Los aficionados al whisky japonés (y raros) pueden esperar un nuevo año emocionante. Karuizawa, uno de los nombres más codiciados en el reino del single malt supremo, está a punto de volver a poner en marcha sus bodegas. Bueno, más o menos...
La legendaria destilería de la prefectura de Nagano cerró sus puertas en el año 2000 y desde entonces el líquido que sigue vivo ha adquirido un estatus de culto. El fervor no ha hecho más que intensificarse a medida que menguan las existencias restantes. Una añada de 1960 salió recientemente a la venta por 638.000 dólares la botella.
Ahora estamos a punto de ver renacer un nuevo Karuizawa en unas modernas instalaciones de 20 millones de dólares, a unos 11 kilómetros de su emplazamiento original.
Ian Chang, el mismo maestro mezclador responsable de los galardonados maltas taiwaneses de Kavalan, ha contribuido decisivamente al renacimiento. Aquí trabajará con un único par de alambiques de la gente de Forsyths, que suministra cobre para los nombres más estimados del whisky escocés. También utilizará una fuente de agua prístina de las estribaciones del monte Asama, casi idéntica en composición al líquido que se habría utilizado en la destilación del Karuizawa original. Como resultado, todas las piezas están en juego para que éste sea un whisky verdaderamente excepcional. Pero tendremos que esperar una década hasta saberlo con certeza.
Chang tiene la intención de depositar sólo 250 barricas de líquido en botas de jerez cada año. Y no embotellará nada hasta que haya reposado al menos 10. A través de una asociación exclusiva con el minorista online dekantā, Karuizawa pondrá barricas enteras a disposición de coleccionistas adinerados.
La asignación para 2022 ya se ha agotado, pero la de 2023 saldrá a la venta en breve. Así que mantenga los ojos bien abiertos y no espere que le salga barato. El sitio no es precisamente conocido por ofrecer los precios más competitivos.
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Mientras tanto, lo invitamos a visitar las instalaciones en persona a partir del nuevo año. Se construyó para incluir un centro de visitantes elegante y moderno. Aunque sigue siendo un misterio qué es exactamente lo que degustará allí. ¿Quizá alguna nueva marca japonesa estelar? Si tiene suerte, quizá el director general y fundador de Karuizawa Distillers, Koji Shimaoka, haya almacenado algunos embotellados de sus predecesores. Lo más probable es que pronto beba a sorbos algo más joven y afrutado que se embotellará bajo la etiqueta más accesible de Komoro. Pero una cosa es segura: el futuro estará lleno de más Karuizawa.
