Por sí solo, el retrato de una joven discreta y modestamente vestida podría pasar desapercibido. La protagonista, una ama de casa florentina llamada Lisa, se casó a los 15 años y fue madre de seis hijos. Pertenecía a la noble familia Gherardini, que poseía tierras, pero estaba lejos de ser ostentosamente rica y, ciertamente, no era famosa.
Tampoco fue considerado algo particularmente importante en su momento que un artista local llamado Leonardo, necesitado de ingresos, aceptara el encargo privado de Francesco, el esposo de Lisa, para pintar su retrato.
Sin embargo, por los azares de la historia —sumados a una buena dosis de arrogancia, una publicidad al estilo de Banksy y, cuatro siglos más tarde, un robo que llevó al arresto (erróneo) de Pablo Picasso por el hurto de la pintura—, el retrato de Lisa del Giocondo, su nombre de casada, se convirtió en EL retrato más famoso del mundo.
Los trabajos más lucrativos que Da Vinci tomó paralelamente hicieron que el retrato tardara años en completarse, lo que seguramente generó dudas en ella. Y su protagonista, ¿con esa expresión de qué? ¿Encantadora belleza? ¿Desconcierto? ¿Aburrimiento? Quedó inmortalizada para siempre como la "Mona Lisa".
Y así llegamos a la Villa Mona Lisa. La villa de color durazno, con 15 habitaciones y 2.800 metros cuadrados, que se alza sobre 27 hectáreas de viñedos privados, olivares y jardines formales, a pocos kilómetros del centro de Florencia, está ahora en el mercado por 18 millones de euros, presentada por la agencia de lujo italiana Building Heritage. Varios edificios adicionales forman parte de esta finca toscana, incluyendo una capilla privada, una limonera y un molino de aceite.
La histórica villa —como su nombre sugiere— representa mucho más, gracias a sus vínculos imborrables con lo que es, posiblemente, la pintura más famosa del mundo. La Villa Antinori, como también se la conoce, fue adquirida por la familia Del Giocondo en 1498, y tan solo unos años después, la joven Lisa adoptó su famosa pose mientras Leonardo comenzaba a trabajar con sus óleos.
"Esta conexión le otorga a la villa un significado particular en la historia del arte, sugiriendo que pudo haber inspirado o desempeñado un papel importante en la creación de una de las pinturas más célebres del mundo", comenta Francesco di Pinto, agente de Building Heritage.
De hecho, el interés histórico de la propiedad va aún más allá. Se dice que el general Bernadotte, "uno de los colaboradores más cercanos de Napoleón Bonaparte", según comenta Di Pinto, se alojó en la villa. "La leyenda cuenta que un retrato de una mujer, traído por él, fue dejado en una de las habitaciones."
Otro tesoro nacional italiano, el poeta y filósofo Dante, también juega un papel en la leyenda, mucho antes de que la familia Del Giocondo tomara posesión. En el siglo XIV, la Villa Antinori hospedó a Baldo d'Agugliano, un destacado magistrado florentino que estuvo involucrado en el exilio de Dante y que es representado como villano en la Divina Comedia.
La fama de la propiedad continúa con sus actuales dueños, una familia de industriales florentinos que la utilizan como residencia privada. Villa Antinori es uno de los mayores productores de vino de Italia, y la fachada de la propiedad adorna muchas botellas de Chianti Classico.
Lo inusual en una casa de esta magnitud y legado es que se encuentra en excelente estado de conservación. Las modificaciones a lo largo de los siglos mejoraron su habitabilidad sin borrar su historia, como puede verse en el "Salón de los Graffitis", cuyas paredes evocan el arte del graffiti renacentista, "una técnica que consiste en raspar el yeso para revelar un color distinto debajo, dando lugar a diseños complejos o motivos narrativos". También señala que las decoraciones reflejan la rica historia de la villa y sus vínculos con familias nobles de Florencia, como los Medici, la familia más influyente de la ciudad. Una sala junto al Salón de los Graffitis lleva su nombre.
Pero, ¿cuánto influye todo esto a la hora de ponerle precio a un tesoro histórico? Al fin y al cabo, se trata de una inversión de nicho, destinada a un comprador con un patrimonio neto ultra elevado, alguien que, según Di Pinto, valore más el significado histórico y la exclusividad que los indicadores típicos de inversión.
"La Villa Mona Lisa posee un estatus histórico y cultural significativo debido a sus asociaciones con familias prominentes como los Antinori, y por supuesto, su vínculo con la 'Mona Lisa'. Este tipo de procedencia añade un prestigio considerable. Podría justificar un precio muy por encima del promedio del mercado, incluso para propiedades de alta gama en la Toscana", comenta Di Pinto, quien especula que el precio final de venta podría superar los 20 millones de euros.
Es evidente que el comprador potencial tendrá una pasión por el arte, la historia y, probablemente, la vinificación, dado el valor del negocio vitivinícola existente en la propiedad. Podría convertirse en una residencia privada, quizás para alguien que quiera aprovechar la tasa fija anual de 200.000 euros en Italia sobre sus fortunas globales (una tasa que recientemente se duplicó, pero que sigue siendo atractiva para los ultra ricos que sueñan con vivir bajo el sol toscano). Sin embargo, mantener un lugar de este tamaño solo para uso personal es una empresa costosa.
"Lo más común es que propiedades de este tipo se conviertan en hoteles boutique de lujo, lugares exclusivos para eventos o incluso galerías de arte, dado el alto nivel de demanda de alojamiento y experiencias de lujo en la Toscana", comenta Di Pinto. "También existe el potencial de que la villa se transforme en un retiro de bienestar de lujo o en un club privado", agrega.
¿Te preguntás qué pensaría Mona Lisa de todo esto? Como cualquier ícono global que se precie, su historia está envuelta en suficiente misterio, teorías y contra-teorías como para mantener a los académicos ocupados durante siglos. Algunos ni siquiera están convencidos de que el retrato de Da Vinci sea realmente de Lisa Gherardini.
Pero, ¿qué es el estatus de culto sin un poco de controversia y conspiración? Sin duda, es una excelente noticia para quien decida comprar —y potencialmente monetizar— la Villa Mona Lisa.
*Con información de Forbes US.