Diego Caicedo nació en la sierra ecuatorial, con padre de Tulcán y madre de Manabí, es decir, con "un mix de todo el Ecuador". Recuerda con claridad sus primeros acercamientos al comercio global, una afición que nació en la sala de su casa en Quito. "Mi papá compraba mucho la prensa cuando era impresa y los fines de semana nos dedicábamos a leer El Comercio, de la primera página a la última letra. Pero a mí me llamaba mucho la atención la sección internacional, siempre quería estar informado de lo que pasaba en el mundo".
Sin la oportunidad de viajar mucho en su infancia, su imaginación volaba con cada artículo que leía sobre el mundo exterior. "Pensaba en cómo se movía la carga a otros lugares, cómo viajaba la gente, qué pasaba en otras regiones del mundo. Extrañamente me gustaba mucho la política internacional. De pequeño era un poco tímido, pero me encantaba hablar con la gente de ese tema".
Ese interés lo llevó a estudiar Comercio Internacional en la Universidad Tecnológica Equinoccial, aunque confiesa que la psicología también estuvo en su radar. Sin embargo, su vocación por los negocios y la economía global terminó por inclinar la balanza.
Su primer gran paso en el mundo del comercio internacional llegó con una pasantía en la Cancillería de Ecuador. "Duró más de un año y fue gratuita. Luego vino un viaje de mochilero que hice a Francia, Alemania, España, en medio de la época universitaria, lo que me dio una visión del mundo y me marcó".
Su trabajo en la Cancillería lo llevó a la Dirección de Promoción de Exportaciones en una época en la que Ecuador apenas comenzaba a estructurar una estrategia comercial. "Esto fue hace más de 30 años. Recién se iniciaba la construcción de un enfoque de promoción comercial, liderado por la Cancillería. Después aparecieron otras entidades como Corpei, el Ministerio de Comercio y ProEcuador".
Uno de sus primeros retos fue impulsar productos no tradicionales en mercados internacionales. "Las flores comenzaban a llegar al mercado ruso y se diversificaban productos como maracuyá, café, cacao, jugos procesados y sombreros de paja toquilla. Pero no teníamos acuerdos comerciales, lo que complicaba el acceso a otros mercados".
Caicedo, a modo de premonición y con su título en mano, realizó una pasantía, financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para funcionarios del gobierno en la Comunidad Andina (CAN). "Vine como parte de la Cancillería a hacer una pasantía en Lima, Perú, en la secretaría. Éramos pasantes y, extrañamente, ahora soy una de las autoridades de esta entidad. Eso fue en el año 2000. Comencé en la CAN y por ello soy un ferviente creyente de la integración".
Tras esta experiencia regresó a suelo ecuatoriano, a la misma cartera de Estado, donde fue parte del equipo ecuatoriano en las negociaciones de la fallida ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). "Si bien no concluyó, fue una escuela muy importante. (...) Muchos de los que participaron allí se convirtieron en ministros de Comercio, autoridades en sus países, y nos dio el bagaje para construir política comercial en nuestros países. Fue un proceso de tres, casi cuatro años, que por razones políticas no terminó".
En 2006 pasó a las "ligas mayores". Ecuador lo designó como funcionario en la Misión Permanente de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra. "Estás con todos los países del mundo negociando, los cuales tienen un interés por liberar el comercio, obviamente con reglas. Ecuador, a pesar de ser pequeño, tiene voz allí. Pude ver de cerca el proceso de negociación del banano y del comercio de servicios".
Su regreso a Ecuador, en 2010, lo llevó al Ministerio Coordinador de la Producción, donde dirigió el Comité de Comercio Exterior (Comex), un organismo clave en la definición de la política comercial del país. "Era una entidad muy compleja, una especie de directorio donde se define la política comercial del país. Había distintos actores con distintos intereses: fiscales, productivos, políticos. Yo creo que un poco de la caída de cabello se debe a ese período tan complejo (risas). Pero fue bastante útil porque me permitió construir política comercial de forma pragmática".
Uno de los hitos en su carrera fue su participación en las negociaciones del acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea. "Fue un proceso muy complejo porque Ecuador se salió del proceso de negociación donde estábamos junto a Colombia y Perú". Dice que para concretar un tratado comercial "es clave tener la película clarísima: cuál es la estructura de tu sector productivo, tus sensibilidades, tus posibilidades ofensivas y, sobre todo, tener claro el marco regulatorio que te permite tener una buena negociación. Se rompió el mito que decía que Ecuador iba a desaparecer con el acuerdo comercial con la UE. Lo hemos hecho bien".
