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Vinos Dibeal Quito - Ecuador
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Desde Cuba hasta Ecuador, Yandy Espinosa Méndez ha llevado su pasión por el vino a otro nivel. Como sommelier ejecutivo de Dibeal y coordinador de la categoría de vinos y licores, su misión es seleccionar los mejores productos y promover la cultura vinícola en un mercado cada vez más exigente y sofisticado.

26 Diciembre de 2024 03.30

Yandy Ricardo Espinosa Méndez, sommelier ejecutivo de Dibeal, es un experto que combina pasión y conocimiento para acercar los vinos más exclusivos al mercado ecuatoriano. Nació en Cuba y a los 27 años decidió mudarse a nuestro país en busca de nuevas oportunidades. Su formación en Administración de Empresas Turísticas, sumada a una especialización en vinos en la Escuela Argentina de Vinos y otra en la Wine & Spirit Education Trust (WSET) de Londres, le permitieron destacarse como un referente en la industria vinícola.

"Mi trabajo es entender las tendencias del mercado y seleccionar un portafolio que encaje con los gustos cambiantes del consumidor ecuatoriano" comenta este sommelier, de 36 años, quien desde 2020 forma parte de Dibeal. Cada año esta empresa importa cerca de 300.000 botellas, que equivalen a una inversión de US$ 3 millones. 

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Para estas festividades, este grupo, con capital español, realizó una selección exclusiva para los lectores de Forbes Ecuador, amantes de los buenos momentos y de la mejor compañía. 

Según Espinosa, los ecuatorianos disfrutamos de vinos dulzones y afrutados, no tan amargos, haciendo que las cosechas españolas sean las más apreciadas. El 90 % de su portafolio proviene de este país, con más de 50 bodegas en su catálogo. El 70 % está conformado por vinos de gama media y alta, que sobrepasan los US$ 30. Sin embargo, sus importaciones incluyen botellas desde los US$ 6 hasta los US$ 3.300.

Bajo la premisa de que los consumidores no solo disfrutan lo que está dentro de las botellas, sino de su contexto y su historia. Presentamos un recuento de 13 licores, principalmente, españoles y franceses:

Teso La Monja

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Teso La Monja. Fotografía Armando Prado.

Proviene de La Rioja, una de las denominaciones de origen más prestigiosas del mundo y por supuesto de España. Este vino es elaborado por una bodega centenaria, Sierra Cantabria, y está en manos de la misma familia durante cinco generaciones. Es el vino más costoso que maneja Dibeal en Ecuador. Está elaborado con uvas de viñedos de 250 años, es un tinto seco que se destaca por su proceso de crianza en un huevo de madera de roble francés, que permite un envejecimiento natural sin intervención. Tiene frutas rojas y negras maduras, con especias como regaliz, clavo de olor y un toque de violetas. En boca es sedoso, como terciopelo, y con taninos elegantes. La botella cuesta US$ 3.300 y es de aquellas que mejoran con el tiempo. Es ideal para llamar la atención y amerita un excelente corte de carne o proteína.

Amancio

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Amancio 2020.  Fotografía Armando Prado.

Viene de una zona que se llama Toro, con temperaturas mucho más moderadas, la uva madura menos y concentra menos azúcar. La cosecha es de 2020. Tiene mucha intensidad aromática, con menos taninos y un nivel bajo de alcohol, 14,5 %. Es muy elegante y va con cerdo y cochinillo. El precio del mercado está en US$ 325. Es de la misma familia que produce Teso La Monja.

Arzuaga Gran Reserva

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Arzuaga Gran Reserva. Fotografía Armando Prado.

Este vino tiene una larga crianza, estuvo más de 30 meses en barrica de roble francés y americano. Además de 24 meses en la botella antes de salir a la venta. En la copa se sienten sabores y aromas terciarios que le imprime la madera, con tonos torrefactos como el cacao, el café, el cedro... eso da complejidad y distintas capas a este vino. La fruta madura toma una tendencia deshidratada y necesita animales de caza, aves silvestres con carne más dura, cordero, seco de chivo o quesos maduros. La botella cuesta US$ 250.

Alabaster

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Alabaster. Fotografía Armando Prado.

