Siete estrategias para frenar la procrastinación en 2025
Superar los obstáculos diarios puede ser un desafío, pero encontrar estrategias efectivas te ayudará a alcanzar metas y mejorar tu bienestar general.

El escritor Oscar Wilde dijo una vez, en tono burlón: "Nunca dejo para mañana lo que puedo hacer pasado mañana". Muchos nos sentimos identificados con esa frase cuando se trata de enfrentar el trabajo o cumplir con plazos que nos generan ansiedad. Si vos sos parte del 20 % de adultos en los Estados Unidos que son procrastinadores crónicos, no estás solo.

A principios de este año, escribí para Forbes.com sobre cómo planificar tus metas invernales antes de Año Nuevo. Y hay buenas razones para adelantarte a la procrastinación antes de que llegue el 2025. Superar ese hábito puede abrirte puertas para alcanzar tus objetivos con mayor claridad y tranquilidad.

Recordá que dar un pequeño paso hoy puede ser el comienzo de grandes logros mañana. ¡Vos podés con esto!

Por qué caemos en la procrastinación

Es curioso, ¿no? Los estudios muestran que el 78 % de los trabajadores procrastinan, aunque esto les genere ansiedad. Si formás parte de este grupo, probablemente tenés ambición y empuje, pero igual terminás posponiendo el proyecto que vence mañana a la mañana. En lugar de sentarte frente a la pantalla, te encontrás ordenando el escritorio, reorganizando los muebles o limpiando cosas innecesarias.

Te llamás vago porque no podés motivarte, a pesar de la fecha límite que se acerca. Pero no sos alguien holgazán, porque estás siendo productivo. En el fondo, sabés que no estás enfocado en tus prioridades, pero igual postergás. El plazo vence, los compromisos se acumulan y tu diálogo interno se vuelve despiadado. Te atacás con palabras hirientes, sumando una capa extra de presión que solo empeora las cosas y te hace sentir pésimo.

Por contradictorio que parezca, la procrastinación cumple una función psicológica. Los estudios demuestran que es una forma de reparar el estado de ánimo a corto plazo. En esencia, la procrastinación es una respuesta emocional a un problema que genera angustia. Actúa como una protección frente al miedo al fracaso, el juicio de los demás y la autocrítica.

Hacés algo en contra de tu mejor juicio, pero igual lo hacés por el alivio momentáneo que te da. No es racional ni lógico, porque procrastinar requiere esfuerzo y energía, pero tus esfuerzos van en la dirección equivocada. Las investigaciones respaldadas por la ciencia muestran que quienes procrastinan tienen niveles más altos de estrés y menor bienestar, ya que el cerebro no deja de insistirles para que se motiven.

Cuando evitás ese proyecto que te acecha, también evitás momentáneamente el juicio y las dudas sobre vos mismo. Es mucho más divertido hacer maratón de tu serie favorita que sentarte frente a una pantalla en blanco mientras tu corazón late a mil por hora. Es una verdadera paradoja, porque evitar la presión en realidad termina amplificándola.

Cuanto más se acerca el plazo, más angustia y parálisis sentís. A largo plazo, esta postergación y el estrés no solo desgastan tu productividad, sino que también afectan tu éxito profesional.

Estrategias para frenar la procrastinación

Dividí las tareas en segmentos breves de tiempo: dale cinco minutos para empezar, dando pequeños pasos medibles que sean fáciles de realizar. Esto engaña a tu cerebro emocional, que se resiste a comenzar. El dicho "un paso a la vez" reduce la sensación de estar abrumado y ayuda a combatir la procrastinación. Una vez que das el primer paso, te das cuenta de que la tarea no es tan desafiante como pensabas. Este cambio de percepción te permite avanzar hasta completarla.

Aumentá la autocompasión: cuando te sorprendas con esa voz implacable que dice "Este proyecto debe ser perfecto" (el psicólogo Albert Ellis lo llamó "musturbación"), optá por palabras más alentadoras como "Puedo hacerlo", "Quiero hacerlo" o "Elijo hacerlo". Ser duro con vos mismo reduce las posibilidades de recuperarte después de procrastinar. En cambio, ser más amable facilita el rebote. Los estudios muestran que perdonarte por demoras anteriores neutraliza la procrastinación. Hablarte con compasión y confianza, refuerza tu capacidad para superar los retrasos y enfrentar los desafíos profesionales.

Relajá tu perfeccionismo: es probable que escuches una voz interna diciendo que el resultado debe ser perfecto. Podrías estar exagerando la dificultad de la tarea o el nivel de evaluación al que será sometida. Este perfeccionismo rígido lleva a metas poco realistas y evita que avances. Al permitirte cometer errores o hacer un primer borrador imperfecto, engañás a tu cerebro emocional que busca resultados impecables. A menudo, ese primer intento resulta mejor de lo que esperabas.

No te etiquetes como procrastinador: cuando te definís como procrastinador, te identificás con el hábito que querés dejar atrás. Este rótulo tácitamente justifica la repetición del comportamiento. En lugar de eso, pensá en la procrastinación como una parte de vos, no como vos en totalidad. Observarla de manera imparcial reduce el juicio interno y te ayuda a separarte de esa voz crítica. Hablarle como si fuera una tercera persona te permite manejarla mejor y recuperar el control.

Recompensate: tu cerebro busca placer y evita el dolor, y las recompensas lo motivan. Después de completar una pequeña parte de la tarea—no antes—date un premio. Por ejemplo, mirá tu serie favorita después de terminar una parte del trabajo. Este refuerzo positivo aumenta la motivación para completar el proyecto en partes.

Establecé prioridades: tachar un ítem de tu lista de tareas, aunque sea pequeño, puede darte el impulso inicial que necesitás. Enfrentá tus compromisos de manera directa y temprano, en lugar de esperar hasta el último momento. Distinguí entre lo esencial y lo secundario, y resolvé primero las tareas que requieren atención inmediata.

Considerá los beneficios a largo plazo: muchas personas piensan: "Si no intento, no puedo fracasar", y por eso postergar parece un alivio momentáneo. Sin embargo, esta actitud sabotea tu carrera a largo plazo. En lugar de enfocarte en el alivio inmediato, concentráte en las ganancias de completar la tarea. Cambiar el enfoque hacia los beneficios finales te acerca más rápido a la meta.

La procrastinación es un patrón de comportamiento autoderrotista que afecta la productividad, tu carrera y también tu salud mental y física. 

Una última palabra sobre la procrastinación

Cuando un proyecto parece una lucha cuesta arriba, pensá en la vista desde la cima. Es un recordatorio de lo bien que te vas a sentir una vez que termines esa tarea que venís evitando. Si hacés ejercicio regularmente, seguro conocés esa sensación de desgano antes de ir al gimnasio. Pero cuando recordás lo bien que te sentís después de entrenar, eso enciende tu motivación para hacerlo.

La procrastinación es un patrón de comportamiento autoderrotista que afecta la productividad, tu carrera y también tu salud mental y física. Es como un "amigo sin beneficios": te ayuda a evitar el temor de no completar algo, pero en el proceso sabotea tu futuro. Como dijo el escritor Denis Waitley, "Los ganadores se toman el tiempo de disfrutar su trabajo, sabiendo que escalar la montaña es lo que hace que la vista desde la cima sea tan emocionante".

 

Nota publicada por Forbes US