Con las últimas cifras del Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (MPCEIP) de 2023, demuestra que la Unión Europea es el principal destino de las exportaciones no petroleras, pues suma US$ 5.315 millones, más del 37,5 % con respecto al período anterior.
Después de la negociación, su siguiente reto fue gerenciar la Zona Franca en el aeropuerto de Quito por un año. "Para impulsar ese proyecto se requieren otros elementos, inclusive algunos de carácter político, para desarrollar ese espacio de alrededor de 200 hectáreas, que nosotros veíamos como una zona tecnológica o un área destinada al desarrollo de servicios". En 2016 volvió al Ministerio de Comercio como director del área de Comercio de Servicios para negociar el acuerdo con EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza). "Como siempre te persigue el karma, regresé al Comex (risas)". Según cifras del MPCEIP, este tratado generó US$ 426 millones en exportaciones no petroleras.
En 2020, Caicedo regresó a su origen: representar a Ecuador en la Comunidad Andina. "El 16 de marzo de 2020 me nombraron y el 17 los aeropuertos se cerraron por la pandemia. Mi primer año de trabajo fue completamente remoto. (...) En la actualidad somos cuatro países: Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, todos con el mismo interés porque somos pueblos muy similares".
Desde entonces, ha liderado proyectos clave como la digitalización del comercio intracomunitario y la integración energética. "Ahora tenemos un proyecto que se llama Intercom, que trata de facilitar las actividades de comercio exterior, a través de un nodo central donde todos los documentos de este segmento, de los cuatro países, circulen en tiempo real. Estamos hablando de cuatro millones de documentos. Y estamos aprovechando otra iniciativa que se llama el Centro Regional de Inteligencia Fitosanitaria. (...) Lo que buscamos es usar la IA y las imágenes satelitales para alertar, de manera anticipada, la presencia de enfermedades que puedan afectar a los sectores productivos".
El comercio andino muestra un crecimiento sostenido en la última década, que refleja la importancia de la CAN en el intercambio comercial de la región. Las exportaciones andinas pasaron de US$ 128.335 millones en 2014 a US$ 153.491 millones en 2023, evidenciando un incremento significativo en el comercio exterior.
Dentro de la región, las exportaciones intracomunitarias crecieron a una tasa promedio del 10,1 % hasta 2023, y alcanzaron un valor de US$ 9.386 millones. Por su parte, las exportaciones extracomunitarias aumentaron a una tasa promedio anual del 8,5 %, y llegaron a US$ 144.065 millones en el mismo período. En cuanto a las ventas ecuatorianas a la Comunidad Andina, estas alcanzaron los US$ 888 millones en 2023, con un crecimiento del 10,6 % frente al primer semestre de 2023.
Para Caicedo, el futuro del comercio ecuatoriano está en la integración regional. "Tenemos un mercado de 114 millones de habitantes en la Comunidad Andina. Es nuestra plataforma natural para diversificarnos. Nos parecemos tanto a Colombia, Perú y Bolivia que la integración es lógica".
A nivel personal, su futuro es incierto, pero siempre ligado al comercio y al desarrollo de proyectos. "El enfoque que adoptaré en los próximos años será vincular los temas de comercio, sobre todo en el tema productivo. Creo que hay muchas posibilidades de mejora en la competitividad". Y aunque su hogar está en Perú, su corazón sigue siendo ecuatoriano. "Soy hincha del Deportivo Quito. Aquí en Lima me han tratado de convencer de hacerme de la 'U', pero todavía estamos en esa discusión", dice con una sonrisa.
Este ecuatoriano, que cuenta con una maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Desarrollo de Chile, fue testigo del crecimiento del comercio en la región y se convirtió en un actor clave en su transformación. Desde aquel niño que leía periódicos en Quito hasta su posición actual en la Comunidad Andina, su historia es un testimonio de cómo la curiosidad y la perseverancia pueden abrir puertas en el escenario global.
"Ecuador no está lejos de muchas cosas, hemos avanzado mucho y simplemente es ponernos ese chip en la cabeza. (...) Hace poco tuvimos el encuentro empresarial andino. Llevamos empresarios de Colombia, Perú, Bolivia y otros países a Manta. Se quedaron fascinados con la ciudad, con las características, con la infraestructura. (...) Cuando le preguntas a los europeos, ellos dicen: 'Soy ciudadano europeo'. Mi sueño es que tengamos la posibilidad de decir: 'Soy ciudadano andino'. (...) La única forma de salir adelante es colaborando, sin ponernos el pie entre nuestros países, sobre todo en temas tan sensibles como la seguridad, la lucha contra el narcotráfico y otros problemas que enfrentamos. En el caso de los ecuatorianos debemos creérnosla de que podemos hacer cosas grandes". (I)