No hay fronteras cuando el currículo es de clase A
El quiteño Diego Sosa es el presidente regional y CEO de Chubb Japón, desde octubre de 2020. Aunque llegó cuando el COVID estaba en auge y la economía del mundo paralizada, ha conseguido vender alrededor de US$ 500 millones.

Tiene 50 años, de los cuales 25 ha vivido fuera del país. Es un experto en seguros que ha repartido su experiencia profesional en Ecuador, Chile, Brasil y ahora en Japón. Se ha casado dos veces y tiene dos hijas; su hobby son los autos clásicos y espera jubilarse en su país natal. Ha empezado de nuevo varias veces en distintos lugares, con culturas diferentes, otros idiomas y siempre le ha ido bien.

Economista de profesión, con un MBA en la Universidad Católica de Chile. A su regreso, trabajó en el Banco Pichincha en el área de Crédito Corporativo, pero su objetivo era alcanzar el éxito en el exterior. En plena crisis económica, antes de la dolarización, decidió volver al Cono Sur y, contra todo pronóstico, a las dos semanas consiguió trabajo en Cigna, una compañía de seguros que buscaba una persona para una posición regional de inversiones. Mientras trabajaba, volvió a las aulas para obtener un Chartered Financial Analyst (analista financiero certificado).

Su contrato era por cinco años, pero a los cuatro el panorama parecía negro, porque el área que él manejaba se vendió a otra empresa. Sin embargo, solo tuvo que cruzar la calle para instalarse en su nueva oficina, para empezar de nuevo en otra empresa. Tenía 32 años.

¿Cree que su carrera profesional ha sido cuestión de suerte o que las oportunidades llegan solas, o es necesario tener padrinos?

La suerte no llega sola, se busca, y yo la encontré. En esa época no tenía dinero ni para comprar un celular, volví a Chile con muy poco dinero por la crisis económica en Ecuador, tuve que vender mis ahorros con tremendo descuento. Me moví como loco buscando entrevistas, hablando con mis exprofesores y me quedé 13 años.

¿Chile fue solo un arranque?

De Chile pasé a Brasil, en la misma compañía, en un negocio diferente; trabajé en las áreas de Inversiones, Seguros de Vida, Salud, Finanzas. Un nuevo desafío, nueva cultura y nuevo idioma. Esta experiencia duró dos años, volví a Chile a una posición regional del negocio de Accidentes y Salud.

¿Qué significó para usted volver a Ecuador como expatriado?

Yo pensé que me quedaría en Chile para siempre. Sin embargo, tiempo después recibí una llamada de QBE, que había adquirido una compañía de seguros en Ecuador y tenían grandes problemas; mi respuesta inicial fue no, pero lograron convencerme y en 2012 volví al país. Fue interesante regresar, fue una experiencia difícil; yo era un desconocido en el campo de seguros.

¿Fue un mercado complicado de manejar?

A mi criterio, sí, porque falta bastante regulación. En esa época éramos la compañía más grande y tratamos de hacer algunos esfuerzos por hacer cambios que permitieran mejorar el mercado, pero era difícil convencer a las autoridades de cosas que eran lógicas y que se aplican internacionalmente.

¿Por ejemplo? Había muchas discusiones en el Gobierno de ese entonces acerca de la estructura de los seguros. Hay compañías muy chicas que manejan riesgos muy grandes, no voy a dar nombres, pero eso pasa mucho. Hay compañías que parecerían tener ventas muy grandes, pero simplemente son intermediarias. Falta más control. Una de las cosas que más criticábamos era el monopolio que existía por parte del Estado en los seguros estatales, y ahora se ven las consecuencias de eso.

¿Dejó formando un equipo en Ecuador?

En ese momento, sí, y fue bueno, pero luego la compañía se vendió y las situaciones cambiaron. Ecuador me quedó pequeño y lo sentí más cuando regresé a trabajar allá de manera temporal, aunque fueron años muy interesantes desde el punto de vista profesional. En donde fui más radical en cambios fue en Ecuador, porque la compañía lo necesitaba. El 40 % de los empleados era nuevo, hice cambios drásticos, cancelé cuentas; salimos de los negocios del Estado antes de que el Gobierno pusiera la regla de que solo se podía contratar con la casa de seguros estatales. Allá tuve que hacer los cambios de un día a otro.

Nuevamente a hacer maletas, ¿cuál fue su siguiente destino?

México fue mi nueva casa, nuevamente a empezar de cero. Luego de dos años, mi exjefe en Ace, ahora Chubb, me llamó y me preguntó si quería volver. Salí un viernes de mi oficina en México y el lunes estaba en mi nueva oficina en Brasil, a empezar de nuevo. Era agosto de 2017. Pensé que mi estancia era a largo plazo, pero me equivoqué, en pleno Covid llegó un nuevo reto como presidente regional y CEO de Chubb Far East Japón.

El estilo de vida en Japón es interesante, se dice que está en el punto más alto de la civilización. ¿Qué es lo que más le ha costado?

