Ahora, en retrospectiva, obviamente debería haber aprovechado la oportunidad, dice David Nagy sobre la increíblemente genial oferta de trabajo que le envió el mismísimo Steve Jobs en 1989.
Las cosas eran un poco diferentes para Jobs en aquel momento. Había sido despedido de Apple, la compañía que cofundó, y apostaba todo en una movida rápida para recuperarse: NeXT, otra empresa dedicada a la fabricación de computadoras.
Con US$12 millones de su propio dinero, Jobs planeaba construir una línea de máquinas para usar en universidades y empresas con un innovador sistema operativo.
En el 89, un año después de que NeXT lanzara su primera computadora, Jobs extendió lo que consideró una oferta de trabajo increíblemente genial a David Nagy, quien trabajaba como gerente de producto en Apple en ese momento.
Según informó CNBC, no fue hasta esta semana que una parte de ese periodo en la carrera del ícono tecnológico salió a la luz, y fue a través de una subasta.
Entre los documentos subastados por la firma RR Auction se encontraba la carta de contrato dirigida a Nagy, donde le ofrecía un salario de US$ 80.000 por año y pagos mensuales por adelantado, a cambio de que lo acompañara en el equipo de NeXT.
El salario de $80.000 que ofrecía Jobs valdría casi $180.000 hoy, según la Oficina de Estadísticas Laborales norteamericana.
Técnicamente, el puesto no tenía un título real, aunque sí incluía un bono de firma de US$5,000, opciones para comprar 5,000 acciones ordinarias de NeXT y cobertura de atención médica.
Era una propuesta muy inusual
Steve Jobs tenía tanta confianza en que su oferta era más que justa para que Nagy entrara a NeXT que terminó la carta con la frase ¡¡Acepto esta increíble oferta!!, encima del espacio donde se suponía iría la firma de Nagy. Pero el optimismo fue en vano: Nagy terminó quedándose en Apple hasta 1993.
El sitio web de RR Auction actualmente enumera el lote de la carta como cerrado, pero la casa de subastas aún no ha anunciado si llegó a venderse. El valor estimado de la carta supera los US$ 30,000.
Nagy dice que hoy, pensándolo bien, se arrepiente de no haber aprovechado la oportunidad de trabajar junto a una de las mentes más brillantes del siglo. Pero explica que no pensaba saltar al vacío sin un título de trabajo, departamento o áreas específicas de responsabilidad. Era una carta muy inusual, dijo.
Nagy fue uno de los privilegiados que tuvo acceso a los planes de Jobs para NeXT, que por aquel tiempo intentaba poner los pies en la tierra: su computadora original costaba US$10,000 y no se podía comercializar entre el público de académicos que había quedado establecido como objetivo inicial.
De ahí que Jobs quería contratarlo para desarrollar estrategias y planes de productos, asociaciones con terceros y programas de marketing, tal como lo estaba haciendo en Apple.
Nagy sabía que NeXT estaba luchando por despegar y quizás eso no le convencía. Ese despegue duró casi una década. Ocho años más tarde, en 1997, Apple terminó comprando NeXT por US$429 millones y volvió a contratar a Jobs.
Las ventas de los ordenadores NeXT eran relativamente bajas, con estimaciones de cerca de 50,000 unidades vendidas en total. Sin embargo, su innovador sistema operativo, NeXTSTEP, orientado a objetos de funcionamiento y entorno de desarrollo, era muy influyente.
Además de la falta de título y el temor a abandonar un buen puesto en el que le iba de maravillas, Nagy probablemente conocía lo complicado que era trabajar directamente con Steve Jobs.
Guy Kawasaki, quien trabajó para Apple durante las décadas de 1980 y 1990, dijo en declaraciones a CNBC que trabajar para Jobs a veces era desagradable y siempre aterrador. En la División Macintosh, tenías que demostrar tu valía todos los días, o Jobs se deshacía de ti, escribió Kawasaki. Él exigió excelencia y te mantuvo en la cima de tu juego... pero nos llevó a muchos de nosotros a hacer el mejor trabajo de nuestras carreras.