En Khuyay, la gastronomía se viste de chocolate y oro
En el restaurante quiteño, todos los platos llevan los dos ingredientes. Dentro de un ambiente art deco, la comida fusión se materializa para brindar una vivencia sensorial que invita a ser experimentada. El sueño de su propietaria, Pamela Paredes, es llevar esta cocina y el chocolate de su marca a todo el mundo.

Es una caja de sorpresas. Al caminar por una de las veredas de la zona de la calle Isabel La Católica, en Quito, que es otro punto de encuentro de la gastronomía capitalina, y mirar por la vitrina hacia adentro, es imposible no tener curiosidad. ¿Es una cafetería? ¿Es un bar? ¿Es un restaurante? Al ingresar, es posible descubrir que es todos a la vez. Pero ese solo es el entremés. Ya dentro del local, el verdadero show está a cargo del chocolate y el oro. 

Se trata del restaurante Khuyay, que en quichua significa “amor”. La idea se cristalizó durante la pandemia, específicamente en el tiempo que duró el aislamiento. Su propietaria, Pamela Paredes, administradora hotelera en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) había dejado por mucho tiempo en la congeladora su anhelo de tener un restaurante. Siendo muy joven fue mamá, por lo que detuvo un momento sus estudios y se dedicó de lleno a trabajar junto a su esposo, el ingeniero civil, Steve Burgos, en la constructora familiar. Durante ese tiempo también estudió diseño de interiores, que a la postre le serviría para ponerlo en la práctica con la conceptualización art deco de su espacio gastronómico. 

Foto: Pavel Calahorrano

Encerrada en casa, la pareja de esposos vio que era un buen momento para llevar a cabo la idea. Porque, aunque años antes ya había trabajo y desarrollado una fórmula para producir barras de chocolate “sanas y ricas”, todavía le faltaba cerrar el círculo. El parón inmobiliario, para ellos, jugó a su favor. Lograron conseguir un local en la exclusiva zona, con un costo de arrendamiento que podía ser financieramente viable. Invirtieron US$ 350.000 y empezaron la aventura. 

Abrieron sus puertas en momentos que poco a poco la economía fue reactivándose. Al lugar llegaban artistas a hacer shows en vivo, en una alianza ganar-ganar, que ayudó a que la gente empezara a conocerlos. Tras este tiempo, el restaurante está en días de renovación, con la inclusión de un chef francés que está ayudando a transformar y consolidar el proyecto. En junio, el nuevo Khuyay repotenciará el uso de los dos ingredientes estrella: chocolate y oro.  

Todos los platos incorporan ambos elementos. De entrada, es otra sorpresa para la vista, primero, lo que activa automáticamente el impulso de los clientes por tomarse selfies. Y después, el despertar de la fusión de sabores, que provoca un suspiro y despierta la imaginación de sentirse disfrutando de un plato de jeques. “En todos nuestros platos incluimos chocolate y oro. Nuestro chocolate es el mejor del mundo. Y, pese a que no lo sabemos explotar muy bien comercial y turísticamente, espero que con este proyecto podamos elevarlo y hacerle saber al mundo lo que es la gastronomía ecuatoriana. Por su parte, el oro en las culturas ancestrales se lo utiliza como purificación, como sanación”, explica Paredes. 

Foto: Pavel Calahorrano

La carta mar y tierra está pintada de estos colores y sabores. La calidez en el servicio de sus ochos colaboradores, que desde la entrada reciben al cliente con un chocolate, como no podía ser de otra manera, ayuda a que la timidez inicial con la que se pisa dentro del local se desvanezca. El lugar está abierto todos los días, entre las 12:00 y las 22:00, mientras que los sábados y domingos se incluye la oferta de desayuno y brunch. (I)