15 años fermentando cerveza desde la Mitad del Mundo
Santana Brewing Company nació de la visión de cuatro hermanos en 2011 y, tras años de experimentación, hoy produce 8.000 litros al mes y tiene una facturación que supera los US$ 300.000 anuales. Esta empresa busca destacarse por su enfoque en la sustentabilidad y la tecnología.

En 2010, Pedro Navarro Pérez recibió una llamada desde Ecuador que cambiaría el rumbo de su vida. Su hermano mayor, Juan Fernando, le planteó una idea que había estado rondando en la familia: producir cerveza artesanal. Pedro, entonces estudiante de una maestría en Sports Management en Australia, aceptó el desafío sin imaginar que aquel proyecto se convertiría en un negocio que hoy emplea a 31 personas.

La familia Navarro tiene una larga historia vinculada a la propiedad donde se encuentra la cervecería, una antigua hacienda de más de 300 años ubicada en la Mitad del Mundo, al norte de Quito. Es un espacio amplio, con áreas verdes y una construcción minimalista. Al ingresar al restaurante, una pared de vidrio te permite admirar el proceso de producción de la cerveza, con unos grandes tanques que almacenan su materia prima.

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Es un negocio rico en historias y anécdotas. Su nombre, Santana, surgió como un homenaje a esta hacienda y la cruz de piedra, un elemento característico de la propiedad, se integró al logotipo como un símbolo de tradición y arraigo. Cualidades que buscan transmitir en cada uno de los barriles que comercializan en Ecuador.

Pedro, el menor de los cuatro hermanos, trabajó durante 10 años en un corredor de seguros antes de embarcarse en esta aventura empresarial. Graduado en Administración de Empresas en la Universidad San Francisco de Quito, complementó su formación con estudios de cuarto nivel en Australia. Aunque de pequeño había considerado una carrera en geología o egiptología, la administración se convirtió en su elección profesional, siempre con la visión de explorar nuevas áreas de negocios.

Actualmente tiene 47 años y es el gerente general de la compañía. En una entrevista con Forbes Ecuador comenta que entre el equipo fundador estuvo su hermano Sebastián, chef profesional, quien aplicó su experiencia culinaria a la elaboración de las cervezas; y su hermana Carmen, arquitecta, encargada del diseño de la planta y del restaurante. La colaboración de un primo desde Estados Unidos, encargado de la imagen de marca, completó un esfuerzo familiar que fue ganando tracción.

El inicio no fue sencillo. La producción comenzó en 2011 en la cocina de la casa de sus padres, entre experimentos que rara vez alcanzaban el resultado esperado. Las primeras inversiones rondaron los US$ 5.000, destinados a quemadores y equipos. Un año más tarde, al observar el potencial del negocio, los hermanos decidieron adquirir maquinaria usada de una cervecería que había cerrado. Esa planta, inicialmente pequeña, fue ampliándose con los años hasta convertirse en la instalación moderna que opera hoy.

Pedro Navarro en las instalaciones en la Mitad del Mundo. Fotografías: Pavel Calahorrano.

De acuerdo con este quiteño producen dos marcas. La primera, Santana, con cinco tipos de cerveza: pale ale, irish red, ámbar, stout y tripel, de nueve grados de alcohol. La otra marca es Chicha Madre, con tres cervezas más ligeras que incluyen ingredientes locales como yuca y papa. La materia prima principal proviene de Bélgica y Estados Unidos, combinando maltas europeas con lúpulos americanos.

La planta tiene una capacidad de producción de hasta 2.000 litros por lote y puede operar en turnos dobles. Actualmente, trabaja solo un turno, generando alrededor de 8.000 litros al mes, de los cuales el 80 % se comercializa en barriles y el resto en latas. La facturación de 2024 alcanzó los US$ 300.000, con una proyección de crecimiento significativa.

El restaurante, inaugurado en 2019, ofrece un complemento gastronómico que incluye fritada, hornado, corviche, encocado y otros platos ecuatorianos, además de opciones internacionales como hamburguesas y alitas. La estrategia busca combinar el maridaje de cervezas con comida típica para atraer a una clientela variada. Su segundo local se ubica en El Potrero de Lumbisí.

Otro de sus enfoques es la sostenibilidad. La planta utiliza agua de lluvia recolectada y purificada, reduciendo en un 70 % el consumo de agua potable. Además, la empresa obtuvo en 2021 la certificación de carbono cero. Este reconocimiento responde a iniciativas como la reforestación en el Chocó, donde la familia posee una propiedad destinada a la conservación ambiental y a la recolección de agua. 

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Con una inversión acumulada de US$ 500.000 en su planta y equipos, Santana enfrenta el desafío de fortalecer su presencia en el mercado. Aunque inicialmente centraron su estrategia en bares, hoteles y restaurantes, este año comenzarán a ingresar al retail. El enfoque comercial se reestructuró para consolidar la marca en puntos de venta masivos.

"Nuestro objetivo es que cada vaso refleje la consistencia y la calidad, que siempre mantenga su sabor. Hemos aprendido de los errores y seguimos perfeccionando cada detalle, desde el proceso de producción hasta la experiencia del cliente" afirma Pedro, quien también destaca la importancia del trabajo en equipo para mantener la visión familiar.

Con 31 empleados, de los cuales la mayoría está en los restaurantes y solo nueve en la planta, Santana representa un modelo de negocios que se fortalece como un referente en la industria de cervezas artesanales en Ecuador. Este 2025 prevén superar el medio millón en facturación. (I)