Forbes Ecuador
Alfredo Cely
Liderazgo
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Hace cerca de 20 años, cuando era un estudiante de ingeniería que quería estudiar en el extranjero, Alfredo Cely desempolvó un convenio entre la Escuela Politécnica del Litoral y la Universidad de Nueva Orleans. Esa acción fue la base de una exitosa carrera profesional, primero en Luisiana y luego en Florida. Su trayectoria profesional en el extranjero inició como capacitador de futuros ingenieros civiles de EE. UU. y se consolidó cuando fundó, en 2013, ALFKA, una firma consultora enfocada en temas de infraestructura civil. Sobrevivió al huracán Katrina y tiene alma de profesor.

9 Agosto de 2023 15.04

Los profesores universitarios, casi siempre, cambian la vida de sus estudiantes. Alfredo Cely tuvo la fortuna de contar con uno de esos catedráticos que guían y apoyan a sus alumnos en los momentos precisos, en los momentos de las decisiones importantes.

Corrían los primeros años de este siglo cuando Cely estudiaba en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol); estaba a gusto, pero en su mente crecía la idea de terminar sus estudios en el extranjero.

Un día, el estudiante Cely habló del tema con Master Paz, uno de esos profesores que todos recuerdan y quien le recomendó que, para cumplir su anhelo, tenía que hablar con las personas de la Oficina de Convenios. Cely le hizo caso y llegó al despacho para preguntar por los convenios de estudios fuera del país; allí, una secretaria le dijo: “Sí, joven, tenemos convenios, busque en el archivero”.

Luego de unos minutos, el estudiante de la entonces Facultad de Ciencias de la Tierra encontró el único acuerdo que tenía la facultad con la Universidad de Nueva Orleans, en el estado de Luisiana, en Estados Unidos. El documento detallaba, según recuerda Cely, que los alumnos podían estudiar dos años en la Espol y dos años en ese centro de estudios americano, y obtenían el título de Ecuador y de EE.UU. Y la misma facilidad había para estudiantes de Nueva Orleans interesados en estudiar en el campus de la Espol, en Guayaquil.

El primer paso se había dado. Lo siguiente para Cely fue viajar a la Universidad de Nueva Orleans para conocer el campus y saber más sobre el convenio. “Allí tuve la suerte de encontrar a uno de los ingenieros que había firmado el convenio años atrás y me dijo: 'Por fin van a usar el convenio'”. Cely y un amigo fueron los primeros en ir, en enero de 2003. La historia de un ingeniero civil ecuatoriano de exportación empezaba a escribirse, con algunos bajos y muchos altos.

“Al graduarme obtuve permiso de un año para trabajar. La compañía en la que empecé a trabajar en la capital mundial del jazz se llama Infinity Engineering. Me iba muy bien, aprendía mucho y podía ahorrar porque tenía en mente estudiar un masterado en la Universidad de Stanford”. Pero los planes cambiaron por obra y gracia de la naturaleza, específicamente del huracán Katrina, una tragedia con cerca de 2.000 muertos y daños por unos US$ 125.000 millones.

Eran los últimos días de agosto de 2005 y la fuerza de la naturaleza devastó la ciudad y frenó, temporalmente, el ímpetu de Cely.

Ante la magnitud de las inundaciones y los daños causados por Katrina, a Cely no le quedó otra opción que evacuar; se mudó a Houston y luego a Austin, ambas ciudades en Texas. Como recién graduado que empezaba su carrera profesional, este ecuatoriano no recibió subsidios del Gobierno estadounidense, aunque “afortunadamente lo único que perdí fueron unos muebles alquilados de un departamento alquilado. Eso sí, me quedé sin trabajo y durante seis meses viví de mis ahorros que tenía para el masterado. También tuve que vender mi carro y luego de algunas semanas complicadas al final llegué a Miami. Empecé a buscar trabajo y tuve la suerte de que en 2005 estaba el pico del boom residencial, por lo que tuve muchas ofertas de trabajo en la Florida”.

Cely se instaló en Tampa, ciudad ubicada en la costa del golfo de Florida, que gustó mucho a este guayaquileño. Y enseguida una puerta se abrió: “Empecé a trabajar en Sprinkle Consulting, ahora el nombre es Landis, Evans and Associates. La firma había sido fundada por Bob Sprinkle, un ingeniero que estuvo en la guerra de Vietnam y a quien respetaba mucho, que acaba de fallecer hace unas semanas. Me ayudaron mucho, gracias a ellos hice mi masterado, en la Universidad del Sur de la Florida, y obtuve mi permiso de residente y luego la ciudadanía estadounidense. Soy muy agradecido con esa compañía”.

La carrera profesional de este graduado de la Espol y la Universidad de Nueva Orleans tomaba fuerza. Dejó Sprinkle Consulting, ingresó a otra empresa del mundo de la ingeniería civil, pero el espíritu emprendedor empezaba a despertarse en su interior. Cely cuenta que en la nueva compañía trabajó durante dos años, tuvo bastantes contratos y la empresa creció. "Luego me di cuenta de que yo podía hacer lo mismo por mi cuenta, pero me faltaba algo de experiencia para trabajar con el Departamento de Transporte (el equivalente al Ministerio de Transporte y Obras Públicas en Ecuador) y que es el mayor empleador de compañías de ingeniería".

Construyendo un emprendedor

Alfredo Cely ama lo que hace y no tiene ningún problema en compartir sus conocimientos. Es más, lo hace de manera voluntaria en la Sociedad de Ingenieros Civiles de EE.UU. o American Society of Civil Engineers (ASCE), un gremio que agrupa a ingenieros, parecido a los colegios de ingenieros civiles de Ecuador. Este guayaquileño explica la importancia de esta organización.

