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Eduardo Izurieta vale
Liderazgo
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Eduardo Izurieta, presidente Ejecutivo y accionista de Saludsa, se califica como un millennial con experiencia. Bajo su gestión, esta empresa facturó US$ 207 millones en 2023 y este año proyecta cerrar con ventas por US$ 230 millones, con medio millón de clientes y un equipo de 1.300 colaboradores. Los planes continúan y el siguiente objetivo es exportar la plataforma de ventas a Perú, Colombia, México y otros mercados de la región en los siguientes seis meses. Durante dos horas habló con Forbes para contar el actual momento de la empresa, recordar su trayectoria profesional, detallar un día suyo, aconsejar a emprendedores y analizar la situación del Ecuador.

8 Octubre de 2024 17.24

La historia de Eduardo Izurieta se escribe con memorias de su adolescencia una época en la que reconoce que tenía problemas en su casa. Luego de un año de intercambio estudiantil en Estados Unidos, decidió prolongar su estadía y trabajó limpiando techos, sacando copias y lavando autos. Eran los años ochenta, y Eduardo Izurieta volvió al país para estudiar y trabajar al mismo tiempo, "algo que las nuevas generaciones no lo hacen tanto como antes".

Al regresar tuvo opciones de trabajo en tres sectores: la hotelería, la construcción y el mundo de los seguros. "Me decidí por la tercera opción y mi primer trabajo fue en Seguros Equinoccial. Tomaba fotos a los carros chocados y elaboraba un reporte". Esa elección marcó el destino de este ejecutivo, que recuerda con emoción sus inicios profesionales.

Vivía en Quito y todos los días viajaba hasta el valle de Los Chillos, donde estudiaba Administración de Empresas en la Espe (hoy Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe). Fue una época intensa en la que Izurieta recorría la ciudad de norte a sur para cumplir con su tarea. Se movilizaba en bus hasta que decidió, por iniciativa propia, organizar su trabajo y el de otros inspectores por rutas y zonas. Tenía 22 años y mostraba su don de liderazgo. "Tras seis meses me nombraron jefe del departamento y mi primer reto fue ganarme el respeto de mis compañeros, que tenían más tiempo en la empresa y que eran mayores que yo".

Izurieta se sentía cómodo en la industria de los seguros y fue creciendo como profesional. "A los 25 años me compré mi primer carro, llegué a tener mi oficina propia y parqueadero". Pero también tuvo varias lecciones, aprendizajes que le pusieron los pies en la tierra. "La vida es una delicia, pero para eso tiene que haber fracasos, errores, caídas, días de llorar, pero eso es parte de la vida y hay que aceptarlo".

Vestido con una camisa blanca y pantalón azul, el Presidente Ejecutivo y accionista de Saludsa  recibió al equipo de Forbes Ecuador en su casa ubicada en el sector de Puembo, al oriente de Quito. Allí recuerda sus inicios, sus logros, sus caídas y cómo llegó a ser presidente ejecutivo de Saludsa, en el 2007, una de las principales empresas de seguros, un segmento que entre enero y julio de este año tuvo ingresos por US$ 1.543 millones, 1,5 % más que en el mismo periodo de 2023, según datos del SRI.

También habla sobre la filosofía de trabajo de "cero excusas", así como de su gusto por deportes como el golf y el pádel. Con más de 35 años de experiencia, se anima a dar una serie de consejos para quienes están empezando sus carreras profesionales. "Soy un millennial con experiencia", dice antes de soltar una carcajada.

Una empresa de US$ 207 millones

Saludsa tiene 31 años en el mercado ecuatoriano, suma 1.300 empleados y cerca de medio millón de clientes. "Estamos fuertes, optimistas, con muy buenos resultados, avanzando en el propósito, que es lograr que nuestros clientes estén más sanos. Tenemos mucha ilusión con los planes a futuro dentro y fuera del Ecuador", dice Izurieta, accionista de la empresa desde hace 25 años.

También detalla el número de clientes de Saludsa. En el producto individual están 120.000; en el de empresas, unos 80.000. "En un tercer segmento, del que se habla poco, que es el segmento que llamamos masivos, tenemos alrededor de 300.000 clientes, a los que damos coberturas de entre US$ 5 y US$ 8 al mes. Normalmente son contratos mensuales. En lo práctico y conceptual somos un seguro, pero somos una empresa de medicina prepagada. Estamos regidos por la misma ley de seguros médicos".

¿Cuáles son los planes de Saludsa? Según él, la meta es internacionalizar los servicios y productos. "Tenemos la ilusión de salir del país, hemos definido mercados potenciales a América Latina, España y los latinos que viven Estados Unidos. Estamos trabajando de manera intensa en eso para exportar el modelo de Vitality. Hemos tenido tan buenos resultados en Ecuador que ahora queremos exportar ese modelo, tenemos ya un equipo especializado en esa exportación. También tenemos otros activos exportables como el producto Experience, un plan de seguro médico internacional para quienes quieran atenderse de enfermedades complejas en Estados Unidos, España, Europa o Asia. Estamos trabajando en eso y esperamos tener buenas noticias en los próximos meses".

Otro objetivo es exportar la plataforma de ventas a mercados de la región como Colombia, Perú, México, República Dominicana y Paraguay.

Al hablar del futuro de la industria se declara optimista. "Los seguros son una manera de proteger el patrimonio de las personas y hoy en día es un sector con mucha innovación, que la usamos en distintos processo, desde la atención al cliente hasta los reembolsos a través de una aplicación. Somos cada vez más digitales"

Las ideas que se aplican en la empresa surgen de tres fuentes. La primera es entender al cliente, estar cerca para resolver sus problemas. Otra fuente es con un equipo muy inquieto y curioso. "Tenemos claro el propósito y con eso claro se nos ocurren muchas ideas. Queremos más personas sanas". La tercera fuente es estar conectados con el mundo, ver todo lo que pasa en el planeta. "Nos gusta viajar, así nació Vitality. Eso nos permite conectarnos con otras realidades, con gente brillante".

