Sentado en la sala de su departamento en Dubái, con el computador en frente, David Arboleda se conecta a Zoom para conversar con Forbes Ecuador. Al día siguiente debe madrugar para pilotear el vuelo más largo que existe en la aerolínea Emirates: Dubái- Auckland, es decir desde Emiratos Árabes Unidos hasta Nueva Zelanda. Hará 16 horas de ida y 17 de vuelta.
En este contexto, cuando en Quito son las 11:00 de la mañana y en Dubái las 20:00, Arboleda recuerda sus años en Ecuador. En una ciudad repleta de tecnología de punta, y rodeado de rascacielos, conversa sobre su camino de vida, cómo llegó a los 30 años a ser piloto de una de las aerolíneas más prominentes del mundo, cómo superó la pandemia y qué es lo que más extraña del Ecuador. Comenta, sobre todo, cómo ha ido cumpliendo sus sueños.
Nació en 1989 en Ambato, a sus 7 años sus padres decidieron cambiarse a Latacunga, y en esa ciudad de la sierra central, pasó toda su infancia y época escolar. Al graduarse, logró hacer realidad uno de sus sueños: entrar a la escuela de formación de pilotos de la empresa Ícaro Air.
En 2009, al egresar de la escuela de formación, Arboleda viajó a Florida en Estados Unidos para seguir entrenando y aprender a pilotear aviones más grandes. Todo esto para cumplir su siguiente sueño: llegar a una de las aerolíneas más importantes del mundo y pilotear el avión de pasajeros más grande del mundo.
Estuvo tres años perfeccionándose en Estados Unidos, hasta que regresó al Ecuador y tuvo su primer empleo formal como piloto en aviones privados, que hacían vuelos interislas en las Galápagos, además de ocasionalmente volar al continente en chárteres.
En 2015, Arboleda fue contratado por la desaparecida TAME Ecuador, la primera aerolínea comercial en la que trabajó. Ahí estuvo al mando de los aviones A320, en los principales vuelos cortos de la empresa. Cuando llevaba trabajando dos años ahí quiso postular al exterior, principalmente a Emirates, porque su sueño era llegar a estar al mando del avión de pasajeros más grande del mundo, el Airbus A380, que puede llevar cerca de 480 pasajeros.
Sin embargo, desde Emirates requerían mayor tiempo de vuelo y experiencia en jets para contratar, por lo que empezó a postular a otras aerolíneas más pequeñas, pero igualmente del exterior. Así, en 2017 le llegó la oportunidad de unirse a Jazeera Airways, aerolínealow cost con base en Kuwait. En esta empresa del país petrolero seguiría al mando de los aviones A320 con rutas a otros países de Oriente Medio.
Antes de firmar por la aerolínea de Kuwait, en su conversación con la empresa y negociación del contrato, que fue en Turquía, los ejecutivos le señalaron a Arboleda que si quería irse a vivir con su novia, debían estar casados, sino no podrían firmar. Es por esto que, a la vuelta al hotel, le dijo a Paola Luzuriaga, la que era entonces su enamorada, que debían encontrar a alguien del Registro Civil lo antes posible, para casarse y poder firmar.
Prácticamente el mismo día en que llegamos a Quito, nos casamos, recuerda David Arboleda, quien habla cinco idiomas: español, inglés, francés, italiano y árabe. Con este antecedente, pudo volver a ver a los ejecutivos de la aerolínea y firmó el contrato con esa empresa, y se fue a vivir a Daulat al-Kuweit, la capital del país desértico. Luego, unos meses después, tuvo la oportunidad de casarse eclesiásticamente con Luzuriaga, siguiendo la tradición católica de ambas familias.
En 2019, con algunos años más de experiencia, nuevamente probó postular a la aerolínea de sus sueños: Emirates. Después del proceso de selección, que para Arboleda fue riguroso, complicado y extenso, logró ingresar a la empresa y comenzó con su sueño: volar el Airbus 380, avión de pasajeros más grande del mundo, desde julio del 2019. Aún tenía 29 años.
Unos meses después, comenzó la pandemia, por lo que la empresa tuvo que rescindir los contratos de la mayoría de sus empleados, incluido Arboleda. Los contratos se terminaron, sin embargo la empresa nos cubrió absolutamente todo lo que correspondía y siempre con miras de poder regresar entonces mientras todo se normalizaba y se liberaban un poco los lockdowns a nivel mundial, pues la empresa de a poco fue reingresando y reintegrando a la gente que con que habían terminado contratos, recuerda el piloto ecuatoriano.
Arboleda estuvo un año y medio sin trabajo, y encerrado junto a su esposa en su hogar en Dubái, y comenzaron con un emprendimiento. Con otra amiga piloto decidimos formar una pequeña empresa de importaciones, así que trabajamos en conformar la empresa, en establecer, levantarla... Y nos quedamos trabajando en eso.
La empresa, creada por Arboleda junto a la piloto Stephanie Rosero, se dedica a llevar productos del Ecuador y moverlos dentro de Dubái y de los Emiratos Árabes. Algunos productos están en supermercados y tiendas pequeñas, las cuales los adquieren a través de Amazon. Fue creada en pandemia, pero sigue existiendo y funcionando hasta hoy, como un side job.
Y en 2021 volvió a la aerolínea. Hoy, David Arboleda, con 34 años, sigue en el mismo puesto de piloto y su salario anual bordeó los US$ 200.000 en 2023. A eso se le puede sumar lo que facturó con su emprendimiento: US$ 40.000. Uno de sus próximos proyectos para este año es poder realizar el curso de ascenso a capitán. Luego de eso, Arboleda sueña con que me encantaría entrar al tema de entrenamiento porque siempre ha sido algo que me ha gustado, sobre todo ayudar a los nuevos pilotos que ingresan y ayudarles a avanzar y a seguir en esta carrera.
Arboleda, quien comenta que lo que más extraña es el aire puro ecuatoriano, las montañas, ver los nevados y los volcanes, aconseja, como mensaje a los jóvenes que quieren cumplir sus sueños, que esta profesión es de resistencia y no de velocidad. A veces uno se frustra mucho en el país por lo limitada que es la aviación en Ecuador y porque no se encuentra trabajo y hay escasas posibilidades. Sin embargo, todo se logra con constancia. Hay que tocar puertas y seguir preparándose, buscar la oportunidad, pues con la oportunidad se puede conseguir el trabajo y pues de ahí es nada más que seguir subiendo, seguir escalando, hay que ser también un poco ambicioso en la vida, tratar de conseguir algo mejor, algo más para tu logro personal, para el de tu familia y el de tu entorno, cierra Arboleda. (I)