de abrir, en septiembre de 2022, un nuevo local en la calle Junín, entre Panamá y Malecón, en pleno centro de Guayaquil, donde crece un nuevo distrito gastronómico. Es más pequeño que la matriz de Plaza Lagos, pero tiene el mismo concepto y menú. La inversión fue de US$ 100.000. 

Para el segundo semestre de 2023, los planes son que funcionen dos cafeterías más. Una en la plaza de Vista San Eduardo, en Ceibos, en Guayaquil, y la otra en plaza Buijo City, en el nuevo Samborondón. La inversión de los dos locales ascendería a US$ 400.000, US$ 200.000 cada uno. Otro proyecto es trasladar Tinta Café a Miami y a Madrid para 2024, para eso planifica tener un socio y que los locales sean pequeños. 

“La comida ecuatoriana es muy rica, hay mucho latino que la aprecia y cuando viene a Ecuador, la gente que migró, busca estos sitios. Y ahora es más fácil llevar los productos congelados, el verde y otros ingredientes. Tengo el sueño de expandir la marca porque hay muchos ecuatorianos en el mundo y es un gran desafío”. 

Moros, tigrillos, piqueos

La cafetería es muy conocida por su tigrillo manaba y vende entre 2.000 y 3.000 unidades al mes, en la mañana y en la noche. “Tiene una receta particular y es el crunch, lo crocante del tigrillo y el queso, hecho en la hacienda de mis abuelos, le dan una textura única. En la calle se habla 'del mejor tigrillo de la zona'. Yo lo preparé y fui definiendo hasta encontrar el toque, hice muchas pruebas, como en un laboratorio, y si el cliente nota un cambio, reclama”.

La propuesta gastronómica es un menú tradicional ecuatoriano, bufé ejecutivo y bufé de fin de semana, donde la gente puede servirse lo que guste. La carta tiene una oferta de 80 opciones, entre piqueos para compartir, desayunos, platos fuertes, ensaladas, ceviches, sopas, bebidas frías y calientes, sandwiches y postres. Los precios varían entre US$ 4 y 16. Daniela explica que como compra altos volúmenes de materia prima para el catering de Centralimentos, permite tener precios “módicos”. El menú ejecutivo cuesta US$ 5, incluido IVA y servicio. 

Entre los platos más pedidos están moro de lenteja con chuletón y el menguengue, tigrillo a base de verde suave y majado con tocino, chicharrón, queso criollo, coronado con un huevo. También los piqueos como corvichitos Tinta, rellenos de pescado, minimuchines, empanaditas de verde y de viento. Puede pedir una limonada de coco con hierba buena para acompañarlos. 

Máquina de generar empleo

Daniela dice que siempre supo que quería ser empresaria, comenzó a los 22 años a trabajar en la rama de los alimentos. Actualmente tiene 200 empleados y la apertura de los nuevos locales en 2023 generará otros 100 puestos. La facturación anual asciende a US$ 5 millones y calcula que el próximo año alcanzará los US$ 6 millones. 

Cree que una de las claves para manejar el negocio ha sido el clima laboral y el buen trato al personal. “Soy muy apegada a la gente de la cocina, a los meseros, conozco cómo se llaman sus esposas y esposos, sus hijos. Valoro esa cercanía, porque como yo trato a mis empleados ellos tratan a mis clientes y eso hace que podamos mantener por más años los contratos con las industrias a las que ofrecemos el catering, como por ejemplo Starkist con quien tenemos 12 años”. 

Los meses de pandemia fueron decisivos para que se decidiera a invertir en la construcción de una planta propia para la producción de Centralimentos y dejar de alquilar. También decidió estudiar un masterado en Coaching directivo y liderazgo, en la Universidad de Barcelona.

“Tenemos tres certificaciones de industrias alimenticias. Hay que ser responsable de cómo alimentas a personas, atrás de un restaurante hay todo un andamiaje, no solo se trata de cocinar, sino administrar y tratar bien a tus empleados, para que eso sea el reflejo en una buena comida, sana y saludable, que no enferme al comensal. Además, la calidad en el servicio, que la gente se sienta como en casa. El camino ha sido bastante duro, recuerdo que antes llegaba a vomitar por el estrés, escalar esos pasos, siempre vana traer momentos de ansiedad, pero me he dado cuenta que se van expandiendo las oportunidades”. (I)