“Siempre tuve en mente salir del país. No porque no quiera a Ecuador, sino porque sabía que yo daba para más y allí en algún punto no avanzaría”. Con esta respuesta empezó la entrevista con Freddy García. Este quiteño estudió Administración de Empresas, pero su vida profesional se basó en el área de compras cuando empezó sus pasantías. 

Los primeros pasos laborales los dio en el mundo de los bienes y raíces, y en la empresa de marketing de su padre. Su afición por la tecnología y los vehículos hizo que García busque otros horizontes. Cuando cursaba el sexto semestre de su carrera tenía que cumplir con cierto número de pasantías y él planeaba hacerlas en un lugar que esté relacionado con sus gustos. Así llegó a Dana Transejes Ecuador, el nombre de la marca de Dana Incorporated en el país.

Esta compañía se dedica a diseñar y crear el tren motriz de vehículos de grandes marcas. Además, es una de las más grandes en Estados Unidos, con presencia en 34 países se ubica en el puesto 387 del Fortune 500. Freddy García es el único ecuatoriano de los casi 42.000 colaboradores que tiene la empresa en el mundo. De hecho, fue el primer ecuatoriano en salir de la operación local a otros países. En 2022, Dana cerró sus ventas en US$ 10.000 millones. 

En 2014, a sus 20 años, García  inició como practicante en logística y materiales, en la planta de Carcelén industrial. “Admito que no sabía nada de la empresa, ni que existía. Habían chequeado mi perfil y yo siempre había estado involucrado en temas de liderazgo en la universidad”, cuenta. Luego de un año, una vacante como analista de compras le abrió las puertas para iniciar su trayectoria oficial en esta multinacional.

Ocupó esa posición durante dos años. Pero, para este ecuatoriano no había barreras. Asegura que la perseverancia le ayudó a seguir escalando. En 2017, recibió una llamada del vicepresidente de compras de la operación en Estados Unidos para ofrecerle la oportunidad de liderar un proyecto en España. “Fue chistoso porque yo solo dije sí y él se reía porque no había preguntado ni cuánto tiempo, ni cuando debía irme. Yo solo quería irme”, recuerda. Movieron cielo y tierra para organizar sus papeles y en dos semanas García estuvo en San Sebastián, al norte de España, listo para afrontar el desafío. 

En el viejo continente estuvo seis meses y a sus 24 años estuvo a cargo de un proyecto que lanzaría nuevos productos para un nuevo vehículo de Mercedes Benz. “Tuve la percepción y entendí qué tan grande es Dana y cómo era el mercado europeo”, explica. 

García lideró el área de compras con un presupuesto de US$ 15 millones, en donde se ahorraron US$ 600.000 como parte del objetivo. Tuvo a cargo a tres personas que duplicaban su edad, pero él estaba convencido de esto: “no me creo más que nadie, llegué a trabajar en equipo y con mucha humildad”. 

En su regreso al país, este ejecutivo recibió otro ascenso y en apenas días se convirtió en coordinador de compras de la región andina (Ecuador - Colombia). Su vida se volcó a estar dentro de un avión buena parte de su tiempo. Entre idas y vueltas, en un año calendario, tomó 75 vuelos. “Mi vida estaba en un avión, estaba 15 días en Ecuador, un mes en Colombia. Viajaba a México, Brasil”. 

En 2021 volvió a recibir una llamada desde la central corporativa para ofrecerle un puesto en la matriz de Dana, en Ohio, Estados Unidos. “Me trajeron a trabajar en la matriz. Empecé como senior buyer de material productivo de todas las plantas del país”, explica. Pasos agigantados han caracterizado la carrera de este ecuatoriano. 

En un abrir y cerrar de ojos pasaron diez años que le permitieron a García aprender, crecer y destacarse. Hace más de un año, ocupa la gerencia de compras de Norteamérica (Estados Unidos y México). Los altos cargos representan también mayor responsabilidad. Hoy en día, García maneja un presupuesto de US$ 230 millones y tiene a cargo a 5 personas entre ambos países, que trabajan con cerca de 52 proveedores globales. 

Su día es ajetreado, como el de cualquier ejecutivo: empieza a las seis de la mañana y acaba a las siete de la noche. Mantener contacto con sus pares de todo el mundo hace su rutina dinámica y es algo que le encanta. Siempre quiso estar al otro lado de la moneda, ser la persona a la que ofrecen un servicio y lo consiguió. 

Su esposa Katherine estuvo desde el día uno, desde que este ecuatoriano soñaba con grandes objetivos. Ahora es su acompañante, la persona que en sus días complicados, le transmite paz, asegura. “Ella dejó todo por mí y ahora estamos acá juntos”, enfatiza.

García tiene más sueños. Contempla, un día, volver a la patria para crear su propia empresa y retribuir todo lo que el Ecuador le dio. “Sé de dónde vengo. Soy muy feliz por lo logrado, soy reconocido y me emociona lo que falta”. (I)