La competencia es otro aspecto que analiza Izurieta. Él asegura que les impulsa a ser mejores, "pero nos enfocamos más en el cliente para ayudarle, que esté más sano, hacer tangible el propósito. Cuando la competencia saca algo interesante, es una oportunidad de aprender y mejorar, pero el foco principal es el cliente".

¿Dónde está el negocio? Este empresario explica que cuando la gente está más sana, gasta menos y eso es mejor para la empresa. "Buscamos que estén más sanos porque así ganamos todos. Un cliente sano tiene mejor calidad de vida, vive más tiempo, es más productivo. A los clientes más sanos que se enganchan con nuestro modelo les damos premios. El año pasado devolvimos US$ 5 millones por cumplir metas y en premios. Si los clientes están más sanos, reclaman menos y tenemos más rentabilidad. Es un círculo virtuoso, es algo que nos beneficia a todos y de lo que estamos orgullosos en la empresa".

El año pasado Saludsa facturó US$ 207 millones y este año la proyección es cerrar en US$ 230 millones. "Para el futuro más cercano queremos consolidar el propósito, tenemos 40.000 usuarios que han cambiado sus hábitos de vida. Queremos aumentar esa cifra, queremos una empresa muy digital, que los clientes se relacionen de manera sencilla y tener el personal necesario para personas que no son tan hábiles con la tecnología. Estamos con proyectos de IA, ya la usamos en reembolsos médicos".

En el camino la empresa tuvo momentos retadores. Izurieta menciona tres en particular: en 1999 el país vivió el congelamiento de los depósitos bancarios, "pero nosotros no dejamos de pagar ni a empleados, ni a clientes". Luego, en 2016, un proyecto de ley, que a la final no se aprobó, obligó a Saludsa a dejar el segmento corporativo lo que afectó los ingresos "Volvimos hace unos cuatro años, pero fue un golpe importante del que aún no nos recuperamos por completo". Y el tercer gran desafío fue la pandemia. "Fieles a nuestros valores mantuvimos las coberturas a los clientes que enfermaron de Covid, a pesar de que a escala global el sector no cubría la pandemia".

Al hablar de tecnología, Izurieta se describe como un millennial con experiencia que se lleva bien con la tecnología. "Con las herramientas manuales soy muy malo, pero con la tecnología me divierto mucho, la empresa crece con tecnología".

La empresa tiene 31 años y su presidente ejecutivo recuerda que hace 30 años había muy poca conciencia sobre la importancia de tener un seguro médico y que pocas empresas decidían cubrir a sus empleados con este beneficio. "Era entonces un negocio de empresas que contrataban seguros para sus empleados, grandes empresas".

Con el transcurso del tiempo, Saludsa desarrolló el negocio individual, para que las familias contrataran un seguro para sus miembros. "Eso ha evolucionado hasta tener productos para todo presupuesto, para acceder a exámenes de manera rápida. Antes para solicitar un reembolso había que reunir facturas, colocar en un sobre y enviarlo. Ahora la gente va al médico hace un copago o pide un reembolso que se procesa por una app de manera digital. Hemos evolucionado en tres etapas: la primera fue la etapa de sobrevivencia, la lucha por mantener viva a la empresa y aprendimos muchísimo. Luego estuvo la etapa de ser rentables. Y ahora vivimos la etapa del propósito".

¿En cuál de esas etapas se ha sentido más a gusto? "Me he sentido igual de exigido en todas, en todas he ido creciendo desde mis inicios hasta hoy que tengo 57 años, con ideas y necesidades distintas en cada etapa".

Rebeldía, autos chocados y Guayaquil

El Eduardo Izurieta adolescente tenía problemas con sus padres y quería hacer las cosas a su manera. "No me gustaban las reglas y eso me generaba problemas. Era un buen estudiante, bien travieso y mis calificaciones en conducta eran de las peores. Pero era buen estudiante y eso compensaba, no era el mejor estudiante, no me interesaba. Lo que más quería era irme del país, quería tener libertad", confiesa

Entonces, una vez graduado del colegio Spellman los padres de Izurieta le dieron gusto y le enviaron de intercambio estudiantil. "Me fui un año, pero me quedé un tiempo más, fue una etapa fantástica. No sabía hablar el idioma, aprendí a valorar la casa, extrañaba la casa. Vivía en Atlanta y trabajaba limpiando techos en el otoño, me pagaban diez dólares por techo con otros amigos, era algo peligroso. También lavé autos en centros comerciales. Otro trabajo fue sacando copias. Era duro, trabajaba y estudiaba hasta que decidí volver. Estuve como dos años por allá".

Al regresar a Ecuador empezó a estudiar Administración de Empresas en la Espe. Bajaba todos los días a Los Chillos desde su casa en Quito. Decidió empezar a trabajar y tuvo tres opciones. Recepcionista en el hotel Alameda Real por el inglés aprendido en Estados Unidos, trabajar en una constructora o ser inspector de vehículos. "Me decidí por la tercera. Mi primer trabajo en Seguros Equinoccial fue como inspector de vehículos, tomaba las fotos a los autos chocados y hacía un reporte. Sentí que era una empresa formal y a los seis meses me nombraron jefe del departamento, tenía unos 22 años y mantenía la rebeldía de la adolescencia".

¿Sigue rebelde? "Sí, pero ahora soy un rebelde más maduro, antes era una bestia".

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