La quiteña Michelle Benalcázar se graduó del colegio cuando tenía 17 años. A esa edad, como a muchos les ocurre, la prisa por elegir una carrera universitaria, en ocasiones les juega una mala pasada. Los jóvenes escogen apresuradamente algo que, en el tiempo, terminan rechazando y desisten de su elección. Era una situación que Benálcazar quería evitar y se tomó su tiempo.
A ella le gustaban los idiomas y encontró una opción que le permitiría estudiar italiano en una universidad de Quito. Pero había algo que la frenaba. “No quería ser igual que todos, no quería hacer lo mismo. Salir de mi casa, tomar el bus y llegar a la universidad. No veía mi vida así”, enfatiza. De eso, Michelle, sí estaba segura.
En su búsqueda por encontrar su rumbo, conoció el sistema dual en el Colegio Alemán. Esta opción le permitiría aprender alemán, obtener una tecnología y trabajar en una empresa alemana en Ecuador, la misma que pagaría por sus estudios a la par. Sin titubear, comenzó con los trámites. Michelle, en diez meses, ya estaba familiarizada con el idioma. Al cabo del curso, trabajó en la farmacéutica Bayer, en Quito. Esta experiencia abrió su visión hacia la posibilidad de cambiar su vida y mudarse a otro país, y así lo hizo.
“Y a pesar de que estuve a punto de botar la toalla por el idioma, supe que tenía las herramientas para irme a Alemania y me di cuenta que era lo que quería hacer”, recuerda Benalcázar. En 2017, aplicó a varias universidades en ese país y la primera que aceptó su solicitud estaba en Colonia.
Esta joven llegó a esta ciudad con dos maletas “gigantes”, asegura, llenas de ropa pero también de ilusiones, miedos y mucha incertidumbre de cómo sería su nuevo caminar. Este país desconocido le abrió las puertas para estudiar economía de seguros, una carrera que no se acercaba, ni un poco, a lo que ella quería o le llamaba la atención. De todas formas, la idea era arriesgarse y descubrir nuevos horizontes.
Sin embargo, esta vez las cosas no resultaron como las imaginó. “Me sentía extraña, incómoda. Nadie era amable conmigo y yo era la única extranjera del curso”, cuenta. La pregunta que pasaba por su mente, constantemente, era si lo mejor era regresar a Ecuador.
Consciente del esfuerzo de sus padres, se convenció de que podía encontrar una carrera que no la decepcionara y que le permitiera seguir persiguiendo sus sueños en Alemania. “Empecé nuevamente en administración de empresas que tenía una especialización en finanzas y economía. Fue un giro de 180 grados que cambió mi vida. Me mudé de ciudad. El idioma ya no era un obstáculo, hice amigos y encontré trabajo”, cuenta.
Comenzó a trabajar en un supermercado a medio tiempo y los fines de semana, mientras en las noches estudiaba. Esto la ayudó en su desenvolvimiento y en familiarizarse con el sistema laboral alemán. Luego, se propuso encontrar empleo en el área de sus estudios así que probó en una auditora, pero no era un campo que la hiciera sentir cómoda.
En 2020, consiguió su título y se graduó. Planificó un viaje a Ecuador para ver a los suyos, abrazarlos, conocer a su sobrino que acababa de nacer y compartir con su familia. Nada como volver a la patria, ¿no?. Aquí, se quedó cinco meses. “Pude estar con todos, ver a mi familia, llegué a llenarme el corazón”, dice.
Benalcázar admite que cada vez era menos difícil dejar su hogar. En el camino, se encontró con el amor de su vida, quien ahora es su esposo. Él hacía todo más llevadero y simple, recuerda. Entre idas y vueltas, aplicó a una pasantía en BMW, en 2021. “La verdad, no tengo explicación para esto, siempre quise trabajar ahí y dije por qué no, así que envíe mi solicitud”.
Allí, empezó su carrera en la industria automotriz. Recibió la primera llamada del departamento de talento humano de BMW. Duró 15 minutos y luego de eso, creyó que nunca más la contactarían. Hasta que, lo volvieron a hacer para que conversara con quien sería su jefa en ese momento.
En un tiempo, recibió un correo que le notificó que había sido seleccionada. Su pasantía duró ocho meses y Michelle se destacó en el área de marketing y comunicación. Parte de sus responsabilidades era crear campañas de los productos y realizar eventos corporativos; sin embargo, ella sentía que no tenía contacto directo con los autos, y su búsqueda por llegar a otras empresas del mismo sector se intensificó.
“Los vehículos son un producto que tienen muchos sentimientos envueltos. No sólo son movilidad, es un producto dinámico, versátil y tangible”, recalca. Su trayectoria por Toyota arrancó antes de que su pasantía en BMW finalizara. Durante muchos años, la industria automotriz estuvo orientada y manejada por intereses masculinos. Michelle llegó a esta empresa a romper esquemas y demostrar que las mujeres y la juventud pueden estar un paso adelante.
Benalcázar ingresó a la compañía en 2022 como especialista de producto de dos modelos de autos en el headquarter de Toyota: Proace City y Proace City Verso. Su función es establecer la oferta de los vehículos para los clientes. “Recibo las especificaciones del producto, puedo decidir que quiero quitarle o agregarle. Creo una estrategia, defino su precio, genero un paquete y determino el marketing para su venta”, explica.
Esta joven se siente orgullosa de su proceso y de que, a través de sus propuestas, los indicadores de venta tengan cambios positivos y considerables para una multinacional.
En esta posición, lleva un año y cuatro meses, y aunque en un inicio sintió que no era tomada en serio por su género, su conocimiento y desempeño han logrado que su papel dentro de su área sea reconocido. “Somos dos mujeres, y en esta industria, en su gran mayoría, son hombres, más aún en mi segmento. Pero, es parte del reto”.
De acuerdo con el estudio Mujeres al Volante de Deloitte, únicamente 24% de los empleados que laboran en la manufactura de vehículos de motor y de autopartes a escala mundial es del género femenino, mientras que, en la comercialización de vehículos, las mujeres solo representan 18% de la plantilla total.
Michelle es parte de los 350 colaboradores de Toyota en Alemania. Esta marca está en el puesto número nueve a nivel de empresas automotrices y cuenta con el 3.1% de market share, lo que la convierte en la marca japonesa favorita en ese país.
Aunque las mujeres aún conforman solo la cuarta parte de la fuerza laboral en la industria automotriz, el caso de Michelle Benalcázar es de aquellos que abre terreno a más jóvenes valientes y disciplinadas a conseguir sus metas y anhelos. Ella aspira llegar lejos y planea seguir desarrollando la unidad de negocios de autos utilitarios. (I)