A veces nos gustan las situaciones complicadas, pensamos que podemos pese a que nos vemos desbordados con el trabajo. Por eso, en el momento en el que nos damos cuenta de que realmente no podemos con todo, da miedo pedir ayuda. Es interpretado como un signo de debilidad.
Esto es un error por un gran número de razones. Reconocer que no sabemos qué hacer en una situación no es ser débil, es ser honesto. Además, es algo extremadamente común. Pedir ayuda puede resultarnos complicado. Dejar al lado el orgullo, hacer que nos cuestionemos nuestras habilidades, puede causar ansiedad, y sí, puede que nos haga parecer débiles ante algunas personas. Pero no significa que tiene que ser así ya que, a la larga, nos va a ayudar a obtener mejores resultados.
Estás eligiendo salir de la zona de confort
Es lo primero que necesitás entender si estás en una posición en la que necesitás pedir ayudar. Esto es algo bueno, si estás dentro de tu zona de confort, no necesitás cambiar para mejor. Además, los grandes líderes lo han dicho en muchas ocasiones, el cambio siempre es para mejor.
Vas a adquirir diferentes puntos de vista
Esta es la principal teoría que desmonta el hecho de que pedir ayuda nos hace débiles. Cuando pedimos ayuda, nos enriquecemos personalmente, y expandimos nuestras capacidades, nuestros conocimientos. Lo cual es siempre enriquecedor a todos los niveles.
Estás dando ejemplo a todo el mundo
Como líder vas a mostrar al mundo que pedir ayuda es algo valiente y no lo contrario. Además, das a entender que confiás en las ideas de los demás y que buscás su consejo, lo que aporta humanidad.
Por lo tanto, mientras pedir ayuda es complicado y puede dañar tu autoestima y a esa pequeña porción de nuestro ego que piensa que somos capaces de todos, vas a descubrir que podemos ser más fuertes y más exitosos.
*Nota publicada en Forbes España