El burnout parental, también conocido como “síndrome de agotamiento parental”, es un estado de estrés crónico que pueden experimentar las personas que llevan adelante la crianza. Dicho de otra forma, es una caracterización del agobio que vivencian algunos adultos que cuidan a sus hijos.

De hecho, es un concepto que tiene relación de semejanza con otro: burnout laboral. Burnout es un vocablo inglés para nombrar el estrés arrasante que sufren los trabajadores, y significa algo así como “síndrome del trabajador quemado”. Esta condición fue tomando robustez en el ámbito de los Recursos Humanos por el grado de extensión en (casi) todo el campo laboral y, más tarde, ganó interés en el campo de la salud. Así, el “síndrome del trabajador quemado” fue reconocido como tal por la OMS en el año 2000 y declarado un claro factor de riesgo. 

Sin embargo, en los últimos años, el “burnout” no quedó únicamente circunscrita al universo del trabajo. Y sobre esto dialogué con Evangelina Cueto, Pediatra especialista en Adolescencia, Consultora en Niñez y Salud Mental.

El burnout trascendió fronteras para arribar al territorio de las “tareas de cuidado”. Señala el agobio y la insatisfacción que sufren muchas personas que tienen hijos (fundamentalmente pequeños pero también adolescentes). 

“Es imposible no observar esto con prisma de género, ya que, como demuestran los números volcados en distintos estudios, son las mujeres quienes nos ocupamos (todavía y en mayor cuantía) de las tareas vinculadas al cuidado de otras personas, incluidos nuestros hijos”, introduce, y agrega: “En este sentido, propongo adjetivar a este tipo de estrés 'marental', en vez de 'parental'”.

Cómo se manifiesta el burnout parental

Según explica la especialista, este cuadro se manifiesta, desde el punto de vista clínico, de formas diversas: irritabilidad, aplanamiento afectivo, alteraciones del ritmo del sueño, falta de interés y voluntad para llevar adelante actividades de la vida cotidiana (e incluso aquellas consideradas “intereses personales”), expresiones somáticas y mucho más. Pero además de las alteraciones a nivel personal, repercute en los vínculos intrafamiliares y, en casos extremos, puede considerarse un factor de riesgo para el maltrato hacia las niñeces. 

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“Para abordar estos desafíos, es importante que las empresas y los gobiernos proporcionen opciones de trabajo más flexibles y programas de apoyo a la familia, para que las personas que cuidan puedan equilibrar sus responsabilidades laborales y de crianza de manera efectiva”.

La especialista, miembro titular de la Sociedad Argentina de Pediatría, donde forma parte del Comité de Familia y Salud Mental, sostiene que articular el trabajo con la crianza es un desafío enorme. “Me arriesgo a decir que la magnitud de las dificultades que se presentan para llevar adelante este ensamble entre el universo doméstico-familiar y el universo laboral, están subestimadas”, enfatiza.

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“Los problemas están vinculados con la escasez de tiempo, la presión económica, la falta de una red de apoyo, el diseño urbano incómodo y la falta de flexibilidad laboral”, profundiza Evangelina Cueto. “Para abordar estos desafíos, es importante que las empresas y los gobiernos proporcionen opciones de trabajo más flexibles y programas de apoyo a la familia, para que las personas que cuidan puedan equilibrar sus responsabilidades laborales y de crianza de manera efectiva”, precisa.

El estrés intrafamiliar

En este contexto, es cada vez más frecuente que los padres recurran a consultas de orientación para la crianza. Al consultarle por estos espacios, la médica explicó que se trata de intercambios que persiguen la construcción de vínculos familiares y comunitarios saludables en un medio ambiente respetuoso para las infancias y para los adultos responsables. La mirada es integral y está enfocada en la comunicación efectiva y en prevención de asuntos problemáticos, o incluso en la búsqueda de estrategias para la resolución de los mismos. 

Los tópicos que se tratan son variados. “Incluyen apego, lactancia, alimentación, temas escolares, límites, sueño y el estrés intrafamiliar", cada vez con más frecuencia, un motivo de consulta. ”El aumento del estrés intrafamiliar tiene relación con el contexto socio-cultural exigente y con la falta de soporte comunitario para la crianza, entre otras variables", sugiere Cueto.

“Por eso, se hace imperante que existan espacios profesionales para colaborar con la construcción de recursos para criar y evitar que aparezca el agobio parental / marental como estado crónico”, refuerza. Pero, ¿cómo?

¿De qué manera pueden ayudar las empresas?

Según la visión de Evangelina Cueto, algunas de las medidas que las empresas pueden tomar para ayudar a reducir el burnout parental y mejorar la calidad de vida de las madres trabajadoras, que son las que con mayor frecuencia sufren este cuadro, son:

1. Brindar opciones flexibles de trabajo: una de las formas más efectivas de reducir el burnout parental es permitir flexibilidad en sus horarios de trabajo. Esto puede incluir horarios de trabajo reducidos, trabajo a tiempo parcial, trabajo remoto y horarios que le resulten convenientes a las empleadas.
2. Ofrecer orientación en crianza: el espacio laboral puede ser pensado como un lugar para problematizar y visibilizar las dificultades con la crianza. Se pueden armar grupos de apoyo coordinados por profesionales capacitados y otros recursos para hacer frente al estrés.
3. Proporcionar licencias pagas: además de extender la licencia por maternidad y de paternidad, contemplar el ausentismo producido por la necesidad de acompañar a los niños en situaciones médicas o actividades relevantes (actos escolares, programas deportivos, etc). 
4. Proporcionar recursos para el cuidado de niños: las empresas deben ofrecer jardines maternales, lactarios y otros espacios cómodos para la permanencia de los hijos.
5. Fomentar una cultura de trabajo saludable: construir un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal y alentar a los empleados a tomar descansos regulares y a cuidar de su salud y la de su familia.
6. Construir verdaderas políticas internas con perspectiva de género para eliminar la brecha salarial y revertir otras situaciones, como la menor posibilidad que tenemos las mujeres de acceder a cargos jerárquicos, muchas veces, justamente por estar predominantemente a cargo de las tareas de cuidado.