Matemático, 'norio' y ¿próximo unicornio?
El quiteño Andrés Pérez no puede estar quieto. Y esa hiperactividad le está dando frutos. Emprendió con Kin Analytics en 2014 y alumbró a un 'bebé' llamado Altscore, enfocada en datos y scoring alternativo con Inteligencia Artificial, que apunta a ser una fintech de clase mundial en 2022.

Tiene un apego casi obsesivo por el número 21. Su nombre tiene 21 letras y nació un día 21. Andrés Pérez es un matemático y máster en Estadística de 32 años, que en el 2021 concibió a una fintech, que es su nueva 'locura' en el ámbito emprendedor. Se trata de AltScore, una empresa que brinda servicios de datos y scoring alternativo con inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés). “La veo compitiendo con las mejores a escala mundial en este campo”, dice, mientras recuerda el camino que ha recorrido hasta este punto.

Todo empezó a finales de 2014. Había acabado su PhD en Estadística, con disertación en machine learning, y regresó al país a montar un emprendimiento enfocado en analytics que, para ese tiempo, era poco conocido en tierras ecuatorianas. Pensó que sería un boom, pero no. Sus clientes fueron en su gran mayoría de afuera. Nadie es profeta en su propia tierra. “Fue irónico que todo el negocio proviniera de EE.UU. Aquí no nos hacían caso”, recuerda. La empresa se llamaba Kin Analytics, un nombre adoptado en referencia a Kin Selection, una teoría de la evolución, que parte de la idea de Charles Darwin y demuestra matemáticamente que la colaboración ayuda a la evolución de las especies.

Viajero infatigable, por su trabajo previo en la holandesa Rabobank había logrado compartir y conocer experiencias en países europeos, en Ruanda, Tanzania, Brasil, entre otros. Eso le permitió abrir un abanico de relaciones que impulsó la actividad de Kin. Por ello, la firma logró sumar clientes de renombre en varias industrias como Rabobank, BBVA, Grupo KFC, Arcor, Pacífico Seguros, Isuzu (financiera japonesa), empresas de Carlyle Group, entre otras. También desarrolló soluciones enfocadas en sports analytics, con lo cual trabajó con clubes como Gremio, Independiente del Valle, Palmeiras, Athlético Parananese, FC Dallas y Real Valladolid. Además, Kin es el partner oficial de analytics de la Selección de Brasil. Durante el tiempo como aliado de estos clubes, acompañó en varios logros deportivos importantes, incluyendo dos Copas do Brasil, Copa Libertadores, dos Copas Sudamericanas, Campeonato Brasileiro y Oro en las Olimpiadas de Tokio 2020.

Kin Analytics es la madre, incubadora, de otros spin-off. Cuenta con 35 personas. A esta se suma una empresa que hace fútbol analytics, con seis personas a tiempo completo y diez a medio tiempo; además, está presente en Perú con Kin Analytics. Hace cuatro años compró un club en Ecuador que se llamaba Real Sociedad, pero fue rebautizado como Atlético Kin, que hace de local en Latacunga y al que busca hacer un referente en tecnología e innovación a escala mundial.

Sin embargo, para Pérez, la banda de capitán por ahora la lleva AltScore, donde trabajan diez colaboradores. Lo explica: en el sistema financiero, desde hace cuatro décadas, hay modelos crediticios que determinan a quién se le puede dar un crédito y a quién no. Normalmente, existen los burós, que recolectan la data del sistema financiero y eso le sirve al banco para ver si extienden el préstamo. Lo que sucede en el Tercer Mundo es que la gran mayoría no tiene historial en el sistema financiero y, por tanto, no logra acceder a un crédito, lo cual se vuelve un problema de quién es primero, el huevo o la gallina. Eso afecta a la movilidad económica de las personas y también de las empresas.

AltScore analiza otro tipo de información, las redes sociales, la información pública, todo con permiso de las personas. “Puedes no tener historial, pero podemos analizar tus redes, cómo usas el celular, tus comportamientos. Eso nos permite ayudarle a la persona a acceder a un crédito. Tenemos la tecnología y los algoritmos de AI para estudiar esta data y ayudar a que la gente consiga préstamos. ¿El riesgo? Es mayor, pero más manejable. Pero, al saber cuál es el riesgo, se lo puede mitigar. El problema es que sin datos tampoco se puedes ver cuál es el riesgo. Con esta herramienta hay mayor visibilidad. Todo lo podemos demostrar. Por ejemplo, el promedio del nivel de tasa de aceptación de créditos aumenta entre el 20 y 30 % cuando aplican nuestra data y algoritmo. Si un banco acepta al 40 % de estos, con nosotros llega al 60%. A la vez tienen un componente social que ayuda a la bancarización”, indica.

El objetivo para 2022, probablemente a inicios de año, es levantar una ronda importante de inversión, de entre US$ 500.000 y 1 millón, para llevar a que sea una fintech de clase mundial. Hasta ahora ha levantado US$ 250.000 en rondas pequeñas. En términos de facturación, en 2021 cerraron en US$ 300.000. Mientras que con Kin, US$ 1,6 millones. 

Otro aspecto interesante es su forma de trabajar. No hay política de vacaciones (cada uno toma lo que quiera), no hay horarios ni lugar de trabajo (es un work from anywhere, si alguien quiere trabajar desde la playa, que lo haga siempre cuando cumpla sus responsabilidades), no se labora las tardes de los viernes y pronto se implementarán semanas de cuatro días. Además, cualquier persona puede llegar a ser socia de la empresa vía méritos y resultados. “Queremos romper la cultura de trabajo tradicional de América Latina, donde es muy jerárquico todo, gente que crece sin méritos sino por otros factores”. (I)