Rafael Nadal no está en Linkedin, pero su perfil ya existe. Cuando lo active podría postear un mensaje que diría más o menos lo siguiente: "Gracias, ATP Tour, fuiste mucho más que mi trabajo por 23 años. Ahora empieza una nueva etapa, con las mismas ganas de siempre, pero rumbos diferentes".

Nadal tomó una raqueta por primera vez a los tres años, por lo que su "inmersión laboral" comenzó hace ya 35 años. El español no anunció aún su retiro, pero hace unos días en París, tras ser eliminado de los Juegos Olímpicos, dio nuevas señales en ese sentido. Es posible que nunca más vuelva a jugar en Roland Garros, ese torneo que ganó 14 veces.

En la noche de la derrota junto a Carlos Alcaraz en el dobles, el zurdo de 38 años dejó una frase con su sello, en la que afirma y niega a la vez: "Yo no he dicho que me despida de París. Que quede claro, pero es posible que me haya despedido, pero no he dicho que me haya despedido".

Nadal tiene, como no, un importante nivel de confusión en los últimos meses. Él sabe que, si su físico lo respeta, es altamente competitivo aún. Pero el problema es que su físico no lo respeta, y es por eso que lleva dos años jugando poco y nada mientras se recupera de lesiones que, poco después, vuelven a frenarlo. 

El español será una de las personas más famosas y populares del mundo, un exitoso y un millonario, pero no deja de ser, sobre todo, alguien que no quiere cambiar de trabajo. Le gusta demasiado lo que hace, le gusta demasiado competir, medirse a los demás.

Pero nada es para siempre. 

"Para mí se ha terminado una etapa, me había marcado hasta los Juegos Olímpicos desde que empezó el año como objetivo, y voy a volver a casa, voy a desconectar y en frío, cuando tenga claro cuál es mi siguiente etapa, sea con una raqueta en la mano o sin, os lo haré saber", dijo a la prensa en París.

Durante el torneo olímpico, Nadal exhibió su molestia por recibir tantas veces la pregunta acerca de su posible retiro del tenis, pero una vez fuera de la competición pareció tomar el asunto con más serenidad y apertura.

"Estoy en paz, y a partir de aquí, cuando tenga claro cuáles son mis motivaciones, mis ganas, o, por lo contrario, si no tengo motivaciones en ese sentido y no tengo las ganas y no siento la capacidad de seguir, pues tomaré otro camino que ya que estará más que aceptado".

Aunque figura en la lista de inscritos para el Abierto de Estados Unidos, que comienza el 26 de agosto en Nueva York, eso no significa que el mallorquín vaya a jugar el torneo que conquistó cuatro veces en su carrera. A esta altura de su vida, los cambios de superficie lo afectan en forma importante, y el cemento es mucho más dañino para las articulaciones que el polvo de ladrillo.

Nadal tendrá tiempo para reflexionar en el que se perfila como uno de los veranos más importantes de su vida. Y lo hará surcando el Mediterráneo en el Great White, el catamarán de 24 metros que se compró hace unos años a un costo de 6,1 millones de dólares. 

En los pocos torneos que disputó en las últimas dos temporadas, Nadal vivió algo inédito: además de su esposa, su hijo siguió los partidos en la tribuna. Rafa jr. es aún muy joven, no tiene cabal comprensión de lo que ve, pero para su padre y su madre es muy especial tenerlo ahí. La presencia de Rafa jr. contribuyó además a suavizar algunas aristas del "team Nadal", porque las cámaras comenzaron a enfocarse en Ana María, su madre, y Xisca, su esposa, ambas alternativamente a cargo de Rafa jr.

Cuando en mayo de este año se despidió por primera vez en su vida de Roland Garros en una primera ronda, Nadal dio a entender que regresar en 2025 era una opción. Esa posibilidad parece menos segura ahora para el dueño de 22 títulos de Grand Slam.

¿Qué sintió al jugar el que quizás haya sido su último partido en París, un lugar donde jugó 118 partidos en singles y ganó 113?

"Agradecimiento, sobre todo, más que cualquier otra cosa, ¿no? Al final sentirte como yo me siento cada vez que salto a esta pista, lo único que puedo hacer es ser agradecido, ¿no? Que en el lugar que más me importa a mí personalmente, sentir este apoyo y ese cariño incondicional que recibo es una satisfacción personal y una emoción interna difícil de explicar. Al final yo aquí he vivido mucho, mucho durante muchísimos años y ese reconocimiento y ese cariño pues es algo que lo llevo conmigo para el resto de mi vida".

Roland Garros será, sin dudas, una referencia clave en ese LinkedIn de Nadal ("Profesional de tenis en Mallorca"), hoy en estado latente y sin publicaciones, lo que no quiere decir que le falten negocios.

La base de todo es su academia, que nació en Mallorca pero tiene ya sedes en la República Dominicana y Arabia Saudita. Contratos de publicidad con Nike, Kia, Movistar, Banco Santander, Richard Mille, negocios inmobiliarios, perfumes, inversiones en hoteles y restaurantes o apartamentos de lujo en California, Portugal y la Costa del Sol: los negocios del tenista son múltiples.

Según el diario "El Mundo", Nadal acumula ya un patrimonio cercano a los 350 millones de dólares y es uno de los 200 españoles más ricos. Así, es posible que quede aún un tiempo hasta que active su perfil de LinkedIn, pero, sí se busca bien, en realidad hace ya tiempo que está ahí.