Entre un mar de aleteos de palomas, los vestigios del dominio de Cantuña se transforman en la primera carta de presentación del Hotel Boutique Casa Gangotena. Una mansión imponente y delicada, cubierta por fachadas que reflejan los remanentes imperiales de nuestro pasado colonial.
Después de atravesar el lobby, en la imponente puerta de vidrio se deja atrás todo el ruido, el calor y la intensidad de la calle. El contraste se hace presente de inmediato. La hospitalidad va de la mano de un bocado de sabor ecuatoriano y una melodía clásica.
Los tumbados, recubiertos con latón importado de Bélgica, rodean al escudo de sus anteriores propietarios, la familia Gangotena Jijón Larrea. De las paredes cuelgan cuadros originales del siglo XVII y en las mesas yacen orquídeas de todas las formas y colores. El lujo es atemporal en este hotel, no solo por su infraestructura sino por la personalización de su servicio 24/7, que emplea a casi 100 personas para sostenerlo.
Al cruzar cada arco se revela un nuevo escenario. A la izquierda, una sala de estar con un singular y circular sillón. A la derecha, unas pronunciadas escaleras al cielo. Pronto regresan los rayos de luz, en la entrada de un gran salón que sirve como un oasis para los huéspedes.
Sillones imperiales y vegetación interior dan paso al jardín interno, donde manos se han tomado y votos se han consagrado. En el vaivén del recorrido unas gradas nos llevaron a la barra, un pub decorado con los mejores elixires, materia prima para sus cocteles con temática nacional, como la 'Diablada de Píllaro', la 'Mama Negra' y el 'Carnaval de Guaranda'. De copa en copa, el olor y el sabor de la tradición se mezclan en bebidas espirituosas cuyo precio oscila entre los US$ 10 y US$ 12.
Esta histórica antesala da paso a su famoso restaurante, uno de los mejores de Quito. Su cocina, recién remodelada, ha visto días intensos de servicio en la búsqueda por la permanente perfección. Al final del pasillo, los clientes disfrutan del paisaje de la iglesia de San Francisco, mientras sus paladares degustan de variados platillos a la carta.
La cocina junta, en la misma mesa, a un mar de influencias nacionales, mestizas, indígenas, criollas, españolas y del resto de Europa. El precio varía entre los US$ 15 y los US$ 25, un lugar para celebrar y degustar de los mejores productos ecuatorianos.
A partir del segundo piso se ordenan las 31 habitaciones con precios que fluctúan entre los US$ 400 y US$ 700 por noche. Un aposento para premios Nobel, rock stars, celebridades de Hollywood y ejecutivos top que arriban a nuestro país en busca de lo auténtico.
Las habitaciones más cotizadas por todos son las llamadas Plaza view y las suites que colocan a la Virgen de El Panecillo al alcance de una mirada. Cuando las puertas sound proof de la habitación se abren de par en par, la vitalidad de la calle abruma la calma.
El arte es parte integral de la experiencia: románticos frescos cubren las selectas paredes de las habitaciones. Un sutil equipamiento de muebles, minimalista y clásico a la vez, no se destaca más de lo necesario, porque el lujo no grita, susurra.
Una capa de sábanas blancas recubre los blandos colchones de las camas. Además, vitrales multicolores decoran los baños fully equipped y bloques de mármol revisten las paredes. La cereza del pastel, localizada en la cumbre de la mansión, se la lleva la panorámica vista a la plaza. Una experiencia única para apreciar el Patrimonio Cultural de la Humanidad, de la mano de un café, un libro y una cámara de fotos.
Al frente están la iglesia de San Blas y la Basílica; a la derecha, la Catedral y la Compañía; a la izquierda aparece la iglesia de San Francisco, y detrás, el Panecillo y la nueva inversión de su futuro plan de crecimiento. A diferencia de algunos prejuicios asociados al lujo, el luxury de la Casa Gangotena no se centra en la exclusividad, sino en promover una política tradicional de puertas abiertas para que los turistas nacionales, a través de promociones y paquetes que están dentro de los precios del mercado, aprovechen y disfruten de la rica historia que nuestra patria tiene por ofrecer.
