Encontrar un espacio de relajación está a unos cuantos clics de distancia con la propuesta Lum, la cadena de spas que se califica como el “primer massage bar de Ecuador”. El mecanismo de reserva es su principal diferenciador porque es 100 % digital. Los clientes ingresan a su página web para incursionar en esta aventura que promete ser una alternativa de desconexión y sanación.
Cada persona puede diseñar el masaje a su medida, la duración y agregar toppings: bambuterapia, CBD balm, masaje capilar, piedras volcánicas… Incluso se puede personalizar el aroma que tendrá la cabina.
Este spa confía en el poder sanador de las manos y se ha convertido en una empresa rentable a casi tres años de su creación. Forbes Ecuador visitó una de sus sucursales en el Club La Palma, en Puembo, donde el minimalismo reina. Sus colores pasteles, sus adornos de madera y mimbre, sus espejos, sus ondas… todo tiene un engranaje perfecto que no solo te ayuda a bajar tus ondas cerebrales, sino que se replica en cada uno de sus cinco locales. Nos recibieron sus fundadoras, Daniela Ribadeneira, quien se desempeña como gerente General, y Camila Castro, gerente de Marketing.
Ellas forman parte de la generación de jóvenes que buscan emprender y ser sus propios jefes. Daniela, con 32 años, y Camila, con 26, alzaron un negocio en plena pandemia. Se conocieron en medio del Covid-19 y tardaron algunos meses en dar con una idea que fuera exitosa. La primera estudió en Barcelona, España, diseño de negocios; y la segunda completó su formación como comunicadora y relacionista pública en Quito. “Pasamos bastante tiempo juntas y nació la idea de emprender. Las dos teníamos nuestros propios trabajos y un día Daniela me llamó y me dijo: 'me acabo de hacer un masaje que no me gustó, en Quito no hay buenos lugares para masajes'. Yo le contesté que debíamos crear un lugar con el concepto del açai bowl, donde tú eliges una base y agregas todos los toppings que quieras, para hacerlo de acuerdo con las necesidades de las personas” comenta Castro.
En esa llamada concretaron una idea que en 2023 facturó más de medio millón de dólares. Su primer local lo abrieron en julio de 2021, con una facturación de US$ 30.000 en sus primeros 30 días de funcionamiento. Cuatro meses más tarde abrieron su segundo spa y hoy cuentan con tres en Quito, uno en Guayaquil y uno en Manta.
Entre risas recordaron que fue fácil hacer el business model canvas, lo difícil fue llevarlo a la práctica. En 20 días tenían todo construido y con una inversión inicial de US$ 40.000 levantaron un imperio que está a punto de internacionalizarse: a finales de este año planean abrir su “primera barra” en Madrid, con un socio. “Estábamos aún con restricciones y confinamiento. Todavía no teníamos una vida normal y nos decían que íbamos a perder el dinero porque la gente no quería sacarse la mascarilla, mucho menos ser tocada. Sin embargo, sabíamos que las personas necesitaban esa desconexión. Decidimos renunciar a nuestros trabajos y nos pusimos en marcha” explica Ribadeneira.
En general, su estrategia de marketing se centra en las redes sociales y crearon un lugar “instagrameable” que se pueda viralizar con facilidad. “La estrategia de inauguración fue invitar a muchas mujeres para que prueben el servicio, fue un reto, pero nuestros mejores aliados fueron las redes sociales” enfatiza Castro, quien también señala que la parte digital está muy anclada con la marca. Son muy cuidadosas, detallistas y observadoras. Se complementan mutuamente y —gracias a eso— han sorteado problemas como el acceso a inversión o préstamos bancarios. “Paradas frente al computador vimos cómo se llenó la agenda. Nos dimos cuenta que el concepto digital sí funcionaba. Nos tocó educar al público, pero creamos una plataforma amigable, muy fácil de usar e intuir”, agrega Ribadeneira.
Su marca es imponente, al igual que el diseño del espacio y el retail. También, lanzaron una línea de productos maquilados en Ecuador. En pocas palabras, el masaje va acompañado de aceites, jabones, cremas, exfoliantes, té relajante o chocolates. “En Lum tienes la oportunidad de dar o darte (a ti mismo) un regalo perfecto, de usar una giftcard y complementar la experiencia con productos naturales” cuenta Castro.
Hasta el momento, tienen 40 colaboradoras en las tres ciudades, todas mujeres. Cuentan con masajistas expertas que, muchas de ellas, se quedaron sin trabajo en la pandemia y encontraron en Lum un lugar para desarrollarse económicamente. Su core de negocio se centra únicamente en la relajación y no ofrece servicios de belleza, como ocurre, comúnmente, en la competencia. ¡Aquí solo encuentras masajes!
Uno de sus lugares favoritos es Tulum, una playa de la Riviera Maya que es sinónimo de lujo y confort. De ahí nació su nombre, que es fácil de recordar y está listo para abrirse camino en el extranjero. De acuerdo con estas emprendedoras, ya cuentan con varias propuestas para llevar la marca a Estados Unidos, España, México, Colombia, Perú y Guatemala, pero han decido que no van a franquiciar para mantener la calidad de sus servicios. Están decididas a estar dentro de todas las operaciones y garantizar una verdadera experiencia. Esta determinación les ha permitido atender más de 2.000 citas mensuales, casi 20 citas diarias por local. En 2023 crecieron un 40 % más que en 2022.
La base de un masaje está sobre los US$ 35 y —para cerrar la entrevista— las dos concuerdan en que la clave fue, desde el primer momento, estandarizar y dominar los procesos. Desde doblar las toallas hasta la forma de saludar de sus colaboradoras. Así la experiencia no deja de crecer. (I)