Esta botella está en US$ 460 y es 100 % uva tinta de Toro. Pasó 24 meses en barricas y sus viñedos son distintos a los de Teso de Monja. Probar este vino marca un antes y un después. Viene en caja de cuatro botellas para ver cómo evoluciona con el paso de los años. Su sabor tiene mucha fruta negra, con frutos secos y destilados muy finos como el coñac. Regaliz, pimienta dulce y clavo de olor. Es un vino muy estructurado y complejo, ideal para carnes.

Capitel

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Capitel. Fotografía Armando Prado.

Es uno de los mejores vinos blancos de España. La bodega es Ossian y la uva usada se llama verdejo porque tiene leves destellos verdes. Viene de viñas muy viejas, que sobrevivieron a la plaga filoxera y son parte del patrimonio vitivinícola español. Es muy concentrado, robusto y denso. Se siente algo herbal, con fruta blanca y cítrica, menta, anís e hinojo. También, tiene una mineralidad que te recuerda las piedras blancas de la playa. Es cosecha 2019 y acompaña grandes frutos del mar como langostas y mariscos. Su precio ronda los US$ 200.

El Anejón

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Cuesta de las Liebres y El Anejón. Fotografía Armando Prado.

Pertenece a una bodega emblemática que está enclavada en Peñafiel, centro de la Ribera del Duero. Está frente a un castillo medieval y sus condiciones climáticas dan unos matices especiales a este vino, un exponente de gama alta, muy apreciado por los ecuatorianos. Cuenta con fruta negra y roja maduras, todo adornado con roble. Es un vino de crianza larga de 18 a 24 meses. Es una variedad que se llama tinto fino o tempranillo porque su materia prima madura antes que otras uvas tintas. Esta botella está en US$ 220.

Cuesta de las Liebres

Es una botella muy sencilla, con un costo de US$ 419. Es uno de los vinos más exclusivos que produce la bodega Pago de Carraovejas. Tiene un perfil más concentrado, con una planta antigua. Es muy oscuro en la copa, nunca te vas a ver los dedos. Se acompaña con carne y es muy típico comer con cochinillo. No llegan más de 40 botellas al año a Ecuador.

Aalto PS

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Aalto PS. Fotografía Armando Prado.

Es un proyecto de Mariano García, uno de los enólogos más influyentes de España. Es un símbolo de calidad y hacia dónde se dirige la Ribera del Duero. Está en una ubicación elevada, busca la frescura y se distingue de los otros vinos tradicionales. Marca tendencia, con su sabor concentrado, bastante tanino que te deja la boca envuelta en terciopelo y llena de flores. Su precio está en US$ 80.

Malleolus

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Malleolus. Fotografía Armando Prado.

Pertenecen a la familia de Emilio Moro, un viticultor que comenzó en 1930 a elaborar vinos y en 1980 formó su bodega. Sus nietos se dieron cuenta que tenían uno de los mejores viñedos de España. Son vinos de autor, tempranillo o tinto fino. Es una trilogía que cuesta desde los US$ 80 hasta los US$ 500. Sus vinos secos son concentrados en aroma y sabor. Otros tienen más frescura y acidez, con taninos muy elegantes. Son bodegas distintas que, por sus condiciones geográficas, pueden ser maduras o más elegantes. Van con una picaña grasosa o con un pescado de buena calidad.

Clos du Temple

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Clos du Temple. Fotografía Armando Prado.

Los viñedos de Gérard Bertrand son muy antiguos, los coleccionó y los dio un valor, buscando la cepa, el clima y el suelo específicos. Aquí nació el mejor vino rosado del mundo por tres años consecutivos. La bodega fue construida específicamente para elaborar este vino. Es perfecto para servir entre el aperitivo y el plato fuerte, con mariscos y pescados. Tiene la frescura de un blanco, pero con estructura y robustez. Tiene crianza en madera, con un toque más complicado que da la barrica. El precio está en US$ 430.

Charles Heidsieck

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Charles Heidsieck. Fotografía Armando Prado.

Proviene de una casa fundada en 1851 y es uno de los champagnes más reputados de Francia. Tiene una doble fermentación, con baja graduación alcohólica. Agregan levadura y azúcar en la botella y comienza la segunda fermentación, llegando a 12,5 %. Cerca de cinco litros de gas tiene cada botella, que no se deja escapar y las burbujas son naturales. Aquí la simpleza es la grandeza, queda bien con todo. La botella cuesta US$ 150. (I)

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