Cinco pasos para evitar la incongruencia gerencial y tener equipos más comprometidos
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
“Sorprende encontrar a CEOs y directivos promulgando la importancia de que sus equipos colaboren entre ellos, mientras se apuñalan por la espalda según salen de las salas de reuniones.”
Esta frase pertenece a Jordi Alemany, referente en temas gerenciales y de humanización de los negocios, y la compartió en su perfil de LinkedIn. ¡Cuánta razón encerrada en poco más de dos líneas, Jordi!
Es muy frecuente que en las organizaciones se produzcan este tipo de contradicciones e incoherencias que, claramente, afectan al desempeño, integridad y valores de la compañía.
El liderazgo genera un efecto en las neuronas espejo del cerebro: por eso los equipos se comportan como son los líderes, y tienden a adoptar estilos parecidos. Y hay líderes que odian admitirlo cuando tienen equipos que no funcionan, porque ahí se ven claramente sus deficiencias. Veamos: Si su líder es alguien asertivo, motivado, profesional y que inspira a seguir sus pasos, el equipo se sentirá entusiasmado con esa visión y una gran mayoría de las personas tenderá a acompañar sus iniciativas.
Sin embargo, este tipo de líderes suelen ser minoría aún. En cambio, abundan estas cuatro actitudes destructivas en las empresas:
- Los que viven criticando a sus pares gerentes,
- Enfrentando a tu grupo de trabajo con otros por tu enquistamiento con quien lidera otra área,
- Denostando ciertas cuestiones internas propias con las que deben lidiar los directivos y logrando que tu gente odie la empresa tanto como tú,
- Haciendo con tus dichos y actos lo contrario a lo que le pides al equipo.
Lo único que logras es que las personas entren en una crisis de confianza por tu falta de coherencia.
Si como ejecutivos de una empresa no son coherentes como grupo (ojalá sean un equipo), ¿qué pretenden esperar de sus personas a cargo?
En una conferencia que brindé sobre valores me preguntaron “¿Qué es ser coherente?” La respuesta puedo sintetizarla en que es la concordancia entre lo que piensas, lo que dices y lo que haces, y propongo agregar: lo que sientes.
Estamos en tiempos líquidos, donde no sólo las horas y la vida pasa, sino también la responsabilidad y el asumir los costos que ello conlleva. Parece que son cosas menores, aunque se trata de tu integridad y de la concordancia interior.
A la larga, o a la corta, te hará ruido, y no sabrás por qué has perdido el rumbo y el entusiasmo. Te pierdes de ti, porque no solo eres incoherente hacia afuera, sino que se rompe la autoconfianza por dentro, que es la base de tu autoestima. Por eso te sientes fatal.
La coherencia se trata también de tener consistencia. En inglés, coherencia se dice “consistency”. En español, la palabra proviene del latín cohaerentia: la cohesión o relación entre una cosa y otra. El concepto se utiliza para nombrar a algo que resulta lógico y consecuente. Podemos sumar el valor de la integridad, ser íntegros, de una sola pieza.
Si lo que deseas es que esos bonitos valores escritos en la página web y en la comunicación interna empiecen a vivirse diariamente, sugiero a ejecutivos de todos los niveles, y, claro, a los integrantes de cualquier empresa, a empezar a vivirlos de verdad.
Aquí tienes 5 claves que te van a ayudar:
1 – Predica con el ejemplo, practica lo que dices
No se trata solamente de formular pedidos y anhelos, sino de que seas el ejemplo viviente de lo que quieres ver en la realidad de la empresa. Si lo prometes, cumples. Si no vas a cumplir, lo resuelves.
A nadie le podrás inspirar respeto si no respetas, o algo más sencillo: que sean puntuales, cuanto tú no lo eres.
2 – Mantén tus conversaciones al día
Uno de los desafíos más frecuentes en las organizaciones de todo tipo es que quienes dirigen se guardan las cosas y no las expresan apropiadamente, ni dentro ni fuera de las reuniones.
Es cierto que la vida no viene con un manual de instrucciones acerca de cómo comunicarnos; aunque si somos adultos, profesionales, tenemos una carrera y quizás una posición que siempre soñaste y por la que trabajaste arduamente, no la postergues en la mediocridad del silencio y de las conversaciones medias.
La sugerencia es entrenar tu comunicación asertiva, que es la habilidad de encontrar la forma adecuada de expresar cualquier cosa que quieras, haciéndote responsable de lo que piensas, dices, sientes y haces, en el momento apropiado, y sin agredir a los demás.
De esta forma aprenderás a no silenciarte ni a guardarte cosas y a saber cómo expresarlas de la mejor forma. Así evitarás que, a la larga, salgan como llamas de un dragón de tu boca, generando situaciones peores y debilitando tu liderazgo y relaciones.
3 – Participa y haz escuchar tu voz
Observo en decenas de empresas de 18 países donde trabajo que en las reuniones de alta gerencia muchas personas se quedan calladas, observando; ni siquiera participan brindando su opinión ni aportando su visión sobre cómo se pueden resolver o mejorar los asuntos que están tratando.
Parecen ovejas mansas siguiendo un rebaño. Y también sé que en muchas compañías no se aceptan opiniones, y que muchos ejecutivos quieren seguir calentando la silla, en vez de tomar la delantera.
La intención de este cambio que te propongo es que no te quedes en silencio frente a lo que quieres contribuir. Y si no estás en una empresa donde se te permite hacerlo con respeto y libertad, busca otros caminos.
4 - Descubre dónde desafinas en tu coherencia.
Posiblemente haya situaciones y personas que “hacen que salten tus fichas internas”, desordenando el rompecabezas de la coherencia.
Si es tu caso, verifica qué te sucede emocionalmente, y de qué forma actúas frente a estos estímulos. Lo importante es enfocarte en tu emoción, y no en las de otras personas o sus acciones. Recuerda que los cambios siempre empiezan por ti, de adentro hacia fuera.
5 - Evita enviar señales contradictorias al entorno.
Como estamos en un mundo de relaciones, es importante que te cuides en la forma en que expresas lo que piensas, sientes, y, mucho más aún, en la contundencia de tus actos.
Si te contradices muy a menudo posiblemente haya algo no resuelto dentro de ti. Busca ayuda de un profesional apropiado para trabajar este aspecto, o un coach ejecutivo con experiencia en negocios a nivel de C-Levels y alta gerencia.
También sugiero que revises si las contradicciones se dan sólo a nivel del trabajo o en la vida en general; ya que, a la larga, tendrás una carga extra en tu forma de sentir, en tu ánimo y en tu motivación.
*El autor, Daniel Colombo, es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina 2019. Coach certificado ICF en su máximo nivel; coach certificado y Miembro de John Maxwell Team. www.danielcolombo.com.
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