Cuatro lecciones de liderazgo de los países más felices del mundo que se pueden aplicar en las empresas
Finlandia, Países Bajos o Suiza muestran mayor satisfacción, autorealización y alegría en sus habitantes. Conocé los enfoques de gestión que reflejan sus culturas.

Cada año, el Informe sobre la Felicidad clasifica a los países más alegres del mundo, basándose en las respuestas de una encuesta realizada por Gallup. En 2024, Finlandia encabezó la clasificación por séptimo año consecutivo, con todos los demás países nórdicos entre los 10 primeros. Otros países con buenos resultados fueron los Países Bajos y Suiza

Dado que el trabajo representa una parte importante en la vida de muchos adultos antes de la jubilación, podemos suponer que los enfoques de gestión de estas naciones contribuyen a la felicidad de sus ciudadanos.

Como líder, ¿qué podés aprender de los países más felices del mundo?

1. Menor distancia fomenta el bienestar

“Tradicionalmente, las organizaciones finlandesas tienen una corta distancia de poder entre sus líderes y el resto de la organización”, afirmó Sami Itani, profesor del departamento de estudios de gestión de la Escuela de Negocios en la Universidad Aalto de Finlandia. “Cualquiera puede acercarse al CEO, incluso en las grandes organizaciones”.

Itani cree que la cultura del personal finlandés refleja la sociedad del país en general, ya que los niveles de polarización socioeconómica en Finlandia se encuentran entre los más bajos de todos los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. “Cuando los líderes empresariales tienen un trasfondo social compartido con sus empleados, sus organizaciones están socialmente más unidas y se genera confianza entre los líderes y sus interlocutores internos y externos”, afirmó.

En la sociedad finlandesa también se valora la transparencia, ya que todos los ingresos anuales son información pública. Como resultado, hay pocas diferencias de género en términos de salarios para personas que realizan un trabajo similar.

 

“Otro aspecto de la felicidad general para nosotros es el equilibrio entre el trabajo y el tiempo libre, que los directivos no sólo comprenden y respetan, sino que también utilizan ellos mismos”, sostuvo Itani. “A pesar de las posibilidades de trabajo a distancia y flexible en la mayoría de las profesiones, las tardes y los fines de semana son para los amigos y la familia”.
 

2. Potenciar a los trabajadores remotos

En los Países Bajos, que ocupan el sexto lugar en el índice de felicidad de este año, más de la mitad (52%) de los empleados trabajan desde casa la mayor parte del tiempo. Se trata de una proporción mayor a la de cualquier otro país de la UE.

El trabajo híbrido se adapta perfectamente a la cultura holandesa, según la Dra. Pascale Peters, profesora de gestión de Recursos Humanos en la Universidad Empresarial de Nyenrode (Países Bajos). Un estudio de Peters y sus colegas, encargado por el Instituto de Investigación Inmobiliaria Zadelhoff Nyenrode, reveló que los trabajadores valoran el trabajo híbrido porque les permite equilibrar sus obligaciones laborales y no laborales manteniendo o incluso mejorando su productividad.

 

Si bien a los trabajadores les atrae la flexibilidad, el estudio reveló que este factor no es la fuente principal de su felicidad laboral. También valoran la seguridad psicológica que proporciona una oficina física, tener autonomía, la capacidad de compartir conocimientos, y a los líderes que demuestran un estilo de gestión empoderador (dando señales de confianza y proporcionando apoyo cuando es necesario). 

“Todos estos factores pueden contribuir a la percepción de autodeterminación de los empleados, lo que a su vez puede incrementar  su motivación autónoma para ser proactivos e innovadores”, dijo Peters.

3. Proporcionar un propósito

“Sabemos que tener un trabajo psicológicamente satisfactorio es clave para la felicidad general”, dijo Mads Nordmo Arnestad, profesor del departamento de liderazgo y comportamiento organizacional de la Escuela de Negocios BI de Noruega, país que ocupa el séptimo lugar en el índice. 

“Pasamos la mayor parte de nuestras horas de vigilia en el trabajo. La cultura de gestión noruega favorece la confianza y el empoderamiento, lo que permite a los empleados experimentar un alto nivel de autonomía. Esta autonomía está vinculada a la motivación intrínseca, a niveles más bajos de estrés y a una mayor productividad”.

Arnestad sumó que, si bien la autonomía y la variedad de tareas son claves para la satisfacción de los trabajadores, un trabajo tiene que ser bien remunerado. Dice que en los países escandinavos, los trabajos precarios reciben salarios más altos que en otros países. “Una gran parte de la historia de éxito escandinava consiste en pagar adecuadamente a los empleados para que puedan centrarse en sus tareas y no tengan que preocuparse constantemente por sus finanzas personales”, explicó el especialista.

 


4. Crear consenso

En Suiza (novena en el índice) el consenso sustenta el estilo de gestión nacional. Los directivos buscan proactivamente la opinión de los demás antes de llegar a conclusiones importantes, un proceso que es minucioso, aunque tenga el inconveniente de ser lento.

“Para que se tome cualquier decisión de gestión, ésta tiene que ser percibida como positiva para todo el equipo o incluso por toda la organización”, explicó el Dr. Jean-Philippe Bonardi, profesor de la escuela de negocios suiza HEC Lausana y miembro del consejo de la red QTEM (Técnicas Cuantitativas para la Economía y la Gestión). “Por eso el proceso de creación de consenso, en el que participan muchas personas, es tan importante para las decisiones clave”.

Sin embargo, el hecho de que se centren en la creación de consenso no impide que los suizos sean pragmáticos. “La decisión final se toma en la cumbre una vez que se llevó a cabo el proceso de creación de consenso”, afirmó Bonardi. “Este es desde luego uno de los puntos fuertes del estilo de gestión suizo y creo que está estrechamente relacionado con la felicidad, ya que evita dos causas típicas de frustración: no ser consultado y no participar de decisiones relevantes”.

Nota publicada en Forbes US.