Su currículo vitae puede ser la envidia de cualquiera. Por 12 años, paseó su calidad profesional por agencias de publicidad, como Publicis Groupe, Maruri Grey, McCann, ParadaisDDB, en calidad de Director Creativo, y por aseguradoras como Equivida, donde fue Jefe de Estrategia Digital y Seguros Equinoccial, su último trabajo donde fue Director de Marketing y Estrategia Digital. En ese camino, ganó algunos premios a la publicidad: un Cóndor de oro, dos Cóndor de Bronce, un Effie de Plata, entre otros.
¿Qué le hizo a este ejecutivo que, en teoría, tenía una carrera que deslumbraba, para dedicarse de lleno a las mascotas? Para Paúl Méndez, graduado en Diseño Industrial en al TEC de Monterrey, en México, la pandemia le hizo ver de frente lo que quería hacer realmente en su vida: ayudar a la gente a llevarse bien con sus mascotas. Para ello, estudió a distancia una especialización en el Instituto Euroinnova, de España, enfocada en temas veterinarios. Pero, principalmente, el empuje final lo recibió de parte de sus dos mascotas: Camilo, un schnauzer blanco de 15 años y Vladimir, un mestizo rescatado de 9 años. Entre los tres han creado un canal digital que asesora y ayuda a cientos de familias de toda América Latina y EE.UU., a través de consultas en línea y planes a medida de rehabilitación de conducta TheGoodDog.
“Trabajé mucho tiempo en marketing en agencias de publicidad y aseguradoras, pero mi pasión era las mascotas. Desde joven, en casa de mis padres, rescatábamos y rehabilitábamos empíricamente a los perritos. Llegamos a tener hasta 17 rescatados, los cuidábamos y los dábamos en adopción. Durante la pandemia, al estar encerrados, se profundizó la relación con mis mascotas. Por eso, decidí perfeccionarme y especializarme en Etología, la rama de la biología que estudia la conducta animal. Al estudiar, vi a las redes sociales como un medio grande de difusión. Empecé a hacer contenido, a mostrar ejercicios de una manera fácil y didáctica acerca de por qué sus perros se comportan de tal o cual manera. Mis perros me ayudaron mucho".
“Camilo, a pesar de su edad, está bien físicamente, le falla el oído, no escucha bien, pero está entero. Ha sido un pilar fundamental en mi vida. Cuando estudiaba en México, mi mamá lo compró acá en Ecuador, porque me extrañaba. Al regresar, hubo una conexión muy fuerte, nos entendemos. No le doy órdenes, colaboramos, me ayuda a hacer los videos, actúa de perro tóxico, hiperapegado, celoso… A Vladi lo rescaté cuando tenía un año. Deambulaba por mi casa y me daba pena. Un día me animé a recogerlo, pero asomó otra perrita que era su hermana. Me los llevé a ambos. Después de esterilizarlos y vacunarlos, ella consiguió hogar, pero Vladi, no, tenía problemas de conducta, era agresivo, mordía a los perros, se escapaba, rompía la ropa, era una desgracia, el peor perro del mundo. Me decían que le buscara un hogar, pero no. Yo creía que si el Vladi podía rehabilitarse cualquiera podría hacerlo. Y así fue. Ellos valen millones de dólares por lo que significan para mí, han estado en las buenas y las malas.
“Quiero enseñar a las personas que tener una mascota es un estilo de vida, que te da bienestar, equilibrio, seguridad. Mis perritos ya están por jubilarse, me han ayudado muchísimo, ellos se pagan su comida, el veterinario. De lo que queda, me dan algo”. (I)