Luces, escenarios y modelos con prendas extravagantes. A la ecuatoriana Claudia Sofía Barros, desde pequeña, le apasionaban los diseños y los patrones que aparecían en la televisión. “Con retazos de tela creaba prendas y organizaba mis propios desfiles de moda. Mis abuelos y mis padres eran mis expectadores”. Nadie dudó de que al crecer estudiaría diseño de modas. Desde el colegio ganaba premios de arte. Su amor por los colores, plazmados en las telas, también tiene un vínculo familiar: su abuela siempre realizaba exposiciones de pintura y su madre es diseñadora. “Mi abuelita me enseñó a pintar desde que tenía un año”.
Esta cuencana se graduó en 2019 de la Universidad del Azuay. En Ecuador aprendió a diseñar calzado y ropa. En el mismo año, presentó su primer diseño en una competencia universitaria, donde participaron 40 diseñadores. La prenda consistía en un traje típico de la cultura afrodescendiente. Barros creó joyas bañadas en oro, inspiradas en la marimba; y las combinó con una falda larga de color rojo vivo, con figuras geométricas. Esto llegó a los ojos de la candidata a Miss Universo, Elisa Quiñonez, quien se enamoró de inmediato de la ropa. “Yo quería visibilizar a esta cultura a la que no le han dado suficiente atención”.
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A sus 23 años se casó con Sebastián Ulises, un estadounidense que vivía en Cuenca y decidieron mudarse al país del norte. Cuando llegó a Miami, esta emprendedora, de 27 años, estaba dispuesta a construir su sueño. Con poco dinero, empezó como cajera de una cafetería vegana llamada Treesome. “Al comienzo fue muy duro porque tenía que encontrar trabajo en lo que sea”. Sus compañeros sabían que ella era una artista. “Como estaba de cajera me pasaba dibujando y creando diseños. Siempre me decían: 'tienes que encontrar un trabajo que te guste'”.
Sin mucha expectativa siguió aplicando a trabajos relacionados al diseño, “la mayoría eran solo para coser y yo quería diseñar”. En su ardua búsqueda encontró el empleo ideal, hace casi dos años, en Heat Swimwear, una empresa de venta de bikinis a gran escala. La ecuatoriana trabaja con 15 personas y se convirtió en la única diseñadora de esta empresa, que factura US$ 5 millones al año.
“Sucedió muy rápido, pero hice todo con mucho amor, yo buscaba que todos mis diseños fueran perfectos”. El modelo de negocio consiste en diseñar varias prendas y llevarlas a shows en ciudades como Las Vegas, Los Ángeles y Orlando. “Son al menos siete eventos al año”. Sus principales inspiraciones son Shantall Lacayo y Ramón Britto, diseñadores latinoamericanos. “Lanzarte, confiar en ti y amar lo que haces es la clave del éxito”.
Muchos de sus patrones, texturas y colores se ven plasmados en las vitrinas de tiendas como Ross y Burlinghton. El costo de un conjunto es de US$ 80. Barros crea una colección anual de ropa para niñas y niños, mujeres de 30 años en adelante y para adultos mayores. “La empresa pide un private label (marca blanca) donde la etiqueta es de ellos pero el diseño es nuestro. Una sola orden cuesta alrededor de US$ 30.000 y las grandes marcas piden varias al año”. Tarda alrededor de cinco meses en armar una colección y la próxima comenzará a prepararse desde octubre.
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Otra de sus metas es vestir a artistas. Creó vestidos de origami, imaginándose cómo lucirían en famosos. De hecho, tuvo la oportunidad de diseñar el vestuario de una artista hondureña emergente llamada Suanny. “Busco crear algo vanguardista y que llame la atención, que haga volar a la imaginación”. Nunca se imaginó que esta meta la cumpliría antes de lo esperado: hace un mes sus diseños estuvieron en Miss USA. Las candidatas lucieron un clásico diseño de bikini con la bandera americana realizado por Barros. “Ahora somos los sponsors del certamen de belleza”.
Esta diseñadora también está creando una línea independiente de arneses reversibles para las mascotas. Siempre fue amante de los animales y le encantaba la veterinaria. Su nuevo proyecto se llama Barks and Whiskers y saldrá a la venta en Estados Unidos a partir de octubre. Cada diseño costará alrededor de US$ 72. La ecuatoriana no se cierra a experimentar y este proyecto es el que más le emociona. (I)
