Las señales de un jefe tóxico pueden ser sutiles u obvias. Algunas señales de alarma son hacer demandas poco razonables, atribuirse el mérito de las ideas de otros y comportamientos inaceptables como gritar o utilizar un lenguaje inapropiado. Si nunca estuvo en esta situación (¡qué suerte!), quizá se pregunte por qué alguien soportaría una cultura laboral tan poco saludable. No es tan fácil. Muchas personas se quedan porque necesitan el salario y los beneficios, mientras que otras aman la empresa o aguantan hasta que se jubilan.
Trabajar bajo las órdenes de un jefe tóxico puede ser perjudicial para su carrera y su bienestar. En lugar de sufrir en silencio, examinemos cinco formas de afrontar la situación sin dejar el trabajo.
Dar un paso atrás
El primer paso en este proceso es reconocer el comportamiento malsano. A continuación, trate de determinar si lo están señalando a usted o si sus compañeros reciben un trato similar. Si descubre que el estilo de su jefe es el mismo en todo el equipo, el problema está claramente en él y no en usted. Trata de entender por qué su jefe se comporta así. Si está microgestionando, puede deberse a que es un directivo novato que no está acostumbrado a pensar estratégicamente. Sin embargo, si se pasa de la raya y abusa verbalmente, puede ser señal de problemas subyacentes más graves.
Dar feedback directo
Muchos directivos son conscientes de sí mismos, pero otros no. Por eso, la forma más directa de tratar a un jefe tóxico es mantener una conversación sincera de tú a tú. Este enfoque también ayuda a determinar si son realmente tóxicos o simplemente inseguros. Si su jefe está abierto a sugerencias e intenta apoyarte más, es una buena señal. Pero si hace caso omiso de tus comentarios, es hora de que sea su propio defensor, ponga límites y busque apoyo.
Encuentre aliados internamente
Lo peor que se puede hacer al enfrentar a un jefe tóxico es aislarse. En su lugar, intente aumentar su visibilidad dentro de la organización. Cuanta más gente conozca su actuación, más probabilidades tendrá de encontrar aliados en niveles superiores. Incluso es posible que establezca alianzas con colegas que pueden convertirse en amigos de confianza y mentores. Lo mejor de todo es que estas relaciones profesionales pueden prepararlo para un ascenso lateral o vertical en el futuro.
Establece y aplica límites
Aunque se pueda controlar lo que hacen los demás, sí se puede controlar cómo respondé. No se rinda ante la situación. Concéntrase en sus responsabilidades laborales y establezca límites saludables. Algunos ejemplos son no consultar el correo electrónico del trabajo por las tardes o avisar a su jefe que necesita que le avise con antelación de un viaje relacionado con el trabajo. Una vez establecidos los límites, comunicalos claramente y con frecuencia. Es inevitable que, con el tiempo, experimentes reacciones en contra. Si eso ocurre, imponga sus límites con calma, pero no se eche atrás.
Practica el autocuidado
Con el aumento de los niveles de estrés, el autocuidado es aún más esencial. Intenta no sucumbir al drama. En su lugar, preserve su salud haciendo pausas regulares durante el día. Además, tomese tiempo libre cuando lo necesite para mantener la cordura. Y lo que es más importante: haga un esfuerzo por fomentar una actitud mental positiva. Si es necesario, busque la ayuda de un mentor, entrenador o terapeuta. Lo beneficiará contar con el apoyo de un profesional que pueda ofrecerle una perspectiva externa imparcial.
Desarrollar y preservar un entorno de trabajo saludable es una de las principales responsabilidades de los empresarios. Por desgracia, los jefes tóxicos siguen siendo frecuentes en el lugar de trabajo. En lugar de dejar que le hagan la vida imposible, centrese en lo que puede controlar. Si pone en práctica estas estrategias y sigue sintiéndose atrapado en un entorno insalubre, no dude en buscar en otra parte. En última instancia, se merece trabajar para una empresa en la que pueda prosperar en lugar de simplemente sobrevivir.
*Con información de Forbes US.