Qué es el curioso síndrome de Cronos: la razón que impide crecer en el trabajo
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
La mayoría de los empleados sueñan con hacer crecer sus habilidades y su carrera profesional; así pueden asumir más responsabilidad y exposición frente a sus superiores, e incluso sentirse más útiles y agregando valor a los equipos.
Sin embargo, no todo el mundo tiene las mismas oportunidades de crecer. Algunos directivos son más indulgentes que otros; y algunas personas empleadas son más afortunadas que otros. Y también pasa exactamente lo opuesto. Entonces, ¿por qué algunos empleados tienen la oportunidad de crecer y otros no?
Si lo piensas desde la perspectiva de un jefe verticalista y tradicional: ¿Cuál es tu situación en cuanto a oportunidades de crecimiento? ¿Tu superior te alienta a desarrollarte o te pone palos en la rueda? Si ese es tu caso, tiene un nombre y una explicación: se llama Síndrome de Cronos, y el origen se remonta a la mitología griega.
Brevemente, Cronos -que quizás sepas que es denominado también el dios del tiempo- es hijo de Urano (el cielo) y de Gea (la tierra) que destronó a su padre y que, casado con su hermana Rea, asumió el reino de los dioses; pero, conociendo que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus hijos decidió devorarlos a todos nada más nacer.
¿Por qué te cuento esta breve historia? Porque dentro del mundo de las empresas y organizaciones así se denomina a una patología gerencial que se caracteriza por una acción deliberada de quien ocupa el rol de jefatura por la que decide estancar o “freezar” a su personal por temor a ser sustituido o desplazado, e incluso, que lo dejen en evidencia respecto a su conocimiento y destrezas.
El síndrome de Cronos no es algo menor y lo veo en muchas de las empresas con las que trabajo en distintos países como coach ejecutivo. Surge de cierto miedo de la persona a perder poder, lo que le hará sentir inseguridad por su puesto, y así, quiere evitar que nadie pueda derrocarle.
Para que puedas reconocerlo, necesitas saber que por lo general este tipo de patología psicológica tiene algunos signos claros frente a las personas a cargo.
Por ejemplo, no establece relaciones de empatía ni de cercanía; da órdenes en vez de involucrar a las personas; se opone constantemente a las buenas ideas de colaboradores; jamás habla de sus temores; imposta una actitud de falsa seguridad interna; ejerce el poder de cualquier forma notoria sólo para marcar superioridad, jamás habla de equipo, e incluso puede llegar a difamar a una persona que todos los demás destacan por su buen desempeño.
Y hay más: otros aspectos se revelan en el trato de superior–sometido que tiene con las personas, el excesivo control aún en aspectos insignificantes, y, frente a sus propios superiores, jamás dice que no, aunque luego le cueste delegar en forma efectiva y motivar al equipo para lograr resultados conjuntos. Observa cómo este último comportamiento lo único que busca es demostrarte que de alguna forma serían imprescindibles.
Para sumar, también se mueven en vínculos transaccionales del estilo “yo te doy / tú me das”: todo lo plantean en estos términos y no es posible establecer un ganar=ganar, que sería ecuánime para la jefatura y la persona.
Claro está que jamás te alentará a que te postules a una vacante superior, y piensa que cada persona le debe obedecer aún en sus más inverosímiles caprichos con tal de mantener ese estado de aparente estabilidad. Lo contrario haría que tambalee su ya deficiente seguridad interior.
Si tienes personas a cargo y te reconoces en algunos de estos comportamientos y te interesa mejorar, el mejor camino es realizar una psicoterapia profesional.
Como ves, estamos hablando de jefes y jefas, no de líderes, quienes tienen un estilo horizontal y colaborativo, donde se tiene en cuenta la potencialidad de cada integrante.
Para que no te agotes luchando contra molinos de viento, y no te deshaucies cada vez que encuentras un “no” cortante y gélido como respuesta ante tus ganas de crecer, puedes tener en cuenta estas cinco ideas:
1. Reconoce su personalidad
Como ya sabes, no podemos cambiar a otras personas, apenas podemos cambiarnos a nosotros.
Lo mejor en estos casos es saber el por qué de su comportamiento, y de esta forma, sin justificarlo, abrir posibilidades para ti, sin frustrarte.
2. Compite en forma inteligente
Si tienes superiores con patología Cronos es posible que hasta en las competencias internas por el desempeño se vea su sello; por lo general, tienen sus favoritos y hacen y deshacen a su gusto.
En este caso, te sugiero que logres destacarte en obtener resultados tan extraordinarios que sobresalgan de tal forma que la alta cúpula de la empresa no pueda disimular conocerlos.
De esta manera, sin estar haciendo puente por sobre tu jefe que no te deja crecer, es posible lograr resonancia de tu desempeño en otros niveles de la organización.
3. Haz networking interno y externo
En este punto te sugiero recordar que mientras estás en un trabajo, éste puede ser el trampolín hacia otro mejor o una actividad que encares en forma independiente.
La sugerencia es que aproveches cada momento del rol actual para hacer tu tarea con excelencia y que establezcas vínculos de calidad con tus colegas, proveedores y otras áreas.
De esta forma, estás creando tu red de contactos interna y externa a medida que permaneces en el puesto actual, y no cuando ya no lo tengas. De esta forma, todas esas personas conocerán de primera mano la calidad de tu labor, más allá del jefe que tienes encima y que no te lo reconoce. Te aseguro que siempre llega el tiempo en que puedas capitalizar esta experiencia.
4. Evita criticar al jefe
Un comportamiento tóxico, como el de quienes son jefes con síndrome de Cronos, no se subsana ni disminuye si te pliegas a la usina de chismes y rumores que suele funcionar en casi todas las empresas.
Lo mejor es evitar criticar al jefe, aunque esto no significa que lo justifiques. Simplemente, buscarás enfocarte en cómo hacer cada día mejor tu tarea, sacándole brillo: primero por tu desafío propio, y luego, para aumentar la visibilidad de tus aportes y soluciones.
5. Controla tu impulso vengativo
Sé que hay jefes que pueden hacerte la vida imposible y jugarte malas pasadas; sin embargo, sugiero que tengas una actitud más profesional y que madures este aspecto interno para que pienses en el logro mayor que te gustaría conquistar.
En una empresa podrías llegar a acceder a otras responsabilidades no sólo por tu jefe directo, sino por lograr que vean tu desempeño y tu potencial. Quizás se interese el área de recursos humanos, o un líder de otro sector, e incluso el directorio. Conozco casos así en pequeñas, medianas y enormes empresas.
Y si piensas en marcharte, quizás quieras que escriban una buena carta de recomendación. Entonces, aunque los demás no lo hagan, juega limpio y controla el ímpetu de venganza y rebeldía, que no te conducirá a nada positivo, porque te coloca en la misma posición combativa y de discordia de aquel jefe estilo Cronos.