¿Alguna vez formaste parte de una conversación en la que alguien te explicó algo y simplemente asentiste, pero sin prestar atención? En múltiples ocasiones trabajé con personas que decían muchas palabras, pero no se entendía lo que querían expresar en realidad. A veces era por falta de claridad, por una necesidad de hacer que las cosas parezcan más importantes de lo que son, o simplemente debido a suposiciones propias que se interpusieron en la comunicación.
No es sólo una situación incómoda, sino que puede provocar mayores dificultades, sobre todo en el trabajo, donde la claridad es muy importante.
Entonces, ¿cómo podemos evitar este tipo de problemas? La respuesta es simple: hay que dejar de fingir que entendimos cuando no es así. Incluso si pensamos que entendimos, dejar de suponerlo y empezar a reformular lo que escuchamos. Es una habilidad que funciona tanto en la oficina como en el aula.
Las suposiciones son el enemigo de la comprensión
Todos somos culpables de rellenar los espacios con lo que creemos saber. Tal vez sea porque nos da miedo admitir que no entendemos todo, o porque damos por hecho que lo hicimos. Pero las suposiciones conducen a todo tipo de falta de comunicación.
Según una investigación de Harvard Business Review, malinterpretamos porque sacamos conclusiones precipitadas en lugar de aclarar lo que realmente se está diciendo. ¿Mi consejo? Tomate un momento para repetir lo que escuchaste con tus propias palabras. Es una comprobación rápida del mensaje, que te ahorrará las consecuencias posteriores.
Tuve un jefe que creía ser muy claro, pero nadie entendía realmente lo que quería decir. Durante las sesiones de Zoom, escribía lo que decía palabra por palabra y lo compartía con el equipo, para evitar confusiones. Pasábamos el tiempo intentando descifrar su significado releyendo las palabras exactas, pero hubiera sido mejor repetir lo que creíamos haber entendido en tiempo real. A veces, lo que realmente se necesita es una conversación sobre cómo comunicarse con más claridad, planteando la cuestión con delicadeza.
Comunicar para comprender, no sólo para repetir
Una situación muy frecuente se da cuando los alumnos leen un texto: al preguntarles el significado, repiten casi palabra por palabra, recitando lo que leyeron. Pero la realidad es que no lo entendieron realmente, por eso los presiono para que parafraseen. Me demuestra que realmente comprendieron el contenido en lugar de limitarse a repetir. No es sólo un truco de enseñanza: también funciona en el mundo real. Vi cómo la gente se ilumina cuando por fin entiende al decirlo con sus palabras, de una forma que tiene sentido para ellos.
El poder de la reformulación en el lugar de trabajo
La próxima vez que estés en una reunión y alguien exponga un plan, en lugar de limitarte a asentir y pensar que entendiste, probá con repetir la idea, y preguntar: "¿Lo entendí bien?" Es un pequeño paso que lo cambia todo. No vas a ser sólo un oyente pasivo, sino una parte activa de la conversación. Además, estás dando a la otra persona la oportunidad de confirmar o negar tu interpretación. Así es como se construye la confianza.
Por qué hacemos suposiciones en lugar de hacer preguntas
En mi investigación descubrí que las suposiciones matan la curiosidad . Evitamos hacer preguntas porque tenemos miedo de parecer desinformados o suponemos que sabemos algo que no sabemos. Así que asentimos y sonreímos, esperando que nadie se dé cuenta de que estamos completamente perdidos. Pero este miedo a hacer preguntas es una barrera para el aprendizaje, el crecimiento y las buenas ideas.
Ejemplos reales para generar confianza y claridad
Steve Jobs era famoso por abrirse paso entre el ruido, y uno de sus trucos consistía en parafrasear lo que decían los demás. En el libro Becoming Steve Jobs (Convertirse en Steve Jobs ), de Brent Schlender y Rick Tetzeli, los autores cuentan cómo Jobs tenía una forma de reformular las discusiones complejas en términos más sencillos para asegurarse de que todo el mundo estaba de acuerdo. Era su forma de asegurarse de que todo el mundo estaba en la misma página.
Pensemos en el servicio de atención al cliente. ¿Alguna vez tuviste una presentación en la que el representante te preguntó algo "para asegurarse de que entendió bien". Esa pequeña frase puede convertir una situación frustrante en otra más fluida porque demuestra que realmente están prestando atención. No se limitan a tomar notas; están procesando y confirmando. Es un pequeño cambio que hace una gran diferencia.
Hacé de la reformulación un hábito
Reformular o parafrasear, como lo llamamos en educación, no es sólo una herramienta para mejorar la comunicación: es una forma de dejar de asumir, empezar a conectar y entender realmente lo que la gente dice.
Si estás dirigiendo un equipo, negociando un acuerdo o simplemente intentando mantener una conversación sin perderte, dedicar un momento a hacerte eco de lo que escuchaste puede cambiarlo todo. Así que, la próxima vez que estés en una conversación, no te limites a asentir con la cabeza: probá reformular. Es un detalle, pero puede que te sorprendas de lo claro que se vuelve todo.
Nota publicada en Forbes US.