Estudiar Comunicación Corporativa le abrió un sinnúmero de posibilidades a la quiteña, Daniela Tobar Álvarez, quien está transitando por el arduo camino de los emprendedores y empresarios digitales. Tiene 29 años y actualmente reside en Estados Unidos, con su esposo; los dos son creyentes de que la innovación, la tecnología y los negocios propios son las claves para alcanzar el éxito y la libertad financiera.
Mencionar su experiencia profesional es indispensable en este artículo, ya que sus conocimientos son su mayor activo. Realizó algunas pasantías mientras estudiaba, pasó por el diario El Comercio para conocer los pormenores del periodismo; después estuvo en la agencia de comunicación Llorente & Cuenca, manejando cuentas importantes; tal como lo hizo en la agencia Atis y sus clientes del Grupo Delta. Se cansó de la vida en agencia que —confesó— es muy dura y buscó otros aires dentro del marketing, que la llevaron a ser la coordinadora de marketing digital de Etafashion para Ecuador y Costa Rica. Como en muchos casos, la pandemia del Covid-19 le obligó a girar el timón y se cuestionó si en verdad era lo que quería hacer.
“Renunciar en tiempos tan inciertos fue muy difícil, todo el mundo me decía que esté segura antes de tomar la decisión. Lo sentía dentro de mí y sabía que ese no era el final de la historia, ya no quería seguir con un horario de 9:00 am a 17:00 pm porque robaba mucho de mi vida. Sin embargo, pensaba que todo ese conocimiento debía servir para algo”. Renunció y su plan fue dar asesorías de marketing digital. Lo intentó por un tiempo, cobrando entre US$ 30 y US$ 40 por sesión, pero ni sus seguidores en redes sociales le ayudaron a conseguir clientes. “Pensé que no estaba realizando el acercamiento adecuado. Busqué un programa de business coaching para estructurar un negocio digital desde cero. Ahí, pude vislumbrar el camino, ya tenía las bases y me fui a EE.UU. por seis meses para probar este nuevo negocio, en compañía de mi esposo, en ese entonces prometido”.
De acuerdo con Tobar, el business coaching allá está mucho más adelantado, en comparación con Ecuador. El objetivo del viaje era inspirarse, conocer gente, hacer contactos y sobre todo ver cómo funcionaba esta industria. “Así nació mi negocio en 2020. Pasaba en la mesa de la cocina haciendo presentaciones, estructurando mi página web, creando contenido en redes sociales… hasta que salió mi primer programa digital. Pensé que si no querían pagarme US$ 40 por una asesoría, mucho menos iban a pagar US$ 222. Tenía un miedo terrible. Me repetía que estaba loca y entendí que debía abrirme con respecto al tema económico”.
Tobar tenía las herramientas para ayudar a que los latinos crezcan en sus negocios, solo que no estaba segura en cómo compartirlas. Este ha sido su viaje, un ir y venir de buenos y malos momentos. Asegura que dejarlo todo no es fácil, pero cuando comienzas no hay vuelta atrás. “Cuatro personas maravillosas confiaron en mi primer intento. Hice US$ 888 en la semana de lanzamiento. Era un curso para ayudarte a construir tu marca personal en redes sociales. Durante seis semanas, estas cuatro personas se convirtieron en mis amigas, me dieron sus testimonios, les encantó el proceso y ya están monetizando con sus marcas”. La dinámica consistía en que Tobar publicaba tres videos a la semana en su plataforma y los viernes tenían una llamada de preguntas y respuestas.
¿Qué pasó después? Tenía que seguir realizando lanzamientos, como demandan los negocios digitales, pero no era sostenible. Había meses que tenía más de 20 participantes, otros con 87 y otros con cero. No podía vivir de esa manera, con tanto estrés, inestabilidad y con miedo de volver al horario de oficina.
Tobar es la primera emprendedora en su casa y no tenía ningún referente, por lo que acudió a una coach estadounidense, muy famosa, que le dio unas claves que nunca va a olvidar. “Recuerdo, con mucha claridad, que costaba US$ 1.200 y no tenía dinero, nos metimos a medias con mi esposo. Estuvo increíble. Aprendí un montón de herramientas para hacer negocios digitales”.
Tobar ha construido una relación de confianza con su público objetivo, creando tres programas: la Academia de negocios magnéticos, el mapa completo para que empieces a vender tus servicios (no productos) online; Rock your brand, que se enfoca en la marca personal; y asesorías uno a uno. Ahora, todo es más sofisticado, tienes un usuario, una contraseña y puedes ingresar a su plataforma y disfrutar de todo el contenido. “Una cosa que descubrí —durante todo este proceso— es que cuando te vuelves una empresa magnética, te das cuenta que la gente te compra más por quién eres que por lo que sabes. Las personas comenzaron a tener más confianza y así conecté de manera más profunda para no vivir en la desesperación de vender. Ahora, la gente viene hacia mí”.
Su oferta es ayudar a que emprendedores —que cobraban entre US$ 40 o US$ 50 por sus servicios— logren tener un programa que cueste mínimo US$ 300. Usando las iniciales de su nombre surgió DTA Coaching Ventures LLC, que está constituida legalmente en EE.UU. desde este año y tiene una facturación mensual de US$ 8.000, que puede fluctuar hasta US$ 18.000. Con sus negocios magnéticos ha llegado a coaches, terapeutas y profesionales de más de 17 países, con más de 170 alumnos en sus tres años de funcionamiento.
Para cerrar, nos deja tres consejos para poner en práctica, no solo en los negocios, sino en la vida diaria. Primero, trabaja en la confianza en ti mismo, hazte amigo de las ventas y sana tu relación con el dinero y —por último— conoce a quién quieres llegar.(I)