Lo más revelador de Lafleur , un restaurante delicado y hermoso como se esperaba en el corazón de la capital financiera de Europa, Frankfurt, es que cuando el restaurador insistió en agregar langosta al menú de degustación durante una cena reciente, un grupo de escritores gastronómicos internacionales se resistió. Estábamos allí por las verduras.
Todos se volverán un poco locos por los espárragos blancos que aparecen en los jardines alrededor de abril y mayo. ¿Pero un menú degustación completo, elegantemente concebido, de platos totalmente veganos en un dos estrellas Michelin? Eso parece que debe haber sido una venta difícil en una ciudad que nombró una salchicha en su honor.
Y, sin embargo, el chef Andreas Krolik ha tenido éxito durante casi una década. Cuando abrió Lafleur en 2014, se comprometió con un menú vegano (junto con uno más tradicional y omnívoro) que sería tan riguroso y delicioso como las progresiones tradicionales de comida elegante con carnes de primera calidad y mariscos cosechados a mano. Las estrellas pronto siguieron, junto con unos impresionantes 19 puntos de Gault & Millau.
Aunque una minoría de comensales en Lafleur opta por el menú degustación vegetal, sus platos —coliflor con curry, pimiento del piquillo, sal limón y hierbas silvestres; dos tipos de zanahorias picantes en caldo de zanahoria y kimchi, crema de zanahoria verde, cebolletas, garbanzos de Bruchenbrücken y crocante de nuez de macadamia: tienen una intensidad, profundidad y complejidad que eclipsan lo que muchos cocineros están haciendo con proteínas animales.
Ayuda que el comedor de Lafleur tenga una estrecha conexión con la naturaleza. (El nombre del restaurante está tomado de uno de los vinos de Burdeos favoritos del propietario, que por supuesto está incluido en la extensa lista de vinos). Está en el corazón verde de la ciudad, su Palmengarten, más de 20 hectáreas que contienen 13,000 especies de plantas . La sección de investigación del cercano Jardín Botánico afiliado es particularmente fascinante, llena de plantas que pueden matarte o curarte, dependiendo de cuánto consumas.
Afortunadamente, ninguno de los platos de Lafleur entra en esa categoría. Los espárragos marinados se combinan con una versión refinada de la amada salsa verde de Frankfurt (un brebaje cremoso de hierbas que generalmente se sirve con salchichas o papas, como en el encantador Kleinmarkthall de la ciudad) .
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Los hongos provienen del productor Mathias Kroll, quien los cultiva en el sótano de un antiguo club de lucha yugoslavo. El año pasado, Krolik recibió el Trofeo de Cocina Ética de Relais & Châteaux.
El restaurante es una de las varias razones por las que Frankfurt, una ciudad por cuyo aeropuerto pasan la mayoría de los viajeros europeos en un momento u otro, merece una parada. Es el hogar de personas de unos 180 países, lo que la convierte en una de las ciudades más diversas de Europa. Aproximadamente la mitad de la población nació en otro lugar. Tiene una cocina para reflejar eso, desde la refinada comida francesa en Erno's Bistro (una institución desde 1974) hasta el ambiente moderno de Tel Aviv y la comida israelí en Bar Shuka (opta por el falafel de champiñones).
Los residentes se apresuran a decirle que su "nueva ciudad vieja" se inspiró en imágenes de archivo de los edificios que estaban allí antes de que la ciudad fuera casi arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. es encantador Más recientemente, Frankfurt fue uno de los primeros centros de techno y el lugar de fundación de músicos de Eurodance como Snap! (de la fama de “The Power”). Un grupo de artistas organiza ahora tardes bohemias junto al río.
Y la cigala asada de Lafleur con almendras, salsa tandoori a la barbacoa, espárragos verdes, crema de coliflor y chutney de pimientos también estaba, de hecho, deliciosa.
*Con información de Forbes US
