El 2022 es inolvidable para Janeth Bonilla. Esta joven kichwa, nacida en Cotacachi hace 27 años, viene alcanzando una meta tras otra: reconocimientos fuera del país, un nuevo trabajo fuera de su ciudad natal, viajes académicos a España y Reino Unido y ser mentora y guía de niñas y niños a los que inculca el gusto por las matemáticas y las ciencias. Pero también tuvo que alejarse de su familia y despedirse de su abuela, quien falleció hace seis meses y con quien tuvo una conexión especial.
Desde niña estuvo interesada en la agricultura y el cuidado del ambiente. Las conversaciones con su familia sobre el campo y su riqueza la fueron marcando en su adolescencia. Por eso decidió estudiar Ingeniería Agropecuaria en la Universidad Técnica del Norte, en Ibarra, en donde se graduó en 2020. Ese logro académico fue el inicio de una serie de metas alcanzadas en menos de dos años y va por más.
Pero para abrirse campo Bonilla tuvo que enfrentar algunas barreas que incluyeron discriminación y acoso laboral. Ingresar al mercado laboral fue retador, me decían que debía haber estudiado para ser secretaria, que una mujer no podía ser ingeniera agropecuaria. Me discriminaban por ser mujer y por ser indígena. Incluso en la universidad un profesor me hizo perder una materia y me dijo que nunca iba a ser ingeniera.
Pero Bonilla no se quedó quieta, ni se dejó intimidar. Siempre he pensado que cualquier trabajo es bueno y pude hacer un voluntariado como profesora unidocente en Imantag, una comunidad kichwa de Cotacachi. Allí guió a 60 chicos, desde niños pequeños hasta adolescentes. Su tarea fue ayudarles en el aprendizaje de materias como matemáticas, física y química.
Luego, en noviembre de 2020, se unió a la Fundación Kichwa Institute of Science of Technology (Kisth), que tiene su sede en Quito y de la que ahora es Vicepresidente. Allí empezó a trabajar en dos proyectos: Warmi Stem y RunaSpace.
En Warmi Stem la meta fue empoderar a niños y niñas indígenas para que estudien ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Íbamos a comunidades de Napo y Cayambe para dar talleres y para enseñar a niñas y niños que las matemáticas y las ciencias son divertidas. En RunaSpace colaboré en un proyecto en el que trabajamos con biofísicos, químicos, expertos en salud y desarrollamos un sistema semihidropónico de microvegetales para alimentación espacial de larga duración. El proyecto participó en el NASA's Deep Space Food Challenge, pensando en la exploración de Marte. La idea era enseñarles a niños que todo es posible.
Pero las barreras volvían a levantarse. Luego del voluntariado en Imantag empezó a trabajar en un centro agropecuario de Otavalo, donde se relacionaba con medianos y grandes productores. Dudaban de que yo sea ingeniera, pero con mis conocimientos fueron aceptado mi rol. Trabajaba con hombres y me decían que no debería trabajar. Sentía acoso y mi reto fue detener esa situación.
Bonilla siguió adelante con su empeño y así llegó una nueva oportunidad. Banco Pichincha la contactó para que participara en el programa Futuros Líderes. Se postuló, fue aceptada y dejó su trabajo. Para ser parte del programa abandonó su natal Cotacachi y se mudó a Quito, ciudad que solo había visitado de niña. Una amiga me recibió unos días hasta encontrar un lugar para mí. Llegué el 20 de junio de este año, un día antes del Inti Raymi y en vísperas del paro de junio. Fueron días complicados, pero salimos adelante.
Bonilla dio un salto y se integró a la célula agrícola del banco, donde estuvo cuatro meses hasta que su mentora la animó a postularse para el cargo de Oficial Comercial Agrícola. Fui seleccionada a pesar de no tener estudios en el extranjero. Mi fortaleza fue conocer la realidad del agro del país. Sabía de papas, arvejas, flores.... Bonilla asumió el cargo en noviembre y su tarea es ayudar a oficiales comerciales a dar un mejor servicio en crédito agrícola con visitas técnicas por la Sierra y por la Costa.
Además este año ganó una beca de la Fundación Pablo VI y viajó a Madrid para un curso de liderazgo y trabajo en equipo. También fue invitada por One Young World, una red de jóvenes líderes, para ser ponente en una charla de científicos indígenas en el Reino Unido. Me he movido mucho en lo académico y profesional. Finalmente la joven kichwa fue premiada en los Woman that build Awards, que organiza la tecnológica Globant, en Ecuador y Perú.
Los planes siguen. Bonilla quiere hacer un MBA para complementar su actual rol y en 10 años se ve en Países Bajos estudiando una maestría en horticultura vertical. Y desde ya piensa en un doctorado, para seguir trabajando en el sector privado y potenciando Kisth.
¿Qué les aconseja a los jóvenes a los que guía como mentora? Hay que abrazar el fracaso, muchas veces nos desmotivamos al fracasar y dejamos de intentar. En el fracaso se puede encontrar oportunidades para brillar más y esa luz va a ser un ejemplo. (I)