Nacida en Ambato hace 31 años, con raíces de la comunidad indígena Pilahuín, Karina Maribel Chango Pandi creció en un entorno rodeado de trabajo, una de las palabras que más usa en su vocabulario. Ella vivió desde adentro el crecimiento de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Mushuc Runa, el negocio más representativo de su familia. En una entrevista con Forbes Ecuador recuerda con claridad la época en la que hacía sus deberes escolares en una pequeña oficina junto a la caja fuerte, donde jugaba con los billetes, aprendía sobre el mundo financiero y escuchaba cómo su padre atendía a los clientes.
Su vida corría a un ritmo que otros niños no conocían. A los 15 años ya dominaba conceptos como el IVA, las retenciones y los cheques. Mientras sus amigas descubrían estas lecciones en el colegio, ella ya había experimentado el manejo de una caja registradora en la ferretería familiar y conocía de primera mano los desafíos de administrar un negocio. "Aprendí desde muy chica, no solo a facturar, sino también a lidiar con los pequeños engaños que a veces ocurren en los negocios. Todo eso fue el epicentro de mi formación".
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Su carácter se forjó en un entorno que, a pesar de las limitaciones económicas de ese entonces, valoró profundamente la educación. Como mujer indígena, enfrentó los retos de integrarse en un sistema que no estaba diseñado para ella. "Fui la primera niña indígena en mi escuela", comenta Chango, quien dejó su comunidad natal a los seis años para ingresar a una escuela de monjas en Ambato, la cabecera cantonal de la provincia de Tungurahua. Aunque existieron momentos de burla por su idioma natal, el quichua, Chango nunca permitió que estas experiencias la definieran. Al contrario, fortalecieron sus valores de generosidad y respeto hacia sus raíces.
Chango estudió Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras en la Universidad de las Américas (UDLA), en Quito. No escogió una carrera más alineada con su experiencia previa en finanzas por su deseo de ser diferente y no vivir a la sombra de su padre. "Quería hacer algo más, algo distinto. No quería conformarme con seguir un camino trazado". Su paso por la universidad fue un reflejo de la disciplina y el compromiso inculcados desde sus primeros pasos. Mientras otros estudiantes parecían estar en clases por obligación, Chango veía cada día como una valiosa inversión.
Su rendimiento académico se destacó, con promedios que bordeaban el 10. Solo una materia, el inglés, le representó un verdadero reto debido a su limitado conocimiento. Esto la llevó a Inglaterra, donde pasó tres meses perfeccionándolo. "Yo creo que los viajes deben servir para aprender algo nuevo y traerlo al país". Vestida con su traje tradicional y un toque moderno, como sus zapatos Gucci, Chango representa su identidad cultural al lugar donde vaya, incluso a nivel internacional. Vivió una temporada en Costa Rica hasta culminar su máster en Negocios en el INCAE y, a pesar del calor, nunca se olvidó de su anaco.
La influencia de su padre, Luis Alfonso Chango, fue crucial en su vida. Lo describe como un hombre de carácter fuerte, arriesgado y visionario. Infundió en Karina y sus dos hermanos un profundo sentido de responsabilidad y orgullo por su herencia indígena. "Mi padre nos dijo que debemos trabajar todos los días, ahorrar y nunca olvidar de dónde venimos". Chango, la hija intermedia, se está preparando para ocupar la silla de su padre y espera ser la nueva cabeza de su imperio. Ese es uno de sus objetivos a largo plazo y está trabajando desde abajo para mantener vivas las ideas de su progenitor...
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