Hay que olvidar a los principiantes: la generación Z está escalando posiciones en la empresa.

Nacidos entre 1997 y 2012, estos nativos digitales ahora representan un enorme 16,8% de la fuerza laboral y más de un tercio de las nuevas contrataciones. Su proporción de horas de trabajo se ha más que duplicado desde 2019.

Ahí está el quid de la cuestión: los miembros más mayores de la generación Z cumplen 27 años este año. No solo se están incorporando a la fuerza laboral, sino que la están gestionando.

La brecha digital

La generación Z parece ser más experta en tecnología que las generaciones anteriores, pero esto puede haber tenido un costo. El tiempo que pasan interactuando cara a cara frente a las pantallas afectó a su capacidad para navegar por los matices de la comunicación en el lugar de trabajo.

Muchos de estos nativos digitales tienen dificultades con el arte de la conversación, la interpretación del lenguaje corporal y la construcción de relaciones en persona. Su dependencia de intercambios digitales breves e informales los dejó mal preparados para las complejidades de las interacciones en el lugar de trabajo.

Desafíos de comunicación

Por ejemplo, la preferencia de la Generación Z por la interacción digital a menudo choca con las expectativas de los profesionales más experimentados que valoran la comunicación cara a cara. No es raro que un nuevo líder de la Generación Z brinde instrucciones a su personal a través de mensajes de texto, lo que puede resultar desagradable para un Baby Boomer o un miembro de la Generación X.

La solución a este desafío es brindarles a los gerentes de la Generación Z recién nombrados capacitación o entrenamiento en liderazgo, ya que este sector de la fuerza laboral está muy abierto al aprendizaje. Comience por desarrollar habilidades de comunicación y avance a partir de allí.

Cerrar la brecha generacional

Hablando de entrenamiento y capacitación, es importante enseñar a los trabajadores cómo interactuar y manejar a un jefe más joven. Muchas personas se despiertan y descubren que están entre los trabajadores mayores de la oficina, o pueden regresar al lugar de trabajo y descubrir que sus contemporáneos ya no están a cargo.

En cualquier caso, la forma en que estas personas manejen esta situación tendrá un impacto directo en su nivel de satisfacción laboral, que si no es satisfactorio, podría resultar en una costosa rotación.

Construir conexiones

Se debe considerar implementar programas de mentoría, tanto tradicionales como inversos, para fomentar el aprendizaje y la comprensión intergeneracional. Se puede establecer reuniones mensuales donde los trabajadores puedan conocer a su jefe de una manera más informal. Quién sabe, su gente puede descubrir que tienen más en común de lo que creen.

Aceptar las diferencias

Animá a tus empleados a mantener su sentido del humor. Habrá momentos en que las diferencias de edad se harán evidentes. Anímelos a aprovechar estos momentos, ya que pueden brindar grandes oportunidades de aprendizaje para todos.

La realidad es clara: el liderazgo de la Generación Z llegó para quedarse y el lugar de trabajo se está transformando más rápido que nunca. Las organizaciones inteligentes comenzarán a invertir en construir puentes.

El costo de ignorar a esta última generación que llega a los puestos gerenciales es demasiado alto: pérdida de talento, disminución de la productividad y oportunidades perdidas de innovación.

Recordá, el liderazgo exitoso no se trata de la edad, se trata de los resultados.