La huella verde de una Mujer Power
La ecuatoriana Patricia Zurita es una líder influyente en la conservación ambiental global. Su vida ha estado marcada por una profunda conexión con la naturaleza, un fuerte sentido de responsabilidad social y una dedicación incansable por proteger los ecosistemas más frágiles del planeta. Como vicepresidenta ejecutiva de Programas Globales y Chief Strategy Officer (CSO) en Conservation International (CI), Zurita maneja un presupuesto anual de US$ 46 millones y un equipo de 250 colaboradores. Esta es la historia de su vida, sus desafíos y sus logros.

La historia de Patricia Zurita comenzó en los Andes ecuatorianos durante la década de los setenta, rodeada de las imponentes montañas de la capital, un entorno que sembró en ella un profundo amor por la naturaleza. "Mi infancia fue muy linda, Ecuador es un país increíble, con haciendas, viajes a montañas y a playas. Tuve el privilegio inmenso de que mi familia amara mucho la naturaleza. Somos tres mujeres, yo soy la mayor y, aunque mi papá era bastante conservador, siempre nos empujó mucho para que hiciéramos el mejor esfuerzo en lo que fuera que quisiéramos hacer". Su familia del lado materno tiene raíces agrícolas, y desde muy pequeña estuvo expuesta al trabajo en la tierra y a la vida rural. 

"Una de las cosas que recuerdo de chiquita es despertarme y ver los impresionantes nevados que tenemos, la belleza del Pichincha o el lujo de tener el clima de Quito, un sol esplendoroso y un cielo azul que no se compara con nada. A pesar de vivir en una ciudad tan urbanizada, siempre estábamos viendo hacia afuera", rememora. Este entorno natural fue fundamental en la formación de su carácter y de sus valores. A pesar de que el llamado de la naturaleza sonaba fuerte y claro, ella confiesa que al terminar el colegio no sabía qué camino tomar en su vida. "Siempre fui una muy buena alumna, con una vida muy organizada. Practicaba voleibol y gimnasia olímpica, y estaba acostumbrada a tener un día a día muy organizado. Sin embargo, a pesar de todo, no sabía qué quería hacer con mi vida", admite. Siguiendo los consejos de su padre, se inscribió en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), pero aún sin una dirección fija.

Inicialmente, Zurita se inclinó por Arquitectura, una carrera que combinaba su interés por el arte con la influencia de su padre, quien era ingeniero civil. "En esa época, en la USFQ no había arquitectura todavía, pero había diseño gráfico", explica. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que esta no era su verdadera pasión. "Estaba muy aburrida, no era lo mío, no sabía lo que quería hacer". Todo cambió cuando decidió inscribirse en una clase, específicamente en un seminario sobre aves de los Andes. La combinación de la belleza de las aves (evidenciada en un viaje a Mindo) y la amenaza inminente de la construcción de una carretera que podría destruir su hábitat despertó en ella un sentido de urgencia y responsabilidad. 

Su profesor de ese entonces, el ornitólogo ecuatoriano Juan Carlos Matheus, jugó un papel crucial en el cambio de su rumbo académico. "Él me dijo: 'Patricia, tú tienes que cambiarte y estudiar Ciencias Ambientales. Yo te ayudaré en todo lo que necesites'. Ese fue un llamado". Así, Zurita encontró su verdadera vocación ambiental y su nuevo rumbo profesional. Sus primeros hitos no tardaron en llegar. "He tenido una suerte increíble desde que estaba en la universidad. Lucho Suárez, que estaba trabajando en EcoCiencia en ese entonces, me pidió trabajar con él en un proyecto de análisis de factibilidad de la creación de la reserva Cayapas-Mataje, un área protegida en el norte de la Costa ecuatoriana llena de manglares, superimportante no solo para Ecuador sino para el mundo, extremadamente amenazada por la expansión de la producción camaronera. Construimos el documento que hizo que el área protegida se conserve".

Casi a la par llegó una nueva oportunidad en la forma de US$ 9 millones que el Fondo Mundial para el Ambiente donó para apoyar al sistema de parques nacionales. Allí, ella se vinculó en el monitoreo de proyectos, con especial enfoque en las reservas amazónicas vinculadas a la producción de hidrocarburos e infraestructura. "Fui parte de ese equipo un poco más de tres años. Aprendí a trabajar en el Gobierno y lo difícil que es. Fue justo en la época en la que se creó el Ministerio del Ambiente. Todo el sistema de parques y el Inefan pasaron a ser parte de el. (...) Los desafios eran inmensos, trabajar en un ministerio que no tenia presupuesto, a cargo del 24 % del territorio del pais en terminos de masa territorial y, ademas, todo el reto de manejar Galapagos y la reserva marina que se acababa de crear".

"Logramos crear esquemas para que las compañias (de hidrocarburos) tambien apoyaran el manejo de los parques. En el caso de la reserva Limoncocha, el parque nacional Yasuni, el Gran Sumaco (que se estaba apenas creando), nos aseguramos de que estas compañias estaban no solamente haciendo lo que tenian que aplicar en terminos de calidad ambiental sino tambien apoyando al manejo de los parques con pagos directos". Por ejemplo, Zurita cuenta que en el caso del Yasuni habia un millon de hectareas y apenas nueve guardaparques, dos camionetas y nada de plata para la gasolina. "Pionera e inexpertamente me sentaba con los directores ambientales de estas compañias petroleras para trazar acuerdos que apoyaran a las areas protegidas".

En su busqueda por articular el equilibrio entre la economia y el medioambiente, en 1998 decidio estudiar un Master of Environmental Management, Natural Resource Economics en Duke University. "El Gobierno japones, a traves del Banco Mundial, me dio la beca. Vine a estudiar dos años y aprendi muchas cosas desde cero. En EE.UU. empece a ver que habia luces, que habia posibilidades de encontrar un valor para estos servicios que la naturaleza nos esta proveyendo y que el sistema economico tradicional ni siquiera cuantifica. Estaba convencida de que si no habia la causa economica no lo ibamos a lograr".

Mientras cursaba sus estudios trabajo junto a su advisor en el Research Triangle Institute de Carolina del Norte. Luego recibio una llamada del World Resources Institute de Washington. "Trabaje un poco mas de dos años con ellos. Hice la valoracion de servicios ambientales en cuencas hidrograficas como el rio Chagres, que provee toda el agua para el canal de Panama. Si el Chagres se seca, no hay canal. En Laikipia, Kenia, apoyamos a muchas comunidades agricolas que estan proveyendo productos para Nairobi. En Vietnam, trabaje en un modelo superlindo donde estaban devolviendo el manejo de las cuencas hidrograficas a la gente, a nivel comunitario". 

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