Desde pequeña Marisol Alarcón entendió que la vida puede cambiar en un instante. A los siete años, el destino la puso frente a un desafío que marcaría su vida: la enfermedad degenerativa de su hermano menor. La familia se había radicado en Santiago de Chile por el trabajo del padre en una multinacional.
"Fue muy duro, tengo recuerdos nublados de esa época. Nos dijeron que viviría hasta los 15 años, pero el desafió todas las probabilidades y vivió hasta los 32 años. Juan Diego era mi motor, mi guía, mi fuerza", dice con voz entrecortada y con lágrimas en sus ojos. Esta mujer asegura que ese amor incondicional es su fuerza imparable para luchar por la igualdad de oportunidades.
El deseo de ayudar y generar oportunidades empezó en el colegio. Fue parte del programa Un techo para mi país y junto a diez compañeros se fueron por dos semanas al sur de Chile a construir casas. "Hicimos como 15. Éramos la mano de obra, físicamente fue duro, empezábamos a las siete y terminábamos doce horas después y era verano, mucho calor."
Graduada de Ingeniería comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez, de Chile, su primera experiencia profesional fue como coordinadora de finanzas para América Latina y directora de Desarrollo en la Fundación Un techo para mi país. "En los cuatro años que estuve logramos levantar unos US$ 3 millones. Conseguimos fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Llegamos a construir unas 20.000 casas en ocho países".
Tras el devastador terremoto de enero que azotó a Haití en el 2010, no dudó ni un minuto en armar maletas y mudarse a ese país, a pesar de las condiciones extremas. "Abrimos oficina allá y logramos en un contexto de informalidad absoluta, sin registros, ni papeles, ni infraestructura conseguir US$ 1 millón y establecer alianzas estratégicas con la Cruz Roja Internacional, la Fundación Clinton y otros organismos multilaterales".
La gestión social es su motivo de vida. Con un magister en administración pública y desarrollo en la Universidad de Columbia, EE.UU. trabajó en la Agencia de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y en el Gobierno Regional Metropolitano.
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Siempre pensando en generar conciencia a favor de los demás, en 2015 cofundó en Santiago, Chile Laboratoria con seis excompañeros de la maestría. Esta organización impulsa a mujeres a desarrollar habilidades tecnológicas para crecer en la economía digital. La iniciativa cruzó fronteras hasta Perú y México. En el primer país arrancaron con US$ 10.000, 15 computadoras prestadas y 13 alumnas. "Se graduaron nueve y seis con trabajo. En hora del almuerzo repartía flyers en el centro de Santiago y los fines de semana visitaba los barrios vulnerables. Al principio la idea fue recibida con escepticismo, incluso con acusaciones de trata de personas, porque nadie creía posible que a mujeres sin experiencia en tecnología se les pudiera capacitar para ingresar a la industria digital".
Alarcón renunció a su trabajo en el Gobierno Regional Metropolitano para meterse de cabeza en Laboratoria, en donde se siente como un pez en el agua. Para el siguiente programa, ya tenía 40 inscritas y había levantado fondos gubernamentales y premios de innovación y sostenibilidad por US$ 60.000.
Esta quiteña lidera proyectos con pasión, muchas de sus decisiones han estado ligadas a las lecciones que aprendió junto su hermano, de que a la vida hay que disfrutarla, incluso en los momentos más difíciles.
Para ella no hay barreras que no se puedan derribar. En 2016 consiguió apoyo del BID y Microsoft por más de un millón de dólares lo que les permitió un crecimiento acelerado. Hasta el 2019 con un presupuesto de US$ 2 millones al año Laboratoria abrió oficinas en Colombia y Brasil, capacitando a más de 2.000 mujeres.
"A Ecuador llegamos después de la pandemia a través de una institución bancaria para capacitar a sus cajeras para que asuman cargos en los departamentos de tecnología e innovación. La inversión fue de US$ 50.000 y capacitamos a 47 mujeres".
Mientras avanzaba la conversación por Zoom fuimos entendiendo que su vida es una mezcla de desafíos, resiliencia y propósito. En diez años de trabajo capacitando a mujeres Laboratoria ha levantado fondos no rembolsables superiores a los US$ 15 millones, cuenta con 50 colaboradores entre coachs, profesores, psicólogos y desarrolladores de negocios; han trabajado con 1.300 empresas y han capacitado a más de 4.000 mujeres en 12 países, de las cuales el 79% sale con trabajo. "Son seis meses intensivos. Las beneficiadas hacen un pago retroactivo de US$ 2.500 en 24 cuotas, siempre y cuando tengan trabajo".
Se califica como feminista en el sentido más esencial de la palabra: cree que todos deben tener las mismas oportunidades para crecer hasta donde quieran. Asegura que su misión es seguir rompiendo barreras. Desde siempre ha creído que el destino no está escrito, sino que lo construimos con cada decisión.
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Eso no es todo. Con una inversión inicial de US$ 200.000 junto con sus socios cofundó Kaudal un spin off para asesoramiento de empresas en su transformación digital. Sus programas valen entre US$ 5.000 y 30.000. Hasta el momento han asesorado a 27 compañías y en 2024 lograron una facturación de US$ 250.000
Pero su visión no se detiene ahí. Hoy, a sus 42 años, asegura que seguirá rompiendo barreras para que miles de mujeres puedan escribir su propia historia de éxito. (I)