Al terminar la secundaria en el colegio Intisana, en Quito, el sueño de Sebastián Ortiz era cursar sus estudios universitarios en EE.UU y lo logró. En 2016 se graduó de ingeniero mecánico en Worcester Polytechnic Institute. Aprovechó el año de prácticas que permite la visa temporal de trabajo en ese país e ingresó a Bete Fog Nozzle, una compañía de manufactura, a un puesto relacionado con su profesión.
Nueve meses después se dio cuenta de que ese no era su campo, que la ingeniería no era para él y que le gustaba el desarrollo de áreas estratégicas. Ortiz tuvo la suerte de que en la empresa se abra un puesto en el área comercial, aplicó y lo consiguió. Le encargaron establecer alianzas con la región de Latinoamérica, especialmente con México, Colombia y Chile. “La oportunidad de haber salido a estudiar en Estados Unidos me abrió muchas puertas. Cuando estaba por terminar mi año de prácticas, la compañía me auspició la visa de trabajo H1B. El vivir 10 años en Boston y sus alrededores en medio de tanta tecnología y software me envolvió”.
Este quiteño de 28 años asegura estar listo para superar los obstáculos que se presenten en su camino, porque quiere ser parte de ese grupo de ejecutivos jóvenes que tienen impacto en diferentes áreas. Tres años y medio después, en 2019 se le abrió una puerta en Xovis, una compañía suiza proveedora internacional de soluciones inteligentes para el flujo de personas en aeropuertos, comercios, transporte y edificios inteligentes.
Su primera responsabilidad fue como Project Manager para implementar soluciones tecnológicas en aeropuertos. Con entusiasmo nos cuenta que él manejó parte de la instalación del sistema en el aeropuerto Mariscal Sucre en Quito. “Nuestro sistema cuenta pasajeros y controla las colas en tiempo real. Los datos permiten comunicar los tiempos de espera en los controles de seguridad y apoyar las operaciones de la terminal”.
Aficionado a las carreras de atletismo, ha participado en dos medias maratones y este año correrá una tercera. En su tiempo libre se dedica a la cocina. Le encanta experimentar con sabores y aromas. No descarta tomar clases de gastronomía y en un futuro tener su propio restaurante.
Ortiz, en este tiempo, ha manejado ocho proyectos de implementación de software como Technical Account Manager-Partners. Bajo su responsabilidad está diseñar y planificar la estrategia que se desarrollará a corto plazo. “Estoy aprendiendo sobre industrias retail y el manejo de programas para edificios inteligentes. También estoy encargado de compañías en México. Los últimos seis meses de 2022 la empresa facturó US$ 250.000. “Mi expectativa este 2023 es cerrar en US$ 800.000. Y si logro pasar la meta me gano un bono”.
Su sueño es quedarse en EE.UU. y desarrollar el mercado para Latinoamérica. Asegura que no se cansa de mudar de piel y aprender con un agudizado sentido de curiosidad. “Los cambios son muy rápidos y uno debe ser proactivo y siempre proponer ideas y estar listo para decir sí a las propuestas”, añade.
“La empresa me está auspiciando la green card, esto va a costar un promedio de US$ 20.000 sin contar el costo de los abogados de migración. Migrar es difícil, demandante y muy competitivo porque si pierdes el trabajo debes abandonar el país. Es una época de sacrificio, atrás queda la familia, pero este es el camino que escogí para superarme y crecer”. Por el momento Ortiz disfruta de donde está y quiere ser un ejemplo para que otros jóvenes ecuatorianos se arriesguen a perseguir sus sueños y trabajen para alcanzarlos. (I)