Presente, pasado y futuro
En palabras de Francisco Baca, gerente de Casa Gangotena:
¿Cómo inició el proyecto?
Esta propiedad era de la familia Gangotena, en la que vivían dos hermanas, pero la casa estaba algo deteriorada. Roque Sevilla, como un amante del Centro Histórico, conjuntamente con Metropolitan Touring y Paulina Burbano, comenzaron a analizar este importante proyecto hotelero de la ciudad. La casa se compró en 2007, pero la remodelación tomó cuatro años porque se trató al máximo de mantener lo original y hacer que nuestros huéspedes sientan esa hospitalidad ecuatoriana, pero al estilo de las casas europeas.
¿Cuánto invirtieron en la remodelación de la casa?
En este hotel se invirtieron más de US$ 10 millones y, por supuesto, nosotros la mantenemos todos los años. Tenemos que hacer trabajos de pintura y la mantenemos al día.
¿Qué hace única a Casa Gangotena?
Casa Gangotena es única, primero por su ubicación, nuestro lobby es la Plaza de San Francisco, la plaza más importante, donde nació la ciudad. Es un edificio icónico, histórico, que hace que los huéspedes disfruten de estar en una casa señorial republicana y puedan estar en el medio de los museos, las iglesias y, además, del servicio que damos, que es el mejor. Somos parte de la cadena Relais & Châteaux, eso hace que nuestro servicio sea especial. Eso hace única a Casa Gangotena.
¿Nos podrías contar una anécdota?
Nosotros, en estos últimos dos años, estamos participando en el programa 'De vuelta al Centro', que quiere que la gente regrese al Centro Histórico. Hemos abierto el hotel y tenemos visitas de los vecinos todos los meses. Ha habido gente que ha sido nuestra vecina desde el tiempo que abrió el hotel y antes eran vecinos de la familia Gangotena, y nunca habían tenido la oportunidad de conocer y estar aquí. Entonces, hacemos estas reuniones y hace poco hubo una monjita de unos 90 años que me decía que ella vivía aquí, a dos cuadras, y su sueño era poder entrar y conocer la casa de la familia Gangotena y ahora el hotel Casa Gangotena. Pudo entrar, ver, le hicimos el tour, experimentó la vista, vio que desde aquí se veía su casa y se le iban las lágrimas de la emoción. Somos parte del vecindario y estamos compartiendo la Casa Gangotena, que es un lugar que puede entrar cualquier persona de Quito a conocer y a disfrutar.
¿Qué es lujo para ustedes?
Nosotros nos consideramos un hotel de lujo principalmente por el servicio. Igual están la infraestructura y las características de las habitaciones. Esta es una casa señorial, pero el lujo lo pone el servicio, que es sumamente importante para nosotros. La capacitación es constante para todo el personal, estamos aprendiendo siempre de la cadena Relais & Châteaux, que se enfoca en este tipo de hoteles boutique de lujo. Siempre estamos recibiendo capacitación. Lo importante es el detalle y la personalización en el servicio.
¿Cuánto facturaron el año pasado y cuánto esperan facturar este año?
Nosotros terminamos el año pasado facturando más de US$ 3,5 millones y este año esperamos facturar más de US$ 4 millones.
¿Cómo se divide el porcentaje de ganancias?
En habitaciones, alrededor de un 60 % y del restaurante un 40 %.
¿Cuáles son sus planes de inversión para el futuro?
Nosotros estamos con un plan de crecimiento. Hemos comprado la casa de atrás, que se va hasta Santa Clara, y tenemos un proyecto de ampliar habitaciones, hacer una cafetería y agregar algunos servicios adicionales para nuestros huéspedes. Esperamos que lo podamos hacer factible el próximo año. Estamos hablando de alrededor de unos US$ 4 millones, ya con la inversión de la casa que compramos.
Un mensaje final… Invitar a todos los ecuatorianos a que visiten el Centro Histórico, que es el mejor Centro Histórico de Latinoamérica y que tiene muchísimas cosas por descubrir, muchos museos y conventos. Los invito a que, cuando nos visiten, vengan a tomarse un café y disfrutar la vista desde la terraza de Casa Gangotena.
*El artículo original fue publicado en la edición impresa No. 14 de octubre-noviembre de 2023.