La experiencia gastronómica de la quiteña Alejandra Espinoza se manifiesta a través de cuatro líneas de negocio: chocolate, tienda, street food y restaurantes, todos integrados bajo el nombre de Somos.
Para Espinoza la gastronomía evoca muchos recuerdos porque los momentos más felices de su vida han estado alrededor de una cocina o una mesa, preparando o disfrutando de algo delicioso, compartiendo y creando felicidad. “La sopa de verde con camarón era mi preferida. A los 11 años preparaba las cenas para mis papás y sus amigos. Nunca me vi haciendo algo diferente”.
Exalumna del colegio William Shakespeare, a los 18 años se mudó con su familia a Francia ya que su papá fue nombrado agregado militar. Estudió dos años de francés en la Sorbona, para luego graduarse de cocina y hospitalidad en el Institut Paul Bocuse en Lyon. En 2014 se fue a trabajar en varios restaurantes en EE.UU. Fue en esa época donde comenzó a juntar los ingredientes para la preparación de Somos, que para Espinoza significa trabajo en equipo.
La inversión inicial fue de US$ 170.000 y esta chef tenía claro su objetivo. “Nacido en Ecuador, pero inspirado en el mundo. Exponer la comida ecuatoriana a la élite mundial”. En el primer año cerró con una facturación de US$ 380.000 y nueve colaboradores. Sin embargo, llegó marzo de 2020, con el confinamiento por la pandemia se fueron a cero y entraron en terapia intensiva.
Para sobrevivir se le ocurrió hacer un poco de delivery, al mismo tiempo que le daba forma a La Guaguacería, un concepto de comida rápida con un toque ecuatoriano. “La base de las pizzas es masa de yuca fermentada y son en forma de una guagua de pan. También ofrecemos tacos de fritada o sándwiches de pollo con sal prieta. Invertimos unos US$ 10.000 en la adecuación del espacio. Terminamos el año con ventas de US$ 290.000”.
A los 36 años, Espinoza está decidida a posicionar a Ecuador como una potencia gastronómica. Sus creaciones van más allá del plato, buscan revivir una historia, recordar algún momento de la vida o algún viaje. En 2021 arrancó con pie derecho, alcanzando una facturación de medio millón de dólares.
Esta mujer nunca acepta un no por respuesta. Es perseverante, positiva y sumamente trabajadora y no para en su afán de expandir la cocina ecuatoriana al mundo.
Desde hace seis meses reside en Miami EE.UU. donde en unos días abrirá Cotoa by Somos. “En este caminar de loving y búsqueda intensa, me topé con unos desarrolladores neoyorkinos que estaban abriendo The B100 M, un edificio que albergará a las marcas más importantes del mundo y en la planta baja tiene una plaza con restaurantes, siendo uno de esos es el mío. De lo que venda debo darles el 30%. Aspiro cerrar el año con ventas por US $ 400.000 en Miami y en Quito superar la facturación del año anterior en Quito”, que fue por US$ 1,2 millones.
Espinoza sigue marcando hitos. En octubre del año pasado fue nombrada Embajadora para el Turismo Gastronómico de Ecuador ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), por su contribución para posicionar a la cocina nacional en la élite mundial. Según señala, el turismo representa el 1,6% del PIB del Ecuador y de esa cifra, el 65% viene por el sector gastronómico, lo que viene a ser cerca de US$ 1.200 millones.
Su próximo 'plato', creado en conjunto con otros chefs, será un libro de patrimonio de cocina ecuatoriana, del cual se editarán 1.000 ejemplares. Para llevar a cabo este proyecto, ha iniciado una campaña para recaudar US$ 50.0000. En el interín, están preparando un repertorio de platos ecuatorianos para ser exportados al mundo. Van a comenzar con seco de pollo, hornado con llapingachos, ceviche de jipijapa, corviche, colada morada con guaguas de pan.
Espinoza no duda en tocar puertas en Madrid, París, Nueva York o Los Ángeles con el objetivo de convertir a Ecuador un destino turístico gastronómico, siguiendo los buenos ejemplos de México y Perú. (I)