Llegué en pandemia, todo estaba cerrado. Lo más complicado de vivir en estos países es el idioma, en el trabajo todo es en inglés, pero igual tenemos que usar intérpretes. Cuando tenemos reuniones con personas que no hablan inglés, es más difícil la comunicación porque uno no sabe si lo que el intérprete está transmitiendo es lo correcto y si la otra persona lo entendió. Tenemos un Japón muy tecnológico, pero en el área de servicios es un país extremadamente tradicional, todavía se usa mucho papel, se usa fax, se envían cartas. Hay dos mundos que todo el tiempo están chocando. Es una cultura no muy abierta al cambio.


¿Cuántas personas trabajan bajo su mando?

La compañía tiene más de 600 empleados en trece sucursales. Vendemos alrededor de US$ 450 millones al año. Nos enfocamos en pequeñas y medianas industrias. Lo primero que hago cuando llego a un país es ver si tengo las personas correctas bajo mi mando, porque si mi equipo no es bueno no voy a tener éxito. Tomo las decisiones pensando que me voy a quedar para siempre, aunque eso implique complicaciones o desgastes.

El mercado de seguros en Japón es extremadamente regulado, no solo los productos requieren aprobación sino también la forma de venta, el material que se utiliza; toda la letra de los contratos necesita autorización. Es un mercado poco flexible, hay seguros en los que el Gobierno pone los precios como los de autos o incendios; a uno le permiten manejar descuentos, pero no el valor. A ese nivel es el control. Casos de corrupción son aislados, a diferencia de otros países.

¿El mercado de seguros es confiable?

Mucho se critica la letra pequeña en los contratos.

Es un mercado bastante regulado. Para mí, la letra chica no es un problema, sino la corrupción que puede existir en algunas empresas o países. En ocasiones, los problemas se generan porque el agente no explica bien lo que se está vendiendo o el cliente no se da el tiempo de entender lo que está comprando.

¿Se considera un líder y un profesional exitoso?

Yo delego funciones y me empeño en formar nuevos líderes, confío mucho en mi capacidad de leer a las personas. Soy muy exigente e intenso porque la compañía es de mucha ejecución, defino plazos para ver resultados. Trabajo lo que tengo que trabajar, si toca fin de semana toca, si toca viajar, trabajar en la noche hay que hacerlo. Tener un buen equipo influye mucho.

¿Se considera planificador a tiempo completo?

Totalmente, todo el tiempo estoy planificando, mi mente no descansa, por el tema del huso horario tengo reuniones muy temprano o muy noche. Soy bastante activo, tanto en la parte física como intelectual. Motivo a la gente a que se autoexija.

¿Es un hombre tecnológico, le gustan las redes sociales, está en TikTok?

No estoy en TikTok (risas), en general no soy muy activo en redes sociales, salvo en cosas relacionadas a mis hobbies (los autos). En el negocio sí necesitamos una visión bastante fuerte y estratégica de ir avanzando en digitalización. Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para convertirnos en una compañía líder en suscripción e ingeniería digital.

¿Le ha costado mucho sacrificio llegar donde está?

Diría que lo justo, uno no puede tener éxito sin sacrificios, siempre hay algo que pagar. El costo mayor es ser extranjero y estar lejos de la familia. Tengo dos hijas de 25 y 23 años que viven en España. Ellas no tienen intención de vivir en Ecuador. Es duro saber que no tienen un país al cual mirar para atrás, les gusta ir de vacaciones por un tema de ver a los abuelos, la comida, pero les queda muy chico.

¿Cómo se ve a futuro?

Cuando uno es joven, tiene muchos sueños e ilusiones. Siempre fui muy exigente conmigo mismo y soñador, y eso hizo que fuera a buscar oportunidades fuera de Ecuador. Pero ahora estoy en una etapa en la cual pienso más en mi persona; volver a mi país es uno de los objetivos que tengo a largo plazo, en unos 15 años. Volver no por un tema profesional sino por un tema personal, siento que tengo que empezar a planificar mi fin de ciclo con las oportunidades que aún tengo.

¿Qué piensa de la política?, ¿incursionaría en ese campo?

Da pena. Cuando pienso en política, pienso obviamente en Ecuador, es triste, es un tema en donde uno ve que no somos capaces de crear y desarrollar un futuro viable con los políticos que tenemos. No está en mis planes incursionar, porque es un ambiente totalmente dañado, corrupto y eso es muy difícil de corregir, no hay cómo ir contra todo el aparataje que existe. Valores como la ética, la honradez están devaluados en Ecuador.

¿Cuál es su meta antes de retirarse?

Estoy trabajando desde los 19 años y voy 31, quiero en un momento dedicarme a mí cuando todavía pueda hacerlo físicamente, a mis hobbies; me encantan los autos viejos, los compro, los arreglo y los guardo. Tengo cinco en Ecuador y uno en Chile.

¿Jubilarse en Ecuador?

Ecuador tiene un clima delicioso. Todavía tengo mucho que contribuir desde el punto de vista profesional. Mi intención es jubilarme en esta compañía. Todavía quiero contribuir al desarrollo de las personas, así como yo recibí mucho soporte, quiero distribuirlo. Hago mentoring en la compañía para distintos países, no quiero que cometan algunos errores que yo cometí.

Antes pensaba que Chile era el país en el que me habría gustado vivir, ahora aprecio estar más cerca de las cosas que más valoro, como mi familia, y ella está en Ecuador. (I)

*El artículo original fue publicado en la edición No. 9 de diciembre de 2022.