El negocio de moldear cuerpos
Renova es una empresa ambateña que se dedica a fabricar y comercializar prendas modeladoras. El año pasado llegó a US$ 1,6 millones en ventas y cuenta con un local en Miami. Su fundadora, Mónica Tumbaco, es una mujer 'echada para delante', soñadora y empresaria. Es líder en el sector textil ambateño y espera continuar con su proceso de internacionalización.

Renova es una empresa conocida en el mercado ecuatoriano por las fajas, prendas interiores que prometen modelar los cuerpos de hombres y mujeres para mejorar su figura. Actualmente, son más populares entre la población femenina, pero se conoce que en sus inicios eran cinturones que utilizaban los hombres en los campos de batalla. Años más tarde, el corsé se apoderó de la moda y se ha ido transformando paulatinamente hasta lo que tenemos hoy en el mercado. ¿La diferencia? Ya no es solo un tema estético. Sus beneficios son innumerables y están relacionados con el alivio del dolor muscular y la postura.

Gracias a nuevas investigaciones, estas prendas cada vez son más cómodas e imperceptibles a simple vista. La ambateña Mónica Tumbaco se ha dedicado gran parte de su vida a buscar soluciones que sean más accesibles, seguras y confortables. Es la CEO y fundadora de Fajas Renova, una empresa que nació hace 13 años en Ambato, la capital de la provincia de Tungurahua. Una ciudad conocida por su creciente industria textil y, sobre todo, por ser la cuna de un negocio que cerró 2023 con US$ 1.600.000 en ventas.

Tumbaco es una de las conocidas “mujeres power” que llenan las páginas de nuestra revista. Tiene 41 años, es soltera y fue madre hace 18 años. Viene de una familia modesta, sin lujos y con pocas oportunidades. Cuando salió del colegio, la falta de recursos económicos le impidió ingresar a la universidad y tuvo que emplearse como guardia del parqueadero municipal de Ambato. Su tarea era anotar las placas de los autos que ingresaban. En más de una ocasión se le quebró la voz recordando las experiencias que han marcado su vida. Sin embargo, esta emprendedora asegura que no cambiaría ninguna, ya que le ayudaron a llegar a donde está.

Desde muy joven trató de buscar empleo en ventas para comisionar y tener mayor libertad económica. “Lo mío era el comercio puerta a puerta. Si alguna vez alguien llegó a tu casa con un diccionario Océano Uno, seguramente era yo (dice con una sonrisa en su rostro). Cargaba un montón de libros y enciclopedias. Muchas veces intenté buscar otro trabajo, pero nadie te contrataba si querías dividir tu tiempo con el estudio”.

Tumbaco, a pesar de la falta de dinero, nunca desistió en su deseo de ingresar a la universidad. Estudió Ingeniería Comercial en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y la complementó, paralelamente, con Cosmetología. “Siempre me llamó la atención el área de la belleza y eso me ayudó a conocer el mundo de la cirugía plástica, uno de los pilares de mi empresa. En esa época, hacía de todo y, para tener ingresos extras, realizaba limpiezas faciales en ferias nacionales. Así pude sustentar mis estudios”.

Vivió cerca de cinco años en Riobamba por su expareja y padre de su hijo. En ese lugar comenzó con algunos temas de emprendimiento. Vendió productos por catálogo y llegó a ser directora de ventas en Yanbal. Estaba a cargo de formar a nuevas directoras y manejó a más de 200 personas. También incursionó en el mundo de las dietas a domicilio. “No tenía carro y llevaba las viandas de comida en el bus. En una ocasión, estaba tarde, me tropecé y todo me cayó encima. Tuve que perder mucho para encontrar lo que me apasionaba”. 

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