Soy de Caracas. Trabajo 24 años en Adecco, presente en 63 países. Por la difícil situación que se vive allá, la oficina cerró, pero me ofrecieron que fuera a una de sus oficinas en Ecuador o en México. Me vine acá, llegué inicialmente a Guayaquil, donde viví alrededor de un año y medio. Fue cuando se me presentó la oportunidad de mudarme a Quito, primero como Directora de la sucursal y, desde el 2019, como Directora de Operaciones en el Ecuador. Me vine, prácticamente solo con mi ropa.
En medio de estos cambios, en el 2018 me operaron. Mi madre vino a cuidarme. Soy muy apegada a ella. Pero cuando tuvo que regresarse, me quedé un poco deprimida. Fue cuando un amigo de EE.UU., que hacía por ese tiempo una actividad social aquí en el país, me decía que por qué no adoptaba o compraba un perrito. Yo le respondía que no quería comprar, porque me parecía mal. No me hizo caso. Y un día apareció aquí en mi departamento con este pug de un mes de nacido. Me dijo 'toma, ya que no quieres comprar, yo te lo regalo, porque tú necesitas una compañía', La verdad, no me lo esperaba, pero me dijo 'bueno, nada, bien recibido sea, esto me llegó, lo recibo. Lo primero, a comprar cama, comida, todo. Con esta nueva responsabilidad, tuve que organizarme, Cuando un animalito depende de ti, se cambia por completo la rutina. Así que compré un dispensador de alimentos automático, que se programa y me permitía ir a trabajar.
Le puse Kazuki. Es un nombre japonés. Lo elegí porque leía un libro para practicar inglés y siempre aparecía. Lo busqué en Internet y, en efecto, realmente existía. Kazu significa paz y Ki significa esperanza. Es un nombre que llegó oportuno para el momento que estaba atravesando en mi vida, lo vi como que 'esto me lo mandó Dios'. Y desde ese entonces nosotros hemos estado juntos, no nos hemos separado nunca, duerme conmigo, hace 'trekking' conmigo come conmigo, aparece en las reuniones por Zoom conmigo y hasta vemos juntos la televisión. Su programa favorito es 'La Ley y el Orden', no se despega de la pantalla.
Por su forma de ser tan cariñosa, con todo el mundo, es el engreído en la oficina, en la casa, en el parque, donde vayamos. Tengo que estar atenta porque quiere recibir caricias de quienquiera. Es súper dócil y amiguero. Tiene un caminar peculiar, es demasiado meloso. Somos él y yo, fue mi terapia y ahora es mi compañía.
Ahhh, y ronca, ronca duro.