El destino con seis siglos de historia
Los muros incas han perdurado por siglos como evidencia de su imperio, y Mignon Plaza Sommers los ha cuidado dentro de su patrimonio familiar. San Agustín de Callo es un vestigio del Tahuantinsuyo y encierra la historia colonial y republicana del país. No solo los vulcanólogos han estudiado las erupciones del Cotopaxi, sino que es un depósito de cultura nacional. Una hacienda que nos invita a repensar el turismo de lujo.

Recibimos en nuestras manos un canasto con zanahorias picadas, nos anticiparon que esta era una de las actividades más cotizadas dentro de San Agustín de Callo. Esperamos en el patio central, en compañía de varios visitantes extranjeros. El retumbar de sus patas, sobre las piedras centenarias nos alertó que las llamas estaban cerca. Entraron por la puerta inca y rodearon la pileta para recibir el cariño de los turistas. Ya conocían la dinámica y posaron para las fotografías a cambio de un pedazo de comida. Es la esencia de la vida en el campo. El olor de los animales, la brisa que mueve los árboles, la serenidad que se siente dejar atrás la ciudad y, sobre todo, la dicha de disfrutar las cosas sencillas: admirar un volcán, salir de cabalgata o tener una conversación amena... todas estas experiencias nos invitan a repensar lo que significa lujo en la actualidad. Visitar esta hacienda, ubicada en las faldas del Cotopaxi, es la nueva definición de luxury y por eso la casa de Mignon Plaza se adueñó de esta sección. 

Tomamos la Panamericana E35, dirección sur, y en menos de dos horas arribamos a San Agustín de Callo, una propiedad de 23 hectáreas que fue construida sobre un palacio inca con más de 600 años de historia. Desde las afueras se ve la majestuosidad de esta casa antigua que ha recibido a turistas de todo el mundo. Su fama trasciende fronteras, y medios especializados como Condé Nast o National Geographic han hecho eco de este remanente del Tahuantinsuyo, el gran imperio de los incas. 

 

Recorrimos cada una de sus habitaciones, espacios cuidadosamente decorados. Ni el mínimo detalle se escapa. Las chimeneas, las tinas, los ventanales, los murales y los muebles te transportan a otra época, en un viaje lleno de confort. El hotel está dividido en tres casas, organizadas y orientadas en los cuatro puntos cardinales para maximizar la experiencia visual de los huéspedes. Está situada en medio de la avenida de los volcanes, el Cotopaxi, los Ilinizas, el Rumiñahui, el Chimborazo... son algunas de las montañas que conforman esta gran pintura. 

Sus muros anchos y sus paredes viejas están embellecidas con los recuerdos de la familia Plaza. Las fotografías cuentan una historia de tradición y amor por la tauromaquia. Un cuadro de Oswaldo Guayasamín de 1968, en medio de la sala principal, quita el aliento a cualquiera. ¿Quién es aquella mujer de suaves facciones y mirada penetrante? Han pasado más de 50 años desde que nuestra anfitriona posó para el artista ecuatoriano y hoy posa para el lente de Forbes Ecuador. Sentada en una silla de madera, con el templo inca a sus espaldas, Mignon Plaza Sommers comenzó a relatarnos una parte de su vida, que es el inicio de este negocio hotelero que en 2023 facturó más de medio millón de dólares. 

Nació en Nueva York hace 79 años. La mayor parte de su vida pasó en Ecuador, excepto unos años que vivió en Europa. Quito y San Agustín han sido su principal hogar. Tiene tres sobrinos que son su vida. Es una mujer carismática, que siempre tiene una anécdota que contar. “Empecé este proyecto en 1995, cuando mi papá me regaló la casa. Antes de eso, veníamos de vacaciones, cuando salíamos del colegio, para disfrutar de las vacas, de los caballos, de los primos, de la comuna de San Agustín. Regresábamos a una casa que tiene tres periodos importantes de historia”.

Luxuri San Agustín de Callo Lasso - Ecuador

Templo Inca 

En este espacio existen muros incas imperiales que han soportado temblores, terremotos y las erupciones del Cotopaxi. Con las investigaciones realizadas por arqueólogos, se determinó que las dos áreas que aún están en pie eran cuartos ceremoniales incas. Otros cronistas relatan que estas construcciones son conocidas como tambos; estaban a lo largo de todo el Tahuantinsuyo y servían de hospedaje para los incas. En las remodelaciones se encontraron otros muros y piedras, que ahora son parte fundamental de la decoración. Uno de estos cuartos se usa como comedor principal, casi casi como en las películas.

Conquista española

A partir de la llegada de los españoles al continente, en este espacio se asentaron los padres agustinos, de ahí viene su nombre. Los curas, de acuerdo con Plaza, les enseñaban los obrajes y el trabajo con cuero a la gente de la zona. Uno de los primeros cronistas, Pedro Cieza de León, escribió en 1576 sobre los aposentos del Mulaló y los vestigios incas, los únicos sobresalientes eran los de San Agustín de Callo. Los padres estuvieron desde 1600 hasta 1880, cuando vendieron las tierras a propietarios privados. En este periodo se comenzó a reformar la casa, con un patio central muy al estilo español. Sacaron ciertas columnas, marcos y pasamanos para colocar detalles más acordes con la época.

VIVIENDA DE UN GENERAL 

El general Leónidas Plaza Gutiérrez compró la hacienda en 1921, fue el segundo presidente liberal y estuvo en el cargo por dos ocasiones. 

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