La majestuosa grúa Gantry STS (Ship To Shore) de 120 metros se levanta al filo del estero Santa Ana. Y mueve su brazo para agarrar los contenedores de la cubierta de un barco y colocarlos en los cabezales, que salen en fila del muelle de Bananapuerto, en el sur de Guayaquil. El Dole Pacific Nassau está acoderado junto a otro barco de menor tamaño. El movimiento es intenso en el puerto entre grúas y equipos móviles, bodegas de almacenamiento y en la zona de contenedores que se apilan de forma perfecta como edificios de hasta cinco pisos.
Sergio Murillo Bustamante (46 años) conoce cada detalle de la operación portuaria. Explica que en seis meses llegarán otras dos grúas de muelle más para sumar cuatro en total. Pero son de mayor capacidad y alta tecnología clasificadas como Super Post Panamax, para cargar y descargar buques de hasta 22 filas de contenedores en la cubierta. Y con capacidad de mover hasta 50 contenedores vacíos por hora y hasta 35 llenos por hora. Describe los movimientos, la operación logística y parte de la infraestructura, mientras nos conduce de las oficinas del puerto al muelle.
Comenzó hace más de 21 años en el semillero de analistas financieros de Unión de Bananeros Ecuatorianos SA (Ubesa) - Dole Ecuador. Al año tuvo un ascenso a gerente de Logística, Transporte y Centros de Acopio, y después se convirtió en gerente del Terminal Portuario Naportec, que opera Bananapuerto. Actualmente es el director Regional de Terminales Portuarios en Latinoamérica de Dole Food Company y director de Operaciones de Dole Ecuador, que incluyen la logística integral de la fruta, y la representación legal y operacional de un puerto privado (presidente de Naportec) y de una naviera (gerente de Transporte Pormar). Estos son claves en el mapa de la multinacional, líder en producción, comercialización y distribución de más de 170 frutas y vegetales frescos a escala global.
Para este guayaquileño, Dole Food Company ha sido su escuela, universidad, maestría y doctorado. En 2002, tenía 25 años cuando un buen amigo le dijo que había una vacante de analista financiero y aplicó a Dole Ecuador, una empresa subsidiaria de la gigante de origen estadounidense, que tiene una historia que data de 1851 y operaciones en 90 países.
Recuerda que, en sus inicios, como en las grandes multinacionales, Dole siempre les da la oportunidad a profesionales jóvenes, con buenas formaciones, bilingües, con ganas de crecer, y "el semillero fue, y sigue siendo, el Departamento de Análisis Financiero". Estaba formado desde el Colegio Cristóbal Colón en Físico Matemático, era un cerebrito para los números y llegó a segundo escolta nacional. Luego se graduó de ingeniero comercial, en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Cuando comenzó en la empresa, ya tenía un máster en Economía Financiera por la Universidad Pontificia Comillas, de Madrid, España, además, era profesor de Finanzas en dos universidades. Su primer trabajo había sido en el Banco Bolivariano y luego en Basesurcorp, una importadora de frutas que fue "una verdadera escuela comercial" y de la que le dolió despedirse.
"El perfil del cargo de analista financiero en Dole me volvió multidisciplinario, estaba recorriendo fincas de banano, de piñas, puertos, logísticas, proyectos de tecnología; mi formación era multidisciplinaria, basada en números, que al final son la métrica de los negocios". Eso le dio mucha exposición en los nueve meses que estuvo en el puesto, y de ahí pasó a Logística, donde estaba trabajando un proyecto cuando se presentó una vacante. "Le dije al director de esa época que por favor me considerara y así empecé a gerenciar el área de Logística".
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