En muchos países es necesario regatear. En algunos, como en la India, debes regatearlo prácticamente todo, mientras que en otros, como en Japón, no se regatea casi nada. En medio tenemos países como los del sureste asiático -Tailandia, Vietnam, Malasia - en que regatear es esencial pero no tanto como el primer lugar mencionado, donde pueden llegar a pedirte 100 veces el precio normal para un producto o servicio.
Lo mismo ocurre si vacacionamos dentro de la Argentina: ya sea en la Costa Atlántica, Bariloche, Córdoba o el Norte (Salta, Tucumán o Jujuy). Seguramente les habrá pasado de ir a un local a comprar algún recuerdo del viaje, comida o algo que les llamó la atención, y se encontraron con un precio "impagable". Y sí, seguramente les hayan visto cara de turista.
Ariel Baños, economista especializado en estrategia de precio, sostiene que no todos tienen la actitud o la voluntad necesaria para negociar precios: "Muchos se incomodan ante este tipo de situaciones y prefieren evitarlas, ya sea pagando el precio informado por el vendedor o, directamente, respondiendo con los pies retirándose sin comprar".
Baños explica que los factores culturales tienen gran incidencia en el regateo. En algunos países como Egipto, Marruecos, India y en el sudeste de Asia en general, es común la negociación de precios en todo tipo de productos. Incluso puede llegar a considerarse ofensivo si el cliente paga el precio inicial, sin realizar el intento de conseguir una rebaja.
"En América Latina, en general, fuera de las grandes cadenas comerciales, existe espacio para el regateo. En Estados Unidos y Europa el regateo está reservado a productos de alto precio y compra esporádica, como es el caso de automóviles e inmuebles. En otras situaciones puede considerarse ofensivo si el cliente intenta negociar el precio de venta", agrega.
La guía definitiva del regateo del viajero
Las guías de viajeros suelen brindar interesantes trucos para convertirnos en hábiles negociadores, en situaciones donde encontramos terreno fértil para el regateo. A continuación, el fundador de fijaciondeprecios.com comparte una recopilación de algunos de los consejos habituales:
Estudiar los precios con anticipación: es importante tener una referencia clara antes de comenzar a negociar. Las fuentes de información pueden ser internet, otros viajeros o diferentes tiendas del lugar.
Transmitir al vendedor que usted tiene la "sartén por el mango": informarle que ya ha visto ese producto en otras tiendas y que si no lo compra allí lo hará en otro sitio.
Realizar la negociación con calma: cuando alguien quiere vender algo muy rápidamente, ya nos ha puesto el objeto en la mano y nos pide el dinero, es una situación sospechosa. Puede que nos esté engañando con el precio o nos esté vendiendo algo inútil. La negociación debe realizarse con tranquilidad.
Ofrecer como primer precio la mitad de lo que se está dispuesto a pagar: esta es una buena manera de empezar. Calcular lo que se quiere pagar y ofrecer la mitad de ello es un posible punto de partida de la negociación. Así se tendrá más posibilidades de que el precio acordado sea el deseado.
Irse y esperar a que lo llamen pasados unos metros: si le parece que le están ofreciendo muy mal precio, es mejor irse. Si era verdad, seguramente el vendedor va a llamarlo cuando se haya alejado unos metros ofreciéndole un mejor precio. Si no es así, probablemente ya tenía una buena oferta. Siempre puede tragarse un poco el orgullo y volver.
Mostrarse confiado: los vendedores son grandes actores. Aunque parezca que los está presionando mucho, seguramente están jugando con su conciencia, no pierda su confianza.
Si son dos, se puede actuar el rol del comprador bueno/malo: uno se muestra más simpático y abierto con el vendedor, mientras que el otro es más duro y directo con los precios.
Ser respetuoso y tomarse todo con humor: es básico negociar con una actitud positiva, pero siendo estrictos con el precio que queremos conseguir. Evitar faltar el respeto al comerciante con comentarios que puedan ofenderlo sobre su cultura o país. O por ejemplo, destacando la mala calidad de un producto u ofreciendo cifras ridículas.
Regatear solo si se tiene intención de comprar algo: si quiere saber el precio de algo sin estar interesado en comprarlo, hay que preguntarlo, pero sin regatear. Por respeto, es recomendable regatear solo si realmente se está interesado.
Mantener nuestra palabra si se ha aceptado un precio: Si hemos ofrecido un precio, y el vendedor lo acepta, lo correcto es cerrar el trato. Aún cuando nos haya sorprendido lo rápido en que aceptó nuestra propuesta. Volver a regatear sobre un precio aceptado es un comportamiento poco ético en cualquier ámbito de negocios.