Cuando entrevisté a Gabriela Gallegos tenía la curiosidad de preguntarle qué le había llamado la atención de la electrónica. Me respondió que en la universidad había estudiado precisamente sobre eso: Ingeniería electrónica en control y automatización de procesos industriales en la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Para ella, era una carrera diferente y sobre todo novedosa. 

Siempre se dice que quien estudia en esta institución resulta ser una especie de “cerebrito”. Y lo que sí es totalmente cierto es que el nivel de esta universidad es para valientes, como Gabriela. “Quería algo de robótica, mecatrónica y no había esas carreras. Buscaba algo atractivo para mi y yo era muy buena con los números”, cuenta. 

Consciente de que sería una época muy solitaria por diferentes circunstancias, decidió arriesgarse a estudiar la ingeniería. “Fue muy duro al inicio porque yo no sabía nada. Pero me encontré con buenas personas. No obstante, durante mucho tiempo estudié sola, la realidad es que hay mucho machismo en este tipo de carrera”, recuerda Gallegos y menciona que de una clase de 35 alumnos, cuatro eran mujeres. 

De hecho, hay un estudio que lo confirma. Según el informe “Las mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) en América Latina y El Caribe 2020” de ONU Mujeres y UNESCO, sólo el 35 % de los estudiantes de carreras y programas STEM son mujeres. Y aunque la brecha ha disminuido, Gabriela fue parte de esas cifras. 

Sin embargo, las cosas novedosas que fue descubriendo durante sus estudios, le dieron entusiasmo e impulso para culminar la universidad. Una vez con el título en mano, surgía la incógnita de en dónde podía aplicar “todo eso tan magnífico” que aprendió en las aulas.

Para ella, “el mundo técnico es muy de hombres”, hasta que se chocó con una realidad que la inspiró. “Después de graduarme, trabajé como en una especie de pasantía en un integrador de soluciones y me sorprendió que era una mujer quien lideraba todo y muy capaz, mostrando que es viable trabajar en un mundo técnico”.

Luego de esta experiencia inició la trayectoria laboral de Gallegos. A sus 25 años tuvo la oportunidad de trabajar en el sector petrolero. “Yo no buscaba entrar a Schlumberger, una amiga quería hacerlo, pero le habían pedido que lleve a más mujeres que quisieran trabajar allí”, comenta.

Ni en sus sueños más “raros” imaginó que llegaría a esta industria. Esta ecuatoriana afirma que es una mujer que le dice sí a cada aventura. “Estuve en el área en donde se instalan equipos electrosumergibles en los pozos como ingeniera de campo. Estaba en el oriente 19 días y salía libre nueve”, explica. 

Además, recibió un entrenamiento en Houston para conocer más sobre la empresa. “Enfrenté muchas cosas, si ya venía de un mundo en el que me costó no por la capacidad ni tampoco por la carrera, sino por la gente que estaba a mi alrededor, me fui a otro mundo mucho más machista”.

Por temas de salud y una lesión, dejó ese trabajo y decidió estudiar un postgrado. “Hice un MBA con mención en gestión de procesos y calidad. Hasta recuperarme trabajé en una fundación que realizaba proyectos de desarrollo social”, añade. Ya lista para volver al ruedo, Gallegos se entrevistó con los directivos de un distribuidor de Schneider Electric en el país.

Así se involucró en el área comercial como gerente de Ventas en Electroleg. Asegura que ingresar a esta empresa fue un asunto de “hacer clic” y tener “feeling” más que de experiencia en sí y confiesa que desde la universidad su sueño siempre había sido trabajar en Schneider Electric. Aquí tuvo a cargo a ocho personas y desde su gestión, la sucursal en Quito tuvo un crecimiento del 15% en ventas externas.

En esta compañía se mantuvo un par de años, hasta que se abrieron las puertas para ser parte de ABB. Esta es una multinacional de origen sueco que ofrece soluciones digitales integradas de automatización y electrificación. Además tiene presencia en 100 países y más de 100.000 colaboradores en el mundo.

Su carrera en ABB inició en 2011, como gerente de Producto en Electrificación en Ecuador. “Para mí fue un verdadero reto porque me encontré con un portafolio de productos que no estaba desarrollado y mi trabajo era plantear estrategias para establecer mi línea de producto. Somos una multinacional muy grande, pero nadie va de la mano a decirte esto así funciona, esto así se vende o así es. Entonces fue un trabajo de mucha investigación”, explica. 

En 2016, esta ingeniera cambió de área y pasó a ser gerente de Cuenta para el segmento de infraestructura y minería, más todo lo que tenía que ver con electrificación. “ABB es una empresa muy cambiante y nos anima a salir de nuestra zona de confort”, afirma. Allí se mantuvo hasta inicios de 2020 y luego ocupó el cargo de gerente de Cuenta para usuarios finales y cuentas de estratégicas.

Su trayectoria en el país le abrió campo en la industria para nutrir sus conocimientos, pero sobre todo para que ABB en el mundo la ubique en el mapa. En 2021, esta empresa cerró sus operaciones en Ecuador y a Gallegos le llegó una propuesta desde México. “Me contactó ABB México, primero para preguntarme si estaría dispuesta a moverme de país y en ese momento, pues mi respuesta fue sí nuevamente”, cuenta esta ecuatoriana. Fue una decisión que involucraba la estabilidad de su familia y su cercanía con sus padres y hermanos, pero su esposo fue su mayor soporte. 

La principal propuesta fue hacerse cargo del segmento de electromovilidad para México. Esta profesional está consciente de que la adopción de este sistema está en la agenda global, tanto de autoridades públicas como en la industria automotriz, academia, sociedad civil, entre otros. “Era algo que realmente me apasiona mucho. Me doy cuenta que es lo que más me ha gustado hacer y que me costaría mucho dejar atrás”, Gallegos actualmente ocupa el cargo de gerente de Electromovilidad, liderando toda la iniciativa del segmento a nivel nacional.

El producto que maneja esta ingeniera, hoy en día, son los cargadores para vehículos eléctricos. “Hay un portafolio tan grande que hay soluciones para domicilio, para infraestructura de carretera, para la industria transporte público, camiones y autobuses”. 

Para Gallegos, asumir este compromiso fue un proceso de muchos retos. “Salir de Ecuador  es dejar atrás tus arraigos, tu familia”. Llegar a un país en donde nadie conoce de ti, puede ser una ventaja o desventaja. Lo cierto es que su experiencia y astucia para enfrentar los miedos permitieron que llegue a ocupar este cargo ejecutivo.  En México, Gallegos asegura que es la única ecuatoriana en la empresa. 

Como mujer y empresaria, lo principal es capacitarse y dice que quiere llegar con un mensaje a todas las profesionales que dudan de seguir sus sueños: “Siempre hay que estar capacitado y actualizado. El ser humano tiene que estar formado y eso es lo más importante”. (I)