"En Estados Unidos no existen gremios públicos, sino entidades privadas sin fines de lucro. La mayoría de ingenieros son miembros de la American Society of Civil Engineers, muchos son entrevistados por los medios como consultores, como expertos para tomar decisiones sobre infraestructura. Todos los años ellos califican la infraestructura y elaboran un informe para el Gobierno para saber dónde destinar fondos para mantener la infraestructura del país".

El voluntariado de Cely le ayudó a difundir información para ingenieros dentro del área geográfica, donde trabajó en Florida y para crear una reputación. Este profesional cuenta que en una de las reuniones de ASCE pidieron ayuda para dar clases a los nuevos profesionales que deseaban sacar una licencia de ingeniero. Para lograr esta licencia se deben aprobar dos exámenes: el primero al graduarse de la universidad, que permite ser un ayudante, y, luego de cuatro años de prácticas profesionales, se rinde otro examen para obtener la licencia de ingeniero.

"Estaban buscando gente que diera clases para prepararlos para el examen de la licencia definitiva de ingenieros y me ofrecí de voluntario". Era 2011 y el ecuatoriano supo que la capacitación era otra de sus habilidades.

El propio Cely también había tomado uno de esos cursos. “Fue una manera de devolver lo que me dieron en el pasado. Los cursos se dictaban en la Universidad de la Florida del Sur y al decano le gustó tanto mi método que me pidió mis presentaciones para usarlas en sus clases”. Se corrió la voz sobre los cursos de este 'profe' ecuatoriano-estadounidense y el nombre de Alfredo Cely fue muy valorado. “Me pagaban por esos cursos”, lo dice sin falsa modestia.

La buena fama crecía y Cely supo que era momento de emprender. Corría 2013 y fundó Alfka, una compañía de capacitación. La consultora creció tanto con los años que Cely ya tenía un soporte para lanzarse por su cuenta. Entonces, en marzo de 2021, Alfka abrió una nueva línea de servicios: consultoría en diseño para obtener contratos con municipios, condados y con el Estado para diseñar carreteras. Cely explica nuevamente: “Los proyectos viales en Estados Unidos se hacen en dos fases por lo general: con un ingeniero que diseña y con un contratista que construye. También hay casos en los que una sola compañía diseña y construye, pero por lo general se elige el primer modelo”.

¿Alfka ya tiene 10 años, qué ha logrado en este tiempo? 

Cely lo piensa por unos segundos y responde: “Hemos capacitado a miles de ingenieros dentro de Estados Unidos y fuera del país. Hemos ayudado a que unos 10.000 ingenieros obtengan su licencia. Tenemos un convenio con el Project Management Institute, que nos permite capacitar a personas para que saquen la licencia de Project Manager y ya hemos ayudado a unos 200 profesionales para que obtengan su licencia del PMI”.

En temas de ingeniería, Alfka está trabajando en varios proyectos. “Estamos transformando Tampa para que sea una ciudad más vivible y amigable en el tema vial. Muchas calles han estado diseñadas para el automóvil. Tenemos centros pequeños de alta densidad poblacional, áreas rurales, y por eso hay perimetrales y autopistas para que los autos vayan de un centro a otro. En los últimos 20 años eso ha cambiado, ya no hay tantas zonas rurales”. Tampa tiene cerca de 300.000 habitantes, pero al juntar San Petersburgo, Clearwater y otros puntos son como cinco millones de personas que se movilizan, aclara Cely.

“Hoy cada vez más gente quiere caminar, usar buses, bicicletas, scooters, pero las calles están diseñadas para que los autos vayan rápido, no para que la gente camine o cruce las calles. A escala nacional, esta zona es calificada de mucho riesgo y peligro para el peatón. Entonces la ciudad tiene un proyecto para transformarse y ser más navegable para los peatones y los ciclistas, con mucho enfoque urbano. En ese proceso Alfka trabaja con la ciudad, estamos ayudando a Tampa para que dé una vuelta de 180 grados a la movilidad”, indica Cely, casado con una ecuatoriana y padre de dos menores de edad.

¿Qué tan complicado es cambiar la movilidad en una ciudad de EE.UU.?

Para Cely el tema pasa por la gestión para conseguir fondos y los contactos con autoridades. “Al inicio conseguir fondos para el diseño y la construcción era difícil, también era difícil hallar políticos que vean esto como un problema y que busquen soluciones. Un político puede encontrar soluciones designando o asignando fondos. Eso era un problema hace cinco años, pero hoy ya está avanzando. Somos criaturas de costumbres diarias y más en la movilidad. El reto es informar que esos cambios son de beneficio general”.

La empresa que fundó este 'guayaco' cuenta con un equipo de 10 personas: cuatro ingenieros, un universitario, que es como un pasante que estudia ingeniería, más técnicos y administradores de contratos. Suma cerca de 40 clientes y, en cuanto a los ingresos, el fundador de Alfka explica que con los contratos como el de Tampa y otros cuatro similares, los ingresos anuales del 2022 fueron por US$ 3 millones y este año estarán cerca de US$ 5 millones.

Para el futuro, la idea de Alfka es seguir ayudando en la movilidad. “La población crece, la densidad poblacional aumenta y es un problema que viene en el futuro. Con ese contexto la idea es hacer crecer a la compañía. Hoy Alfka ya tiene una pequeña oficina satélite en Miami y tiene en la mira una oficina en la punta izquierda de Florida, cerca de Pensacola. Y luego abrir oficinas en otros estados”. (I)

*El artículo original fue publicado en la edición No. 11 de abril de 2023.  

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