Se podría suponer que trabajar desde casa ya es algo que tenemos interiorizado. Sin embargo, siendo casi 2025 (perdón por este inoportuno recordatorio), muchas personas todavía tenemos dificultades para concentrarnos cuando estamos en casa. Si sos una de ellas, seguí leyendo para obtener consejos sobre cómo mantenerte enfocado y crear un espacio zen de trabajo remoto.
Dedicale un espacio al trabajo
Hacé que tu casa parezca una oficina, sin el dispenser de agua ni los molestos compañeros de trabajo. Esto no significa que necesariamente tengas que tener una oficina doméstica independiente; incluso un pequeño escritorio en un rincón tranquilo puede hacer una gran diferencia.
La clave está en tener un área designada que señale a su cerebro que es hora de trabajar, por lo que debe ser cómoda y de fácil acceso. Equipá tu espacio de trabajo con todo lo que necesites, para no estar divagando constantemente.
Comunicáselo a tu círculo cercano
No estás en el trabajo, así que la gente no sabe que estás trabajando (mientras que cada vez que entrás en una oficina, el ambiente suele ser de concentración). Establecer límites claros con los miembros de la familia o los compañeros de piso es esencial para mantener el foco.
Comunicá tus horarios de trabajo y explicá la importancia del tiempo ininterrumpido. Si tenés hijos pequeños, intentá idear una actividad tranquila para ellos durante tus horas más productivas. Probablemente no funcione; seguirán siendo ruidosos. Pero al menos lo intentaste.
Mantené una rutina
Tener una rutina constante puede ayudarte a mantener la disciplina y evitar las distracciones. Empezá el día a la misma hora, seguí un ritual matutino y fijá horas de trabajo específicas. Dividí tu jornada en momentos, con breves descansos intermedios para reponer fuerzas.
La constancia entrena a tu cerebro para saber cuándo es el momento de concentrarse y cuándo está bien relajarse. Priorizar las tareas y establecer objetivos claros puede ayudarte a mantenerte centrado y evitar sentirte abrumado.
Empezá cada día haciendo una lista de tareas pendientes y clasificándolas por importancia. Dividí los proyectos más grandes en pasos más pequeños y manejables y establecé plazos para cada uno de ellos. Tener un plan claro y saber lo que hay que lograr puede mantenerte en el buen camino y menos susceptible a las distracciones.
Limitá las distracciones
Si tu teléfono no te distrae, es que no sos parte de la tendencia. Es terriblemente fácil dejarse distraer por los correos electrónicos, las redes sociales y las noticias. Para luchar contra los 'Poderes Digitales', considerá la posibilidad de utilizar aplicaciones o extensiones del navegador para bloquear los sitios web que te distraen cuando intentás trabajar. Desactivá las notificaciones no esenciales (los avisos) y establecé horas concretas para revisar el mail.
Al controlar tu entorno digital, podés reducir significativamente la tentación de desviarte de tus tareas, lo que hace mucho más fácil mantenerte concentrado sin la estructura de un espacio de oficina.
Descansá
Aunque pueda parecer contrario a la intuición, hacer pausas con regularidad puede mejorar realmente tu concentración y productividad. Además, son súper divertidas y vas a poder navegar un poco en Instagram. Las pausas cortas (o largas, no juzgo) son realmente buenas para prevenir el agotamiento y le dan a tu mente la oportunidad de descansar, haciendo que sea más fácil concentrarte cuando vuelvas al trabajo.
Si necesitás ideas sobre qué hacer en estos descansos, te recomiendo la meditación. Es una poderosa técnica de gestión del estrés que te mantendrá concentrado y relajado. O adoptá un gato, mi truco favorito personalmente.
Nota publicada en Forbes US.