Los líderes agotados conducen a empresas agotadas... pero seamos honestos: tomarse unas vacaciones de verdad parece casi imposible. Más de la mitad de los trabajadores en Estados Unidos admiten que siguen en contacto con sus colegas durante su tiempo libre, según la encuesta Workforce Confidence de LinkedIn.
Y acá está el problema: cuanto más alto subís en los rangos de liderazgo, peor se pone. Casi el 80% de los directores y líderes senior hacen lo mismo, y cargan con algo aún más peligroso: la culpa.
Sí, la culpa. Esa que te carcome cuando estás tomando un cóctel en la playa, pero no podés evitar mirar el teléfono. Esa que te dice que alejarte, aunque sea por una semana, podría hacer que todo se derrumbe. Entonces, seguís atado a tu correo, medio presente y, de manera irónica, medio efectivo. Pero acá es donde tenemos que dar un paso atrás y pensar en el verdadero costo de este comportamiento, no solo para nosotros como líderes, sino también para nuestros equipos y nuestras empresas.
Las esposas invisibles del liderazgo
Desglosemos esto. ¿Por qué los líderes son tan malos para desconectarse? Según los datos, el 41% de los líderes senior sienten culpa por siquiera atreverse a tomarse un descanso, en comparación con el 35% de los empleados individuales. Cuanto más subís, más aprieta esa culpa. Lo viví. Cuando sos responsable de la estrategia, las personas y el rendimiento, hay una sensación constante de que todo podría desmoronarse si no estás "activo" todo el tiempo.
Pero el problema no es solo personal, es cultural.
Muchas organizaciones (y sus inversores) esperan que los líderes estén siempre disponibles, equiparando la accesibilidad constante con la dedicación. Es como si tomarse tiempo libre señalara una falta de compromiso, y ahí es donde las cosas empiezan a desmoronarse. En realidad, un líder que está "siempre disponible" no muestra compromiso; está demostrando una falta de confianza, en sí mismo, en su equipo y en los sistemas que construyó.
Cultura empresarial: el saboteador oculto
No solo estás luchando contra tus propios instintos, también te enfrentás a la cultura de la empresa. Muchas compañías operan bajo la creencia de que, si no estás presente, estás desconectado. Esto crea un ciclo tóxico donde todos deben estar conectados las 24 horas del día, sin importar el costo para el bienestar personal. Y seamos sinceros: la tecnología no ayudó. Nuestros teléfonos son tanto las herramientas que nos mantienen conectados como las cadenas que hacen imposible desconectarse.
Pensá en el mensaje que esto le envía a tu equipo. Si vos no podés tomarte un descanso sin estar pendiente, ¿por qué ellos se sentirían con la libertad de desconectarse? El liderazgo marca el tono, y cuando los líderes no pueden desconectarse de verdad, su gente tampoco lo hará. Terminamos con toda una organización funcionando al límite, reaccionando constantemente en lugar de ser proactivos.
Perspectiva global: las normas culturales importan
Ahora, sumale una capa de complejidad: las organizaciones globales. En Estados Unidos, las largas jornadas y los pocos días de vacaciones casi se ven como medallas de honor. Pero en países como Francia o Dinamarca, donde tomarse tiempo libre es algo sagrado, el contraste es evidente. Estos países entienden algo que acá todavía no logramos dominar: los descansos reales conducen a una productividad real.
Como líderes en una economía global, necesitamos reconocer que la forma en que manejamos el equilibrio entre la vida laboral y personal puede variar drásticamente de un país a otro. Lo que funciona en Nueva York no necesariamente funciona en París. Entonces, la pregunta es: ¿cómo creás una cultura que apoye a tu equipo de una manera culturalmente consciente pero universalmente saludable?
Desconectarse sin quedar atrás: una estrategia que funciona
El verdadero desafío es descubrir cómo desconectarse en un mundo que está conectado constantemente. La verdad es que "desaparecer por completo" quizás no sea realista para muchos líderes, pero hay formas de hacerlo manejable sin sacrificar la cordura ni la productividad.
Esto es lo que funciona:
Límites con flexibilidad: Un líder senior compartió que solo revisa los correos dos veces al día durante sus vacaciones—por la mañana y por la tarde—lo justo para mantener las cosas en marcha sin volver a la rutina diaria. Te ocupás de lo urgente y dejás de lado lo que no lo es.
Apoyate en tu equipo: Delegar no es un signo de debilidad; es un signo de fortaleza. Confiá en tus colaboradores para manejar el día a día mientras no estás. Si construiste bien tu equipo, deberían ser capaces de operar sin vos.
Cambiar la cultura: Dejá de premiar la "cultura del héroe". Normalizá el descanso real. No me refiero a mandar un memo. Me refiero a liderar con el ejemplo: tomá tus vacaciones, no te conectes y confiá en que tu equipo puede prosperar en tu ausencia.
Conclusión: desconectate para liderar mejor
Seamos prácticos. Si estás revisando tus mensajes constantemente, no estás liderando con tu mejor energía, creatividad o claridad. No estás trayendo nuevas ideas ni inspirando a tu equipo. Estás apagando incendios en lugar de construir.
Al final del día, el tiempo libre no es solo un beneficio. Es una necesidad para el éxito del liderazgo. Y, francamente, tu negocio va a beneficiarse más de vos completamente recargado que medio presente.
Así que, la próxima vez que sientas la tentación de revisar ese correo en vacaciones (o durante el fin de semana), preguntate: ¿es esto lo que realmente define a un gran liderazgo? ¿O el verdadero poder está en dar un paso atrás, confiar en tu equipo y volver listo para enfrentar lo que sigue?