Sabe todo sobre el mercado bursátil
Mónica Villagómez Najas forjó una carrera profesional de 23 años en la Bolsa de Valores de Quito. Empezó como agente de bolsa, hasta ser la primera mujer presidenta del Directorio. A lo largo de su carrera lideró procesos claves para integrar al mercado bursátil ecuatoriano con el resto de Latinoamérica. En el mundo bursátil ecuatoriano el volumen de transacciones en efectivo en 2024 fue de US$ 15.752 millones.

Mónica Villagómez es una abogada quiteña cuya historia personal y profesional refleja la pasión y la determinación con la que ha recorrido distintos campos. Por 23 años fue parte la Bolsa de Valores de Quito, donde llegó a ocupar el cargo de presidenta del Directorio. Actualmente, divide su tiempo entre directorios de empresas y consultorías de gobernanza familiar.

Desde pequeña, esta ejecutiva se sintió atraída por la comunicación y quería ser periodista de investigación, pero su padre le hizo entender en su momento que por ahí no la veía profesionalmente. Entonces se inclinó por el Derecho. Obtuvo su licenciatura en la Pontificia Universidad Católica de Quito (PUCE) y años más tarde su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad de Cuenca.

Su primer trabajo remunerado fue en el Club Rotario Colonial, donde cumplía las funciones de secretaria, y luego en un estudio jurídico. "Esa época tenía un horario partido en la universidad que me permitía hacer las dos cosas. Fueron momentos de mucho aprendizaje, hacía de todo, pasaba papeles, sacaba fotocopias, archivaba documentos, tenía que leer mucho y poco a poco me fui inclinando por el mundo corporativo".

En 1975, su camino la llevó a la Asociación Nacional de Mutualistas, donde se convirtió en una de las investigadoras más jóvenes. "Dos años me tomó elaborar el primer fichero legal, con lo que se buscaba facilitar el manejo de las normas propias del mutualismo. En ese entonces en el país existían unas 40 mutualistas". Este fue el principio de una carrera llena de desafíos.

Un día recibió la llamada de la Mutualista Benalcázar para que se integrara al Departamento Legal. Recuerda que debía hacer cancelaciones de hipotecas, escrituras de compraventa, préstamos al constructor, estudios de títulos de terrenos o viviendas. "Llegué al cargo por méritos propios pese a que mi papá era el presidente de la mutualista. Un día le renuncié porque supuso que fui yo quien no le había tratado correctamente a un cliente. Reconoció su error, pero también me dio un mensaje clave en mi formación: 'Las renuncias son irrevocables'. Esa vez me quedé, estuve diez años".

En la década de los ochenta se sintió atraída por el mercado bursátil, un mundo desconocido para muchos, especialmente para las mujeres. Fue un encuentro casual con un amigo del sector lo que la impulsó a dar el paso, pero no podía hacer transacciones, porque no estaba calificada. Debía aprobar un examen para ser agente. "Yo era floja en matemáticas, por lo que fueron semanas de quemarme las pestañas, estudiaba de 10 a 12 de la noche, mi esposo me daba clases, porque es financiero. Pese a que tuve excelentes notas, no me querían calificar como agente de bolsa, aduciendo que había muchos, estaba pisando un terreno dominado por hombres". Villagómez estaba decidida a demostrar que el liderazgo no tiene género y lo consiguió.

Con esfuerzo y perseverancia, se convirtió en agente de bolsa, y luego los mismos que se oponían a ella la eligieron presidenta de la Asociación de Agentes de Bolsa. "En 1997, la Corporación Financiera Nacional (CFN), mediante ruedas interconectadas de las bolsas de valores de Quito y Guayaquil, vendió sus acciones. Recuerdo que me sentí como en Wall Street. Los agentes más antiguos en edad no me apoyaban, es la primera y última vez que lloré por algo así. Entendí la responsabilidad que uno debe asumir frente a la adversidad". También estuvo en la rueda abierta de Ecuatoriana de Aviación. "El proceso fue perfecto, lamentablemente los compradores luego no cumplieron, eso fue una pena".

Esta mujer, madre de dos hijas y profesional, llegó a ocupar la presidencia ejecutiva y del Directorio de la Bolsa de Valores de Quito, algo sin precedentes en la región. Durante sus 23 años de trabajo, se enfocó en darle un giro al mercado bursátil. Fue la cabeza de un equipo que preparó las reformas legales y técnicas para incorporar a la bolsa de Quito con los mercados internacionales. Uno de sus logros fue la integración regional de mercados, que culminó con el nacimiento del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), con lo que se empezaron transacciones entre los países. "El tema ético es el más importante, porque cuando tienes un bien que cuidar la confianza se vuelve infinita". 

En su departamento en el norte de Quito, con una vista impresionante de la ciudad, con entusiasmo pasa revista de lo logrado en su carrera, aunque con nostalgia asegura que hasta ahora no existe una política pública para el mercado de valores. "Han existido tres o cuatro declaraciones, que no han pasado de eso. El mercado necesita fortaleza y no miles de regulaciones". En su camino recuerda el Programa de Oferta y Demanda de Gobierno Corporativo realizado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la International Finance Corporation (IFC). Consiguieron US$ 1,3 millones, se educó a cerca de 2.000 personas, se formaron 40 firmas como consultores, participaron en el programa 45 empresas, se diseñó la malla curricular específica para 24 universidades. Finalmente se generó el Código Andino de Gobierno Corporativo con inclusión de Colombia, Perú, Venezuela y Bolivia.

Se califica como una mujer bastante firme, muy exigente con su equipo. "Siempre tuve claro que sola no lograba nada, por eso me enfoqué en darles capacitación, empoderamiento y la posibilidad de hacer una carrera profesional. Ellos se defendían perfectamente sin mí, es difícil para un líder reconocerlo, pero me siento orgullosa". 

A lo largo de más de tres décadas ha sido testigo de los cambios y desafíos del mercado ecuatoriano, logró romper con moldes tradicionales al ocupar cargos que generalmente eran para hombres. Su trayectoria no solo está marcada por el éxito profesional, sino por su convicción de que el verdadero liderazgo se basa en la firmeza, la ética y la capacidad de reinventarse.

En el mundo bursátil ecuatoriano las transacciones en efectivo han crecido todos los años. En 2012 fueron US$ 3.748 millones, en 2016 llegaron a US$ 8.334 millones y para 2024 bordearon los US$ 16.000 millones.

Tras su retiro en abril de 2016, encontró una nueva pasión en el trabajo con empresas familiares. Ahora se dedica a la consultoría de gobernanza corporativa. Ella cree firmemente que la clave del éxito no solo radica en la parte económica, sino en un sistema de valores sólidos, liderazgo claro y un diálogo continuo entre generaciones. Su misión, como ella dice, es ayudar a las empresas familiares a establecer estructuras claras y eficientes que aseguren su longevidad. "En el gobierno de empresas familiares se manejan dos cosas: la racionalidad y la emocionalidad. Aunque todos creamos que las familias se llevan divino, cuando hay dinero o poder de por medio las cosas cambian. Son procesos largos y no siempre el final es exitoso". Además, es miembro del directorio en cinco empresas y preside la Fundación Sembrar, que apoya a jóvenes en su empleabilidad...

Para leer la entrevista completa consigue la nueva edición en:

Supermaxi

Megamaxi

Mr. Books

Libri Mundi

The Owl Books & Gifts

Mi Comisariato

Travel Stores

o dale clic aquí (I)