Duerme todas las noches 'changado' con Rocco, un imponente doberman de un año, cuatro meses, que es su preferido entre la familia perruna. Es tal su amor a los perros que su sueño es construir un refugio para animales de la calle, para cuidarlos y protegerlos. Y, ojalá, darles un hogar a la mayor cantidad posible de ellos.
Mientras tanto, Felipe Chiriboga, el 'nuevecito' Gerente Nacional de la marca GAC de la Corporación que fusionó a tres grandes empresas (Proauto, Emaulme y Mirasol) y que maneja tres marcas: Volkswagen, Chevrolet y, por supuesto, GAC. Tras una trayectoria de 21 años en la industria automotriz, donde, entre otros, fue Gerente Nacional de Ambacar por seis años, antes de llegar a la Corporación abrió y se dedicó a su propio local de motocicletas que se llama Moto Garage.
Fanático de la práctica del motocross, este Publicista, especializado en Marketing, pero que, según él, se dio cuenta que su vocación era el área comercial, por lo que se considera un vendedor, no resistió la oferta de la Corporación. El desafío para trasformarla y llevarla a otro nivel es lo que le atrajo a dar el sí nuevamente.
El riobambeño, además es coleccionista de autos. Tiene en su garaje: un Mustang de 1979, motor 5.000, súper cargado; un BMW 335, de 650 caballos de fuerza, preparado; un Mustang, GT-500 de 2007; una Van, Club Wagon de 1981; y, una camioneta para llevar las motos cuando hace enduro con sus amigos y su hijo de 14 años que ya compite profesionalmente. Entre las motos, atesora una Triumph 660, una KTM 390 Adventure y una KTM 300 EXC.
Del lado más sentimental, sus cuatro perros le dan una perspectiva dulce de la vida. Por eso, al escucharlo hablar sobre ellos, su rostro se ilumina.
“Soy una persona que ama a los animales, sobre todo a los perros, su lealtad es algo para lo cual no hay palabras que lo explique. Muchas veces llegamos de un día de trabajo complicado, con una situación emocional baja y los perros nos calman nos brindan su cariño, nos miman. Ellos sienten cuando uno está mal y se apegan más. Se me parte el alma ver los perros de la calle. Quiero tener algún día un albergue para cuidarles y protegerles. Recoger muchos.
“En la casa compartimos la vida con cuatro machos. Jagger, es un labrador de ocho años que llegó como regalo de una amiga a mi hija. El nombre la puso ella, asumo que fue por la famosa bebida, no creo que haya sido por el líder de los Stones. Jagger tiene buen carácter, es el más tranquilo de todos. Luego está Copito, por blanquito, es un pomerania de seis años que le regaló mi exsuegra a mi hijo. Él sí es territorial, muy dominante, cuida a su familia, es el líder de la manada.
“Después viene Rocco. Es bastante grande para el promedio de tamaño de los de esta raza. Es muy dócil, pero necesita un entrenamiento especial, porque es un perro de defensa y cuidado. Es sociable, es muy tranquilo, no ataca. Pero si llegara a sentir que alguien nos quiere hacer daño, ahí sí se transforma y se vuelve loco. Por último, Capitán, es un chihuahua de cuatro meses, de la variante llamada 'cabeza de venado'. Nos lo dejaron unos amigos cuando se fueron a vivir en Canadá”.
“Los cuatro conviven en buena armonía. Tratamos de tener actividad constante, les llevamos al campo, no a todos juntos porque es complejo. Tienen su entrenador y, sobre todo, con Rocco es necesario hacerlo gastar todos los días su enorme energía. Mi favorito es el él. Es mi perro. Es una raza que tiene su pinta. Es extremadamente cariñoso”. (I)