Ella resucitó a L'Occitane Perú
Marisol Mata es la Directora Ejecutiva y socia de BFS, la representante de L'Occitane en Perú. En 2013 tomó las riendas del negocio y año tras año ha crecido en facturación, colaboradores y puntos de venta dentro y fuera de Lima, llegando a facturar más de US$ 2 millones en 2023. Confiesa que nunca había estado en retail y que la industria de la belleza no era de su interés.

Para ella, Perú significaba guerra, pues a este país solo lo relacionaba con los continuos conflictos fronterizos con Ecuador. "Nunca había pisado Lima siquiera para una escala", cuenta Marisol Mata en la sala de reuniones de su oficina en el centro financiero de Lima, 18 años después de haber llegado a la capital peruana por el trabajo de su esposo. 

Mata se define como inquieta, curiosa y, sobre todo, apasionada. Confiesa que la rutina la puede matar y que aunque a veces se tropieza, siempre cae parada. Por eso pasó por muchas industrias, desde la banca, seguros y headhunting hasta vendedora de ollas y de la nube de Google. Ahora se desenvuelve en el retail, con la marca francesa L'occitane. 

"La cosa más hermosa que me ha podido pasar es llegar a ser dueña de algo que me apasiona", dice Mata mientras su pequeño perro, Lucas, se pasea por la oficina. Pero lo cierto es que esta quiteña nunca fue muy entusiasta de los productos de belleza. "Yo era de levantarme a trabajar: sécate el pelo, línea negra en el ojo, una gota de sombras y algo en los labios", cuenta al recordar cómo eran sus días en Quito. 

Estudió economía en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y encontró su primer trabajo en el Banco del Pacifico a los 19 años, a donde entró como secretaria y salió 18 años después, como Gerente General de la Administradora de Fondos en Quito, con la crisis de 2000. Esa fue su gran escuela: "Teníamos el ADN del banco en la sangre. Para nosotros, el banco era lo máximo, cuidábamos su imagen. Era apasionante". 

Lea también: El ecuatoriano que desarrolla tecnología con propósito en Perú

Dejó el banco decidida a dedicarse a algo que tenía pendiente: ser mamá a tiempo completo. "Pero no me duró nada", dice Mata entre risas y cuenta que poco después, la buscaron para integrarse a una compañía de seguros. "Yo odiaba los seguros, porque siempre me había quejado de la letra chiquita, pero me pareció un gran reto trabajar en esto, justamente para poder entender todo"

Tras dos años de trabajo, la compañía cerró, pero decidió montar una pequeña empresa junto con dos socios, para dar continuidad a la cartera de clientes que había desarrollado. El emprendimiento fue exitoso, pero Mata decidió dar un paso al costado porque había caído en una monotonía. Y para ella, "la zona de confort es lo peor que le puede pasar al ser humano". 

Simultáneamente la buscaron de Seminarium, una multinacional chilena de headhunting. Mata cuenta que no sabía que eso existía, pero aceptó el reto porque cuando estuvo en el Banco del Pacífico, había llevado varios procesos laborales. Aunque era buena entrevistando candidatos, encontró resistencia a la interna de la empresa y renunció. "A los 45 años, esa fue mi primera baja laboral", reconoce.

Nuevamente, decidió que era momento de dedicar más de su tiempo a la casa y a la crianza, pero no lo logró. Se enteró que Seminarium había cerrado en Quito y desde Chile, la contactaron para darle esa misma representación. Se resistió al inicio, pero luego se embarcó en esa nueva aventura y en cuestión de tres semanas, montó una oficina y empezó con su primer proceso: buscar al nuevo gerente de OCP Ecuador.

Le encargaron buscar a un nuevo gerente para el Banco Pichincha de Perú. Cuando estaba en la búsqueda, su esposo, quien llevaba varios años trabajando para ese grupo, le contó que le habían pedido personalmente que sea él quien asuma el reto. Mata no dudó en aceptar esa nueva aventura: mudarse a Lima sin fecha de retorno.

El desafío entonces fue armar la mudanza, buscar colegios y adaptarse a una ciudad muy diferente a Quito. Con eso, llegó la oportunidad real de dedicarse a ser mamá. "Hice una vida de expat muy linda. Llevaba al colegio a las niñas, compartía con otras mamás". 

Le puede interesar: Top 10 marcas más valiosas en la industria de la belleza

La oportunidad de involucrarse en L'Occitane surgió en 2013, cuando el socio inicial de la representación en Perú la buscó para pedirle que liquidara la empresa. "Quiero ser súper claro contigo. La compañía es un desorden, no sé lo que está pasando", fue la advertencia.

Mata no dudó en aceptar otro reto. Poco a poco fue organizando todo, entendió el mercado del retail en Perú, las dinámicas internas de la empresa, y en cuestión de un año, logró tener un balance positivo por primera vez en la historia de la empresa. 

"Entonces, el dueño me pide no liquidarla y que me asocie con él para seguir adelante", cuenta. Desde entonces, la representación de L'Occitane en Perú ha crecido año tras año con Mata a la cabeza. Cuando tomó las riendas de la empresa, empezó con un saldo negativo y ahora proyecta cerrar 2024 con una facturación de $2,7 millones. 

Para Mata, el secreto está en no tener miedo y aprender en el camino, mientras forma un equipo comprometido, proactivo y con ganas de buscar soluciones. Actualmente, cuenta con cuatro tiendas en Lima, una en Trujillo y otra en Arequipa. 

"Yo soy así: sin duelo, sin dudas, ni miedos. A mí, ponme a hacer lo que tú quieras, que yo al menos lo intento con el mayor optimismo del mundo y me apasiono y aprendo al máximo", dice Mata. Por ahora, está emocionada con un próximo viaje a Sao Paulo para conocer la fábrica de L'occitane Au Brésil, una nueva marca que ella llevará al Perú en 2026. (I)